1.- Crisis en dos tierras

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—Universo W-10.

El viento matutino chocaba con fuerza contra aquella casa de arquitectura victoriana a las afueras de New York; la hierba que rodeaba a la casa simplemente bailaba al unísono hacia un lado ante el empuje de la corriente; normalmente, no habría más que un pacifico silencio iconico del campo abierto, pero hoy no, hoy era jueves, y los jueves Dane Whitman y su hija, Arya Whitman, se dedicaban a entrenar como hacían semanalmente desde hace ya años. El choque de sus espadas de madera hacia contraste al campo recién bañado por los primeros rayos del sol, totalmente en silencio y con las pequeñas risas de padre e hija haciendo juego al choque de las espadas entre los ataques y las defensas del uno y del otro.

«Habían pasado ya ocho años desde que Dane y los demás volvieron de la puerta púrpura»

Mientras que Dane se veía prácticamente igual a aquel día en el que zarpó hacia la puerta púrpura, un par de canas blancas empezaban a poblar su cabellera negra, y su atuendo de hoy, que consistía en viejas piezas de cuero cual caballero, no hacia sino darle un porte aun más imponente qué sin este llevar puesto su uniforme de Black Knight. Por el lado de la joven, de ahora ya diecisiete primaveras cumplidas, viéndose, gracias al entrenamiento de Dane y otro par de héroes amigos en el rubro, más fornida; sin duda los su familia corría no solo en sus venas, disfrutando cada estocada con la que hacia retroceder a su padre y, a su vez, levantándose como fiera cada vez que era derribada, también por su padre. Por la parte de la madre de la familia Whitman, ella solo se cubría con una manta y como cada mañana de entrenamiento, veía atenta con una taza de café a través de la ventana hacia Dane y su hija Arya, gozando de cada movimiento y convivencia de los dos con una gran sonrisa. Su esposo. Su hija. Su familia.

«Ocho años que mi querido Dane no desaprovechó en lo más mínimo para estar con nosotras, su familia»

—Debes cuidar tu derecha— declaró Dane con una gran sonrisa para su hija, justo antes de golpear su brazo derecho; ella solo sonrió mientras sobaba su brazo —, eres surda, tu espada esta de un lado poco común para un espadachín, supongo...

—¿Supones, papá?— pregunto Arya, con una pequeña sonrisa y gesto de dolor; cuando ellos entrenaban, y con el uso de espadas de entrenamiento, su padre no media los golpes

—No he peleado con muchos villanos que tuvieran espadas, a excepción de los secuaces de Kang, y de eso ya tiene mucho— explico Dane tras clavar la punta de su espada en la tierra —, últimamente no hay muchos villanos raros, por decir algo...

—¿Y no extrañas eso?— pregunto Arya, viendo a su padre con un gesto confundido agraviado por los rayos matutinos en su rostro —. Cuando los héroes y villanos peleaban un día, el bueno ganaba al final del día y todo empezaba al día siguiente, tu sabes ¿siguiente capitulo? ¿Siguiente villano?

—Los malos a veces querían conquistar el mundo, Arya, o incluso destruirlo— declaró Dane con una sonrisa dedicada a su hija, mientras que este se acercaba para abrazarla —, no nos preguntabamos si volvería o si habría un mal secundario, y ellos, bueno— Dane agacho la mirada hacia su hija, quien en respuesta alzó la mirada —, no se preguntaban donde iban a vivir si destruían al mundo...

Ambos entonces alzaron la mirada hacia los cielos, logrando ver en la lejanía del cosmos, la puerta púrpura, como la única estrella matutina en un firmamento que, hace mucho, aun dejaría ver las pocas estrellas que formaban constelaciones. Un lúgubre aire de inquietud rodeo el corazón de Dane al ver hacia la puerta púrpura, al igual que cada vez que la veía desde que volvió de aquella misión; las esqueleticas manos y garras de incontables especies alienigenas sucumbidas ante los anillos negros que emergieron de la puerta púrpura, los gritos de aquellos cuyos corazones eran arrancados y el sentimiento de verse tan cerca de la muerte en persona, todos esos sentimientos y recuerdos volvían a él por un segundo casi eterno, cada vez que alzaba la mirada al cielo, de noche, o de día, no importaba, la puerta seguía ahí. Solo había dos cosas que podían atenuar aquel sentimiento al instante, sentir a su esposa abrazándole o tomando su mano, y mirar a su hija, la única muestra de que la vida podía seguir para bien, aún después de Brutaal, aún después de lidiar con los Black Lanterns, de los cuales algunos eran sus amigos, aún después de la puerta púrpura. El sonido de la puerta trasera de su casa abriéndose fue lo que saco a ambos de si mismos, haciendo que ambos se girarán hacia la casa, viendo a Jyn saliendo de la misma con dos grandes tazas de té; cada vez que ambos se veían, era como si nada malo pasara, eran el lugar seguro del otro, y Arya, era aquello por lo que no dudarían en perecer si eso la aseguraba.

Marvel/DC: Void Dark PurpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora