Disculpe señorita, se encuentra bien?

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Se encontraba caminando sin rumbo, pensando en todo lo que había pasado en su vida en los últimos tres años, en la última semana, y especialmente, en lo acontecido en las últimas horas, durante la cena de Noche Buena en casa de sus padres.

Se había salido de la cena poco antes de la media noche, después de una monumental discusión con Marcela y su mamá a causa de la ruptura de su relación con la gerente de puntos de venta, y claro está, de lo alterado que salió, ni siquiera agarró su carro, simplemente corrió hasta que sintió que le ardía el pecho al respirar y se detuvo un momento a tomar aire, para luego continuar caminando hasta su casa, necesitaba relajarse y esa era la única forma de lograrlo.

Caminaba despacio, con las manos en los bolsillos y pateando piedras que encontraba en el camino mientras pensaba en como había iniciado esa relación tan descabellada que tuvo con Marcela, como a través de ella se transformó en un hombre que despreciaba y como, después de padecerla tres años, se había decidido al fin a cortar esa farsa de una vez por todas.

El conocía a Marcela desde niña y aunque siempre la quiso igual que a sus hermanos María Beatriz y Daniel, nunca la amo como mujer ni mucho menos la veía como pareja, pero los planes de su madre siempre fuero otros, tanto así que desde los inicios de su adolescencia, Armando la oia mencionar cosas como: "Que bonitos se ven tu y Marcelita juntos, mi amor!"...
O también: "hay hijo, seré tan feliz el día que tú y Marcelita sean novios!"
Y la clásica: "Ustedes están hechos el uno para el otro, aún no te has dado cuenta hijo porque eres muy joven, pero ya verás como tengo razón y Marcela es la mejor opción para tí "...

Así fueron pasando los años, ambos escuchando las mismas cosas de parte de Margarita, pero tomandolas de modos muy diferentes, Armando simplemente hacia oídos sordos y sonreía con cortesía a su mamá como para conformarla, pero Marcela, por el contrario, le alentaba esos pensamientos a la señora dándole la razón y comentando con ella y con su propia mamá lo enamorada que estaba de Armando y como esperaba ansiosa que el se decida a ser su novio, y con esa excusa se la pasaba acosandolo y espantandole a cuanta niña se le acercase a coquetearle.

Con el tiempo ambos terminaron la secundaria, y eligieron universidades, para alegría de Armando que estaba ya harto de los acosos de Marcela, geográficamente bien alejadas.
Mientras el se iría a estudiar a Estados Unidos, ella se iría a España y eso le daba a Armando meses de paz, dónde al fin podría salir con quién quisiera sin temor a los escándalos de Marcela.

Se volvieron a ver ya adultos el con 27 y ella con 28 años, cuando se reencontraron en Ecomoda dónde Marcela llevaba ya tres años trabajando como gerente de puntos de venta, debido a que la carrera que ella había escogido era más corta y el, recién graduado de su post grado, ingresaba a la empresa como vicepresidente ejecutivo.

Armando al volver a verla se sorprendió, el había dejado de ver a una muchachita delgada, inmadura y, a su criterio, sumamente fastidiosa, para encontrarse ahora con esa mujer bella, segura de si misma, independiente y que parecía comerse al mundo a su paso.
A pesar de esa sorprendente primera impresión, Armando no busco tener con Marcela nada más que una amistad y una relación cordial de trabajo, simplemente porque no le atraía tener con ella algo más que eso, deseaba seguir disfrutando de su independencia, hasta que se aburra de esa vida o hasta que al fin encuentre a esa persona especial que el tanto deseaba conocer, pero los planes de la hija de Julio Valencia eran otros, ella no había cesado ni un ápice en su deseo de conquistar a Armando Mendoza y ahora al volver a verlo tan hombre, con esa presencia imponente y sensual, sus deseos solo se acrecentaron.

.......💖

Paso un año de ese reencuentro donde Armando junto con Mario Calderón, su mejor amigo desde la secundaria, se dedicaron a conocer la empresa donde ambos trabajaban, y mas aún, a conocer a las modelos que Ecomoda contrataba.
Con 28 años y un especial gusto por la Dolce Vita nocturna, ninguno de los dos quería compromisos, por eso buscaban muchachas que desearan lo mismo que ellos: pasarlo rico de vez en cuando, sin compromisos ni planes de relación.

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