No digas nada, solo toma tu regalo

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Las últimas semanas, habían sido para Armando, las mejores que había tenido desde hacía mucho tiempo. Era genuinamente feliz, cosa que todos los que lo rodeaban podían notar. Se veía alegre, había recuperado su peso, sus ojos brillaban constantemente y ya no se veía en su rostro ese velo de amargura que lo cubrió los últimos meses del año, ya no se le veía beber, ni se le escuchaba gritar y la sonrisa era una constante en su rostro.

Betty por su parte, era otra que no podía ocultar su felicidad, y ese hecho era muy notorio también para la gente que la rodeaba, su personalidad de naturaleza tímida y retraída, se veía opacada por la enorme alegría que cargaba consigo y que la hacia sonreír constantemente, además se la veía más dada a las relaciones amistosas y podía integrarse mejor al grupo de su trabajo y de la facultad.

Su noviazgo avanzaba poco a poco, pero a paso firme, se veían casi diario y los ratos que estaban separados, las llamadas y los mensajes de textos no faltaban. Continuaban con sus salidas, pero ahora a su habitual camaradería, se había añadido el romanticismo y cuando caminaban, lo hacían tomados de la mano o abrazados. Armando, se descubrió como un hombre romántico y detallista y adoraba sorprende a Betty con algún detalle en su trabajo o cuando la veía, recibiendo como "pago" un montón de esos dulces besos que el amaba y a los que se había hecho adicto, es que el no desaprovechaba ninguna oportunidad que tenía para besar a su novia, y ella siempre le correspondía con la misma necesidad, el único problema era que esos besos que podían durar minutos, ya le sabían a poco, lo ponían a mil y se le hacía muy difícil tener que contenerse para no tocar a Betty más allá de lo permitido y más de una vez llegaba a su apartamento directo a meterse bajo el agua fría para calmarse, el sabía que ella era totalmente inexperta y no quería presionarla, pero los últimos días le estaba llevando verdaderos esfuerzo mantener sus manos quietas y no ceder a su deseo de hacerle el amor.

Betty, a pesar de su inexperiencia, notaba la ansiedad y la excitación que despertaba en Armando cuando estaban besandose, esas eran las mismas sensaciones que el despertaba en ella en esos momentos y a pesar de querer entregarse a él completamente, tenía miedo de no cubrir sus expectativas. Armando era un hombre muy experimentado, según ella había escuchado más de una vez en el banco o en la facultad, ya que la fama del "tigre de Bogotá" era bien conocida y ella que no sabía nada al respecto de esos temas, se ponía muy insegura cuando la temperatura en ambos comenzaba a subir. Por eso llevaban casi un mes de un casto noviazgo de putos besitos y tomaditas de manos, y a pesar de todo su deseo reprimido, Armando estaba dispuesto a esperar el tiempo que Betty necesite para estar segura de entregarse a el, pero lo que era ella, ya no quería esperar, y más aún después de esa conversación que había tenido con la única amiga que tenía en Bogotá, el día anterior. Entre risas a causa del azoro de ella por el tema que estaban tocando, la mujer, con una tranquilizadora sonrisa le dijo: “Mire Betty, no se quién es su novio, pero por lo que me cuenta, están muy enamorados el uno del otro, y él la quiere tanto que está dispuesto a esperarla el tiempo que usted necesite, no? (Betty asiente muy ruborizada) Entonces le haré una pregunta, y responda si o no, nada de peros ni de excusas, usted desea dar ese paso con el? (Betty asiente nuevamente), entonces no dude más porque, si realmente lo ama, pase lo que pase en su relación, jamás se arrepentirá de haberlo escogido a él para hacerla mujer, no deje que las dudas o las inseguridades, le arrebaten la posibilidad de vivir lo que desea”
Esas palabras, hicieron eco en la cabeza de Betty y decidió que ya era tiempo de dar un paso más con Armando, su amiga tenía razón y no tenía más que pensar, porque pase lo que pase con ellos, jamás se arrepentiria de haber tomado esa decisión, ella lo amaba con todo su corazón y sentía que no podría haber encontrado mejor hombre para regalarle su primera vez.

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A pesar de que nada se los impedía y ellos no lo ocultaban, nadie de la jet set de Bogotá sabía de la relación de ellos, más que nada porque Armando deseaba continuar llevando esa relación llena de paz que tenían, sin el asedio de reporteros y más que nada, porque no deseaba que a los oídos de su madre y especialmente de Marcela, llegase aún el chisme de su relación con Betty, se enterarían claro que sí, pero deseaba ser el quien se los diga y no una vieja chismosa sin oficio como eran las amigas de ambas.
De todos quienes los rodeban, solo Mario Calderón tenía conocimiento de ese noviazgo, ya que Armando le contaba todo, el era su único amigo y confidente, el que lo había levantando y ayudado a salir de la depresión en la que lo había hundido su malá relación con Marcela y el alejamiento de sus padres y quién le había empujado a tomar la decisión de terminar definitivamente con ese absurdo noviazgo.
A ese hombre que desde niños lo había visto como un hermano fue al único que le confesó lleno de emocion que estaba enamorado como un adolescente de una dulce niña que le había robado el corazón. Mario se alegro sinceramente por su amigo y le dijo que como siempre contaría con su apoyo en lo que necesite.

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