N.A.: GORE, TORTURA, MUERTE, LLANTO EXTREMO.
Douma abrió sus ojos arcoíris intentando acostumbrarse a la luz.
Estaba recostado sobre algo mullido, suave y blanco. Al sentarse en el suelo, notó que todos vestían de blanco y llevaban alas.
Se puso de pie y caminó torpemente hacia una cascada, viendo aterrado su aspecto.
Su cabello estaba suelto, sus pies descalzos, vestía un pantalón y una camisa blanca, encima de su cabeza tenía una aureola brillante dorada y tras su espalda habían dos alas blancas.
Retrocedió con miedo notando su nuevo aspecto y escuchó una suave voz femenina llamarle. -Hey, Douma.- Al voltear, observó sorprendido a una mujer rubia de ojos arcoíris y vestido blanco. -Al fin puedo conocerte, hijo mío, aunque hubiera deseado que sea mucho más adelante.-
-¿M-Mamá...?- Preguntó Douma entre sollozos y la mujer sonrió con ternura extendiendo los brazos hacia el.
Sin dudar un solo segundo, Douma se lanzó sobre su madre, rompiendo en llanto en sus brazos, sintiendo como otra mujer se unía al abrazo. -Mi pobre sobrinito, perdón por no poder protegerte.-
-Tía Makio...- Sollozó Douma viendo a la castaña de flequillo rubio.
-Meow.- Al voltear hacia el otro costado sollozó viendo a su gatita.
-Nefertari.- Estiró uno de sus brazos y unió a la felina al abrazo.
-Douma...- Susurró una voz masculina conocida para el menor y volteó topándose con nada más ni nada menos que.
-Yoriichi...- Douma miraba con melancolía al pelirrojo y un hombre de cabello negro lacio hasta los hombros. -¿Y Kokushibo?- Preguntó el menor mirando hacia los lados.
-De eso venía a hablarte...- Susurró el de aretes viendo con tristeza al menor. -Mi hermano... En realidad se llama Michikatsu Tsugikuni...-
-Ve al grano Yoriichi. Ese demonio se escapó, aniquiló a un humano y está torturando a otros dos ahora mismo. Ve y traelo de nuevo con nosotros. Es una orden de tu patrón.- Habló el pelinegro seriamente desapareciendo después.
-Solo si te sientes listo para volver a verlo, sinó enviaremos a otro. Pasa que ahora Michikatsu está incontrolable, y no me hará caso y- Fue interrumpido por el menor.
-Iré a buscarlo. Pero no se si lo traeré.- Respondió el ahora Hashira (o ángel como quieran llamarle) lanzándose por la nube hacia abajo.
Kokushibo enterraba una y otra vez el puño en el cuerpo desfigurado del padre de Douma entre gruñidos, mientras el antiguo vecino de Douma reía observando la tortura del contrario, estando el mismo clavado en la pared por la katana de Kokushibo en sus palmas unidas sobre su cabeza.
-Para maldito bicho horrible.- Tocía sangre el ojiverde, sintiendo sus entrañas ser destrozadas y arrancadas de su cuerpo, mientras la sangre salía sin cesar.
-No soy un bicho, soy el demonio que los torturará por la eternidad.- La voz del pelinegro era de ultratumba, no solo poseía sus seis ojos, también poseía ojos en el resto de su cuerpo, alas negras, cuernos, colmillos, cuatro brazos y colas largas y filosas, las cuales comenzó a clavar en el cuerpo del albino.
-Para... Soy tu suegro.-
-Tu no eres mi suegro. A la única que consideraría como suegra es a Makio y a Lucy, la madre de Douma, a la cual conocí cuando estaba siendo torturado y analizado en la Finca Celestial (cielo).-
Ambos hombres comenzaron a reír a carcajadas, burlándose del demonio.
-No seas idiota, la ramera esa solo podría estar en el infierno, murió tras el nacimiento del mocoso, esa no es una madre ni un ángel, es una mujer que abandona a su mierdita de hijo porque no puede aguantar que la follen analmente durante el embarazo y el parto.-
Kokushibo estaba cansado de aquél tipo, por lo que acabó con el de un puñetazo en la cabeza que le partió el cráneo. -En el infierno continuará tu tortura, maldito desgraciado.- Gruñó marcándole con sus garras una I en la frente.
-Es tu turno, enfermo.- Gruñó acercándose al tipo que encontró follándose el cadaver de su amado. -Contigo me voy a divertir mucho.- Le arrancó la katana de las manos haciéndolo caer al suelo y guardó nuevamente la katana en su cuerpo. -¿Así que te gusta violarte muertos?- Observó furioso como el tipo se relamía los labios viendo el cadáver de Douma y le arrancó el pene y los testículos con las garras.
-¡¡¡AGH!!!- Gritó de dolor llorando con miedo. -Para por favor. Te devuelvo el cuerpo de Douma si me dejas ir con el cadáver del chico de cabello negro.- Rogó el ojiazul, gritando nuevamente cuando el demonio enterró las garras en el orificio donde estaba su pene, quitándole la glándula donde se almacena el semen.
-Cállate, ya me cansé de tu chillona voz.- Ordenó introduciendo la glándula en la boca. Antes de poder seguir, vió como comenzó a nevar y arrancó la cabeza del cuerpo del sujeto, marcándole una I en la frente, saliendo de la residencia abandonada, cargando entre sus brazos el cuerpo de su amado, en su espalda el de la tía del mismo y sobre el cuerpo de Douma el de Nefertari. -Yoriichi si viniste a frenarme te advierto que voy a volver a la For- Se detuvo shockeado al ver al ángel frente a el, mientras la nieve seguía cayendo. -Douma...- Susurró, sintiendo sus garras, colmillos, ojos extras, colas y cuernos desaparecer.
Douma sonrió melancólico viéndolo a los ojos centrales. -Hola Michikatsu... ¿Quieres ser felíz conmigo otra vez?-
Kokushibo sonrió alegre al verlo y sus dos ojos superiores y dos inferiores desaparecieron, dándole una apariencia similar a la de Douma, solo que iba vestido de negro, no tenía aureola y sus alas eran negras. -Me encantaría Douma.-
Ambos caminaron unos pasos más y el demonio prendió fuego unas cuantas maderas, colocando los tres cuerpos en esta, para de esa forma darles un mejor cierre a sus vidas.
Douma sonrió con tristeza y juntó una de sus manos con la de Michikatsu. -Siempre quise bailar contigo...-
Ambos se miraron a los ojos y sonrieron empezando a cantar su canción favorita, la primer canción que escucharon juntos, y la última que cantarán juntos.
Douma colocó una mano en el hombro de Michikatsu, mientras que Michikatsu rodeó la cintura de Douma con una mano, juntando sus manos libres.
Y así ambos comenzaron a cantar y bailar juntos sonriendo mientras lágrimas caían de sus ojos.
Cuando la canción terminó, juntaron sus frentes mientras se abrazaban con fuerza. -Michikatsu Tsugikuni, te amaré por siempre.-
Michikatsu sollozó aferrándose a las caderas de Douma, mientras un portal negro se abría en el suelo y uno blanco se abría en las nubes. -Douma Loyola, te amaré por siempre.-
Los portales succionaron con fuerza y Douma se elevó a la Finca Celestial, mientras que Michikatsu bajó a la Fortaleza Infinita.
Y así, una hermosa historia de amor acabó, y una esperanza de un reencuentro del amor surgió.
Así, un humano comprendió que siempre amó a su Demonio Acosador.
Y así comienza esta historia, la historia de un Amor Imposible.
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Amor Imposible [MichiDou] (+18)
FanfictionPorque está mal visto que un demonio sienta amor, pero ¿quién dijo que ese amor sería visto?