—Hola, Anne. Soy Arturo —me informó seco y cortante.
El corazón se me aceleró tras oír su voz. Me apoyé el teléfono en el hombro y cerré la puerta para que mi vecino quedara ajeno a la conversación.
—Hola, perdona por no cogerlo antes. Estaba haciendo la compra.
—Me ha dicho Marisa que has estado aquí esta mañana. No te esperaba ya, creía que al final te habías quedado en Vigo.
Decidí no responderle y escuchar lo que debía decirme.
—Me ha costado convencerla tras el espectáculo que has montado esta mañana. Ella no conoce más de lo que sale en los informes de ti y obviamente tu comportamiento no ha ayudado. Te seré claro: no quiere que estudies aquí. He conseguido que la junta te permita estudiar este año, pese a su negación. El año que viene se decidirá dependiendo de cómo vayas este año y deberá aprobarlo tu psiquiatra con un informe.
—La señora bisturí me ha cogido manía desde que me ha visto entrar. No tienen nada que ver los informes —le contesté burlona.
— La señora bisturí es mi nueva esposa —respondió ofendido.
«¿Cómo podía ser tan tonta?», pensé apoyando la cabeza en la pared.
—Lo siento mucho, Arturo. No sabía nada —intenté arreglarlo.
—Anne, te voy a tener muy vigilada. Recuerda que tenemos un trato y tendrás que cumplir las condiciones. A la mínima se acabó.
—¿Qué condiciones? —le pregunté mientras me percataba de que Lucas no estuviera escuchando y me alejaba de la puerta.
Arturo aclaró su garganta y se oyó cómo cerraba una puerta, la de su despacho seguramente.
—Todo esto es más complicado de lo que crees. Marisa no sabe quién eres ni lo que pasó. Para empezar tú y yo no nos conocemos. Ya sabes que yo llevo poco tiempo aquí y esto no es Vigo. Simplemente soy el director de la universidad y tú una alumna recién llegada. No me voy a responsabilizar de ninguno de tus actos ni de nada de lo que te pase. Mi parte del trato era conseguirte una plaza en la universidad, nada más.
—De acuerdo —dije con un suspiro ante la dureza de sus palabras.
—Y hay más. Igual que te he conseguido una plaza para ti aquí, te la puedo quitar cuando quiera. Puedo hacer que te vuelvas a Vigo en menos de lo que canta un gallo, así que recuerda que no puedes decirle a nadie nada de los últimos tres años. Tu vida empezó hace tres semanas, así que olvida todo lo demás. Si alguien te pregunta por qué estuviste ingresada, simplemente diles que tenías problemas alimenticios, ¿de acuerdo? Nadie de aquí puede saber lo que pasó o correrá como la pólvora y tendrás que marcharte de nuevo. No te metas en problemas. Pero, sobre todo, no intentes ponerte en contacto conmigo fuera de la universidad. Mañana te espero a las nueve para firmar la inscripción.
Antes de que pudiera decir nada más, Arturo colgó el teléfono dejándome con la palabra en la boca. Suspiré y entré junto con mi vecino, que se encontraba dentro sentado en un taburete de mi cocina.
—Tus padres pasan droga, ¿verdad? —me espetó en cuanto crucé la puerta de mi casa.
—¿Cómo? —le respondí incrédula.
—Ya sabes, que si dedican al negocio.
—¿Por qué? ¿Porque somos gallegos? —dije molesta.
— A ver, por lo que parece vives sola aquí y esto debe valer una pasta. Y, a ver, sí, eres gallega.
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RESILIENCIA
Mystery / ThrillerLa vida de Anne era perfecta hasta que todo se rompió aquella lluviosa noche. Ahora solo busca olvidar y dejar atrás ese pasado que la persigue a donde quiera que vaya. Ahora está rota y nada puede salvarla ¿O si? Lucas se odia a sí mismo, a su vida...