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Kagaya chasqueó los dedos y una mujer apareció entre sus brazos, siendo sujetada por las caderas por un brazo, mientras que con el otro la sujetaba por el cuello ahorcándola.

-¡UTA!- Gritó Yoriichi desesperado al ver a su amada esposa, dando un paso hacia ellos dispuesto a ir por ella.

Kagaya apretó el agarre en el cuello femenino y miró a la mujer con seriedad. -Hazlo o la mando al mundo intermedio.- Amenazó gruñendo ansioso por tener a ese pequeño y adorable peliplata sollozando entre sus brazos intentando detenerlo mientras lo embestía una y otra vez.

Yoriichi frunció el ceño y miró por última vez a su amada y adorada esposa Uta antes de lanzarse por el acantilado.

Douma sintió sus alas debilitarse al entrar en la atmósfera terrestre y cayó en picada al océano.


Una niña de unos trece años reía mientras surfeaba con su hermano de dieciséis años en las calurosas costas de California, cuando repentinamente sintió las cálidas aguas enfriarse a temperaturas inhumanas.

Tanto los hermanos como el resto de personas salieron del agua solo para ver como esta se volvía cada vez más pesada, hasta que las olas se congelaron y cristalizaron en hielo puro, comenzando a nevar.

Los ciudadanos que se encontraban en la playa comenzaron a abrigarse inmediatamente y a discutir las causas del repentino cambio de clima abrupto.

La niña observó a lo lejos tras unas rocas en la orilla algo blanco y se acercó al sitio con pasos tranquilos, abriendo los ojos como plato al ver a un hombre de piel pálida, cabellos platinados, yukata blanca y enormes alas blancas. -¡BILLY!- Gritó aterrada llamando a su hermano retrocediendo hasta que cayó al suelo sentada.

El contrario al escuchar el llamado de su hermana menor corrió hacia ella preocupado y se agachó a su altura tomándola de los hombros. -¡¿Qué pasó Max?!-

Con la mano temblorosa, la niña señaló al peliplata. -¿E-El señor está muerto...?-

El mayor iba a acercarse al cuerpo cuando las demás personas se acercaron y comenzaron a gritar entrando en pánico.

-¡Un monstro!-

-¡Un ave!-

-¡Un mutante!-

-¡Superman!-

-Un ángel...- Susurró un hombre entrando a la playa, con unas vestimentas típicas de un doctor: traje y bata blanca con estetoscopio encima. Tras el iban varios reporteros y el ejército. -Un sujeto de pruebas.- Se acercó al cuerpo y movió sus cabellos platinados, dejando ver su delicado rostro, sus ojos cerrados del cansancio y sus labios entreabiertos respirando débilmente. -Definitivamente me lo llevaré.-

Se inclinó para cargarlo en brazos y la arena comenzó a temblar y arder en un intenso calor.

Todos, inclusive el doctor y los hermanos, salieron de la playa al cemento y una grieta se abrió, de la cual salió un alto hombre de cabello negro en coleta, seis ojos, túnica y alas negras y katana de forma irregular. -Alejense de mi amado, inútiles mortales.- Gruñó furiosamente el demonio y el sol se ocultó convirtiéndose en la luna, siendo ahora un eclipse lunar.

Todos gritaron horrorizados al ver al pelinegro y los militares comenzaron a disparar, sin embargo, las balas rebotaban en su cuerpo.

Rodó los ojos cansado de esos estúpidos humanos y volteó a ver a su hermoso angelito, quien temblaba débilmente. -Mi bebé...- Susurró preocupado caminando hacia su amado para cargarlo en brazos con cuidado, sintiendo su débil cuerpo temblar entre sus brazos. Miró fijamente su pecho usando su vista desarrollada y no había agua en sus pulmones. Alzó la mirada y notó que no tenía aureola. -Oh no.- Lo apretó a su pecho preocupado y comenzó a correr encima de las olas congeladas, usando sus negras alas para volar hacia las nubes, sin embargo, estas lo rechazaban, no lo dejaban pasar. -Al menos aceptenlo a el hijos de puta.- Siseo alzando el cuerpo de su amado sobre el suyo, sin embargo, también fue rechazado al no tener la aureola.

Descendió hasta las olas cerrando el portal de la arena y abrió uno nuevo, sin embargo, Douma era rechazado por el portal.

Gruñó furioso y volteó hacia la gente, sonriendo alegre al ver a un anciano de larga coleta blanca, haori rojo y pantalón negro.

Comenzó a volar hasta dentro del bosque y entró a la primer cueva que encontró.

-¡¿Eso era un demonio?!- Preguntó una mujer.

-No se que era, pero también quiero estudiarlo.- Habló el doctor.

-Billy, el chico hielo estará bien ¿no?- Preguntó preocupada la niña a su hermano.

El mayor se inclinó delante de ella y le sonrió dulcemente. -Tranquila Max, estoy seguro de que el chico luna lo protegerá.-

-¡¿NO PODRÍAS HABER HECHO MÁS ESCÁNDALO?!- Preguntó nervioso el anciano entrando a la cueva, transformándose en su verdadera forma, Yoriichi.

-Shhh, vas a despertar a mi bebé.- Se quejó Michikatsu acurrucando el débil cuerpo de Douma entre sus brazos. -¿Además que ibas a hacer?¿Decir que eres su abuelo?-

-No imbécil, iba a decir que el hielo fue un extraño suceso meteorológico y llevarme a Douma a un lugar seguro, pero esa niña lista lo vió. Iba a decir que estaba usando el vestuario para una obra de teatro pero no, el señor tuvo que entrar y salvar a su "bebé".-

-Claro que iba a salvar a mi bebé. Cuando sentí que estaba en la tierra pensé que vino a verme y planeaba entrar de todos modos disimuladamente, pero cuando sentí que estaba en peligro actúe impulsivamente.- Explicaba el pelinegro mientras acariciaba suavemente las mejillas de Douma y lo abrazaba con el brazo libre a su cuerpo.

-Típico de ti, Michikatsu.- Rodó los ojos el pelirrojo sentándose junto a su gemelo. -Suelta al niño que quiero ver cómo está.-

-Está mal, y no pienso soltar a mi bebé. Es culpa de ustedes de que el esté así. Un ángel solo se quita la aureola cuando se siente en peligro para usarla como arma, pero al hacerlo, su cuerpo se vuelve débil al punto de que pierde sus poderes angelicales, ya que según ustedes, un ángel no debe usar sus aureolas para crear armas y eso lo desterra del paraíso. Intenté llevarlo conmigo a la fortaleza infinita, pero es rechazado también, ya que aún es admitido como un ángel. Así que no, no te lo daré.-

-No seas dramático, estoy al lado tuyo Michikatsu.- Al ver al pelinegro ceder y dejar de envolver al menor con sus alas lo cargó con cuidado dejándolo en el suelo para revisar sus puntos vitales. -Y sí, pasó algo. Kagaya-sama quiere tenerlo como esposo y Douma lo rechazó, arrancandose la aureola para crear dos abanicos que liberan hielo. Seguramente los abanicos quedaron en el agua y por eso se congeló. Después de revisarlo usaré el camuflaje y los buscaré, el aún no sabía usar el camuflaje, y si hubiera sabido no hubiera tenido los poderes para usarlo.-

Michikatsu gruñia furioso mientras apretaba sus manos en puños viendo preocupado al peliplata que aun mantenía sus ojos cerrados. -Maldito Ubuyashiki. Te voy a asesinar con mis propias manos.-

Yoriichi tragó saliva asustado, cuando Michikatsu se enfurecia era mejor no estar cerca. -Bueno... Ya lo revisé y todo está en orden... Solo necesita la aureola y listo... Voy a buscar esos abanicos.- Se hizo invisible con sus poderes y salió de la cueva volando a gran velocidad dejando a Douma recostado en el suelo.

Michikatsu frunció el ceño frustrado y se recostó junto a Douma, cargandolo con cuidado para dejarlo recostado sobre su pecho y envolver su delicado y débil cuerpo con sus enormes alas negras, sonriendo emocionado por tenerlo nuevamente en sus brazos, mientras lágrimas preocupadas caían de sus ahora dos ojos, relajandose al tener a su adorado arcoíris en brazos. -Tranquilo mi bebé, yo te protegeré.-

Amor Imposible [MichiDou] (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora