El Hada Del Objetivo

Epílogo

CÚIDATE

Sabía que lo había dicho, lo sabía porque lo había escuchado. Pero aun así, me negaba a creerlo. Como si todo fuese un mal sueño del que quiero despertar, del que quiero despertar y no puedo, del que quiero despertar pero sé que es real. Y era tan real como que Yaizy, mi hada guardiana, se iba a ir. Ojala, ojala nunca haberla escuchado hablar con Isabel, de esta manera su partida sería algo inevitable. Y no me vería corriendo desesperada sin aliento.

Ella no podía irse, no ahora, ni nunca. Ella pertenecía a este mundo, con nosotras. Puede que el mundo no la necesite, pero yo si lo hacía. Yaizy me daba seguridad. Había aprendido mucho de esta aventura, no solo lo que hay detrás de nuestro mundo, sino lo que hay detrás de una persona. He descubierto cosas que nadie me podría enseñar. Y me he dado cuenta que una hormiga, por minúscula que sea, es especial, es diferente, y siempre tendrá algo nuevo para sorprender.

Si ella se iba, ¿Dónde estaría el final feliz?

Carla está en la cárcel, junto a Derek. Liblin muerto y Jaime se ira también. Si Yaizy parte, yo no tendré un final feliz. Siempre tiene que haber un final feliz, como en todos esos cuentos que leía. Y duele darse cuenta que esta vez, en este cuento, en mi cuento, no lo va a ver.

Muchas veces había oído lo de "Nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde" pero me había dado cuenta de que esto no era así, la frase debería ser "Siempre lo supiste, pero nunca pensaste que lo perderías."

Ya estaba aquí. Y allí estaba ella. Con unas magníficas alas brillantes desplegadas, lista para azar el vuelo en aquella colina. La llamaba, pero no parecía escucharme. Con mis últimas fuerzas corrí lo más rápido que pude. Sin mirar atrás. Sin hacer caso a mis piernas que me suplicaban que parase. Con el corazón en el pecho la vi saltar para sostenerse en el aire y empezar a ascender. Ya casi la tenía... solo un poco más... cerré los ojos para hacer un último gran esfuerzo. Al abrirlos me encontraba en la cumbre de aquella colina, pero no había rastro de ella. Nada, por ningún lado. Solo una nota en la que leí

Cuídate

Y a lo que yo respondí.

- Siempre