ANNE
Un año antes.
Desperté de golpe envuelta en sudor sintiendo que el corazón se me iba a salir del pecho. Había vuelto a tener esa pesadilla, esa pesadilla horrible de la que no podía despertar por más que lo intentara. Con mis manos y sin poder abrir los ojos porque la luz que entraba por el balcón de mi apartamento me cegaba, me incorporé como pude del sofá de mi apartamento donde había vuelto a dormir por tercera noche consecutiva. Mientras me calmaba e intentaba recuperar la respiración estiré el brazo para coger mi teléfono. Hacía ya tres semanas que me había mudado y aún no había conseguido hacerme la idea de que estaba aquí, sola, pero empezando una nueva vida como siempre había soñado.
Llevaba semanas prometiéndoles a mis padres que iba a ir a matricularme a la universidad y aún no había sido capaz ni de rellenar los cuestionarios médicos. Sabía perfectamente que si no lo hacía pronto mis padres me harían volver a Vigo y eso era lo último que quería, así que antes de que me salieran raíces en aquel putrefacto e incómodo sofá me armé de valor y me levanté. Me dirigí a la cocina tambaleante, allí cogí un bote de pastillas de la encimera y lo observé pensativa. Dudaba cada día si mantenerme drogada era realmente necesario, pero prefería no comprobar qué pasaría si no las tomaba. Finalmente saqué la pastilla y la tragué sin mucho pensar con un vaso de agua. Los ansiolíticos me hacían no pensar tanto en que mi vida era una mierda, hasta que claramente el efecto se pasaba. Mientras tanto me hacían sentir como si todo a mi alrededor pasara ajeno y distante. Como los últimos tres años de mi vida, los cuales habían pasado como una película donde yo solo era una espectadora incapaz de tomar ni una decisión por mí misma, ni siquiera en cuanto a la ropa que tenía que ponerme. Sentía que todo había pasado a cámara lenta y sin que prácticamente me percatara de nada, así que lo primero que hice nada más cumplir dieciocho años fue tomar las riendas de mi vida y mudarme a Madrid, pese a tener a mis padres y a los médicos en contra.
Mientras divagaba sobre mi «nueva» vida, el sonido de mi teléfono me hizo volver a la realidad.
—Buenos días, hija. ¿Qué tal llevas la mañana? ¿Estás mejor? —preguntó mi madre con tono vivaz mientras de fondo se oía el sonido de lo que parecía ser el hilo musical de alguna tienda, de ropa seguramente conociendo a mi madre.
—Hola, mamá... —respondí sin ganas poniendo el altavoz de mi teléfono. Mientras mi madre hablaba me hice una cola de caballo alta y tensa, alejándome el pelo de la cara.
—¿Y ese tono? ¿Te has tomado la medicación? —intentó indagar preocupada.
—Sí, acabo de hacerlo. Solo es que... Nada, olvídalo.
—Anne... ¿Estas bien?—se preocupó tras el teléfono.
—Si...—titubee— es que tengo miedo que todo esto me sobrepase—me sinceré mientras deslizaba mi espalda por la pared de la cocina hasta sentarme en el suelo.
Mi madre suspiró al otro lado del teléfono.
—Anne, tu solo has llegado hasta aquí, ahora debes luchar por seguir adelante... ¿Ya has ido a ver a Arturo para matricularte en la universidad?
—No—me sinceré apoyando la cabeza en la pared y cerrando los ojos.
—Nos ha hecho un gran favor Anne, no pierdas esta oportunidad—dijo firme mientras yo jugaba con el cordón de mi pantalón de pijama.
Una voz de una mujer joven se interpuso entre nuestra conversación y mi madre se despidió de mi tras disculparse con la cajera de la tienda donde estaba.
—Te llamo en unos días cariño. Ve a ver a Arturo por favor—se despidió.
No estaba preparada para eso. Aún no, pero debía hacerlo así que me armé de valor y me puse en pie para ir a la ducha.
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RESILIENCIA
Mystery / ThrillerLa vida de Anne era perfecta hasta que todo se rompió aquella lluviosa noche. Ahora solo busca olvidar y dejar atrás ese pasado que la persigue a donde quiera que vaya. Ahora está rota y nada puede salvarla ¿O si? Lucas se odia a sí mismo, a su vida...