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H.24
Off es un verdadero hijo de puta y un corrupto, pero a pesar de todo... es humano y aunque todos digan que es un ser despreciable que solo piensa con lo que le cuelga entre las piernas, él, también tiene sentimientos y al parecer...
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Con los ojos entrecerrados, resistiéndose a unos pocos rayos de luz que se cuelan a través de las cortinas que adornan la ventana de nuestra habitación, contemplo la belleza de su rostro.
Me sonríe, mientras acaricia mi mejilla, y yo giró la cabeza demasiado rápido y con un fuerte jadeo, tratando de acercar mis labios a los suyos.
—¡Off! —su voz resuena en mis oídos— hay que ver cómo estas de ansioso, ahora, cuando apenas hace unos minutos te negabas a despertar, aunque besé casi todo tu cuerpo.
—Y ahí lo tienes.
—¿El qué?
—El problema.
—No estoy entendiéndote.
—El problema, "el casi" en vez del todo.
—Eres terrible. —Sus pequeñas y suaves manos vuelven a acariciar mi rostro y esta vez es el quien une nuestros labios en un beso tierno— ¿Me dejas ayudarte? —cierro los ojos sin ganas de cuestionarle nada y por el contrario, tratando de disfrutar al máximo la sensación de sus manos recorriendo mi cuerpo, mientras me despojan de toda la ropa, y me siento demasiado cómodo mostrándole mi desnudez.
Poco después, un suave murmullo, bajo y ronco, salido de su boca, me despierta por completo. Las oscuras cortinas no permiten el paso de toda la luz del nuevo amanecer, más la fragancia de su piel me envuelve.
Poco a poco, con cada caricia de su boca en mi cuerpo, me vuelvo consciente de todas las sensaciones que me embargan, sobre todo cuando su cálida boca se pega a mi miembro.
Con los ojos cerrados, lo disfruto, cada movimiento de sus labios y su lengua juguetona... Es agradable, tan real, la boca soñada, que libera y aprisiona mi polla y me hace gemir y suspirar al mismo tiempo, cuando mordisquea el capullo. La siento plena y húmeda, pero no puedo soportarlo más. Estoy completamente despierto y lo único que desea mi cuerpo es poseer el suyo, antes de enloquecer. Me muevo bruscamente y Gun se pone en alerta. Levanta la cabeza y su mirada se encuentra con la mía. Su cabello humedecido se pega a su frente y en sus ojos parece haber una pequeña flama ardiente.
Su boca fresca vuelve a mi abdomen, dejando diminutos besos mientras sube hacia mi pecho. Mi polla tiembla mientras mis manos toman sus costados descubiertos. Su perfecta y contorneada cadera se menea y su húmeda y caliente polla se frota con la mía.
—Vas a matarme Gun, ¿Acaso eso es lo que pretendes? —Él no se inmuta ante mis palabras, sigue fiel a su cometido, succiona suavemente la piel de mi pecho y quiero que sean mis labios los que reciban la deliciosa tortura.
Con un susurro suave, apenas audible, me dice mirándome de manera provocadora.
—Déjame a mí, tu solo limítate a disfrutar.
Suspiró y le dejó hacer lo que le plazca.
Siento sus filosos dientes sobre mi pezón, y el cuerpo se me estremece. Un leve gemido resuena en la habitación, y al parecer es música para sus oídos, lo está disfrutando, mientras yo enloquezco debido al olor de su piel, mezclado con el aroma a sexo.
