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Cuando la canción terminó, juntaron sus frentes mientras se abrazaban con fuerza. -Michikatsu Tsugikuni, te amaré por siempre.-

Michikatsu sollozó aferrándose a las caderas de Douma, mientras un portal negro se abría en el suelo y uno blanco se abría en las nubes. -Douma Loyola, te amaré por siempre.-

Los portales succionaron con fuerza y Douma se elevó a la Finca Celestial, mientras que Michikatsu bajó a la Fortaleza Infinita.

Douma sollozaba sentado en una nube mientras se abrazaba las piernas.

Yoriichi, Makio y Nefertari se vieron entre sí sin saber que decirle al menor para consolarlo.

En cambio, Lucy, la madre de Douma se sentó a su lado. -Se como te sientes hijo mío.-

Douma sollozó negando con la cabeza. -¿Tu que puedes saber, mamá? No me conoces.-

-Es verdad, no te conozco, pero estuve cada instante de tu vida a tu lado.- Chasqueó sus dedos y en la nube del suelo pudo verse a Douma sentado junto a su madre.

-Vi tus primeros pasos.- Se puso ver en la nube un Douma de pocos meses de edad poniéndose de pie por primera vez dando dos pasos hacia una Makio arrodillada en el suelo estirando las manos hacia el sonriente.

-Tu primer palabra.- Se pudo ver a un Douma de casi un año sentado en una sillita de bebé mientras jugaba con su peluche de mapache, el cual se cayó de sus pequeñas manitas. "¡Lia Dakio!". Fue lo que intentó decir el ojiarcoiris llamando a su tía para que le pase su peluche.

-Tu primer beso.- Habló y se vió a un Douma de seis años robándole un piquito a Akaza, quién lo empujó con un notorio sonrojo y corrió siendo perseguido por el peliplata.

-Tu primer rechazo.- Se vió un Douma de nueve años con las mejillas sonrojadas dándole un broche de mariposa a una tímida Shinobu que se acercó poniéndose el broche en el cabello, pero cuando iba a acercarse a abrazarlo un nuevo alumno, Giyuu entró al salón, por lo que Shinobu se sonrojó hasta las orejas y corrió hacia el dejando a Douma solo.

-Tu primera vez definitivamente decidí saltearla.- Se veía a un sonriente Douma dormido en brazos de un enternecido Kokushibo que le daba suaves besos y caricias en el cabello, ambos estaban desnudos bajo las mantas.

-Y tu gran amor.- Se veía a Douma bailando con Kokushibo hace unos cuantos minutos.

-Pero así como vi lo lindo, también vi lo feo, aunque eso prefiero no recordarlo.- La nube volvió a ser blanca y la rubia ojiarcoiris tomó las mejillas de sus hombros. -Es verdad que no te conozco Douma, pero también es verdad que quiero hacerlo.-

El ojiarcoiris rompió en llanto y saltó abrazandose a su madre, quien hizo una seña. Yoriichi, Makio y Nefertari entendieron la seña y se unieron al abrazo.







El demonio de seis ojos estaba arrodillado ante su líder, quien se inclinó preocupado y lo abrazó. -Kokushibo, lamento mucho lo que tuviste que haber sufrido en manos de ese Ubuyashiki. Te prometo que algún día ese Paraíso caerá y junto a el el Patrón y los Hashiras.-

-¡NO!- Gritó el demonio poniéndose de pie repentinamente asustando a su líder. -Lo siento Muzan-sama, pero no puedo seguir en guerra con los Hashiras, no ahora que Douma está con ellos.- Avisó el de seis ojos poniéndose de pié. -Perdón Muzan-sama, pero ya no podré ayudarlo.- Dijo antes de retirarse de la sala.

Muzan suspiró con tristeza y sacó de su bolsillo una foto suya abrazando a su esposo cuando eran humanos. -Créeme... Para mi tampoco es fácil.-

El pelinegro estaba sentado en el suelo caliente de la Fortaleza Infinita, el cual estaba hecho de lava, pero no era nada para su resistente cuerpo demoníaco.

Suspiró con tristeza escondiéndose en sus grandes alas negras para cubrir su rostro y evitar que alguien pudiera verlo llorar. -Douma mi amor... Mi mayor deseo es que seas felíz. No puedo ser tan egoísta para traerte aquí y alejarte de tu madre. Pero tampoco soy tan valiente para ir allá a dejar que me torturen si aún así me será imposible verte.- Pensaba el mayor apretando los puños frustrado, sintiendo sus garras enterrarse en las palmas de sus manos.

-¿Papi?-

Kokushibo frunció el ceño molesto al oír al menor y alzó la mirada sin molestarse en limpiar sus lágrimas. -¿Qué quieres Kaigaku?- Preguntó molesto viendo al pelinegro de ojos azules.

-Quería decirte que no estás solo papi, yo puedo ser tu Douma.- Habló el de cortos cabellos negros limpiando las lágrimas de sus seis ojos rojos con iris amarillo. -Además, puedes entretenerte con el padre y el vecino que violaron de el, así como te entretienes torturando a los que trataron mal a mi mami.-

Kokushibo sonrió de lado poniéndose de pie abriendo sus enormes alas negras mientras su cola negra se movía de lado a lado. -Gran idea Kaigaku.-

-¿La de ser tu Douma? Lo sé, soy un genio.- Dijo el menor con una sonrisa engreída y coqueta.

-Esa no idiota.- Respondió el mayor enterrándose un puño en el pecho para luego sacar su katana. -La de torturar a los hijos de puta.- Respondió yéndose volando a gran velocidad hasta el sector donde estarían los nuevos.

-Oww.- Kaigaku hizo un puchero mientras su colita se movía triste entre sus piernas.

-Pst, Kaigaku.- Lo llamó entre susurros un demonio adulto. -¿Follamos?-

El menor alzó la mirada sonriendo radiantemente y su colita empezó a moverse de lado a lado mientras sus alitas lo guiaban hasts aquél demonio mucho más grande que el. -Con gusto, Shinjuro.-

Amor Imposible [MichiDou] (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora