Capítulo 2

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Intenté con todas mis fuerzas volver a dormir y soñar de nuevo con Afri, es decir volver a ese dulce ensoñación, dónde estabamos los dos respirando el mismo aire y compartiendo un único espacio, mi subconsciente. Pero, fue un vano intento, pues una vez que te despiertas de un sueño ya no puedes volver a entrar.

¿Por qué me había hecho esto Morfeo, Dios de los sueños? ¿Acaso el no desea que sea feliz?Me empecé a reír, a causa de que la mitología grecolatina, ciertamente había hecho mella en mi.

Pero, me emocioné tanto al verla. Más sólo era un simple sueño. No era real. Pero, lo que si que era real eran los sentimientos que tenía hacia ella.

Pero claro, ella y yo estábamos distanciados por el mar. Además, tampoco sabía si mis padres se alegraría al saber que me guataría salir con alguien no miembro y que no comparte mi credo.

Mi madre tocó la puerta y me levantó de un salto de la cama, y hizo que dejará de pensar con un sobresalto en África.

-¿Cariño? ¿Estas despierto? - me preguntó mi madre con voz preocupada, como si llevará mucho tiempo tocando la puerta. 

-¡Si, mamá estoy despierto! - le respondí rápidamente, antes de alarmarla más.

-Me visto y bajo a desayunar- le respondí con una sonrisa en la cara, expresando mi alegría por estar devuelta.

-Cariño, ya es hora de cenar, no te quise despertar, porque sabía lo muy duro que fue el viaje y además tu misión- me respondió con ternura. Esa ternuta, de madre que hace que te sientas bien, diga lo que te diga.

- No pasa nada mamá, cenaré pues- le contesté con una lágrima asomandoseme por el ojo. Rápidamente, le dí un fuerte abrazo y le dije que la quería mucho.

-Yo también te quiero, hijo mio-me dijo con firmeza y me dió un casto beso en la frente, el cual me dejo una marca con su pintalabios rojo carmín.

Esto no me importó. Estaba contento de porfin estar en casa.

Cuando bajé al comedor, estaban todos esperándome para bendecir los alimentos y cenar en familia. Después de acabar de hacer la oración, empezamos a comer.

- Hijo acuérdate de ir mañana a primera hora a apuntarte a la Universidad de BYU, si no perderás el plazo de inscripción- me dijo mi padre, con cara de preocupación.

-Si, papá. Además, también tengo que ir a buscar trabajo, porqué quiero vivir en el campus y financiar mis gastos- respondí, con seriedad, y a mi padre se le atisbó una lágrima en su ojo, que cayó suavemente recorriendo sus mejillas.

- Hijo, estoy orgulloso de ti; eres lo que siempre quise que fueras- dijo mi padre con una rota voz, la cual es signo de que esta a punto de romper a llorar. Lo abracé fuertemente y no lo solté hasta que los 2 dejamos de llorar.

Esta imagen no la borraré nunca de mi cabeza pensé. Mi padre, el que se hace el duro llorando por y a causa de mi. Como le quiero.

- Hijo, haz recibido un paquete por la mañana pero como estabas dormido... No queríamos perturbar tu sueño por un simple paquete- dijo mi madre, como si no fuera importante el paquete.

¿Paquete? Era muy raro haber recibido un paquete, mis amigos están en la misión. ¡Ahh!, seguramente será de la Iglesia por haber acabado la misión o algo así. Lo debí, haber hecho muy bien, para que me envíen un paquete en agradecimiento.

Subí rápidamente a mi habitación para abrir el paquete, era un paquete más o menos grande.  Y la imagen de yo corrienndo hacia el paquete se asemejaba a un niño pequeño en Navida, corriendo a abrir los regalos.

Me desesperé al abrirlo, porque estaba tan bien precintado, que incluso creí que el paquete no quería ser abierto por mi.

Cuando por fin lo abrí,  vi un móvil, que llevaba pegada una etiqueta, en la cual ponía enciendeme?; una carta de color azul; un cuadro que tenía en un primer plano a un bebé sentado en la playa y a lo lejos el mar con un ojo como sol; unas chuches, mis favoritas, ladrillos; por último vi una camiseta que ponia I don't give up on us ( No me rendiré con lo nuestro).

Todas estas cosas me recordaban a África, sobre todo por el cuadro con un ojo, ese ojo era su firma, pues en todas sus obras estaba presente este hermoso y brillante ojo, que te hacía sentir paz.

Al encender el móvil salió como fondo de pantalla una foto de África, la chica de mis sueños, la chica que me hace no querer  despertarme de mi subconciente. Sin duda, había sido Afri quien había hecho este paquete. 

Empecé a ver que había dentro de él, estaban todas mis canciones favoritas, no faltaba ni una. Luego, vi una canción que se titulaba Para Dyllon era la canción Friends de Ed Sheeran, la escuché atentamente y la sentí tan cercana a mi situación con ella, que tenía ganas de estar con ella escuchandola, y no estar sólo en mi habitación.  En ese momento, mis ojos me traicionaron y empezaron a soltar lágrimas.

Tengo que dejar de llorar, sino mis padres preguntarán la causa de mi llanto. Casi no pude para a mis ojos.

Me dispuse a leer la carta, pero antes le ordene a mis ojos que esta vez no me traicionaran. La carta decía:

Querido Dyllon,

Me hubiera gustado poder haber estado allí en el aeropuerto junto a tus padres para darte un tierno abrazo. Me encantaría haber averiguado que es lo que siento por ti, pero estos tres meses me han bastado para saber que podemos llegar a ser grandes amigos.

Quiero darte las gracias por haber pasado mucho tiempo con mi família y conmigo; además por aconsejarme. Gracias por ser como eres, no cambies en mi ausencia.

Recuerda que te quiamo galacticamente.

Psd: Te compré el móvil con mis ahorros, así podemos hacer Skype. No puedo estar sin comunicarme contigo durante tanto tiempo, porque siento como si me faltará algo, y ese algo eres tú.

Siempre tu amiga África.

Todos estos regalos los compró con sus ahorros, que los necesitaba para sus estudios. Ohh, me ha encantado los regalos, sobre todo porque me hacen volver a hallar una ínfima posibilidad de estar con ella. Pero por ínfima que sea, me gusta que la haya, porque en esa posibilidad esta ella.

(Mi madre tocó la puerta)

-Cariño, ¿te vienes con nosotros a dar un paseo en familia?- preguntó mi madre con ternura en su tenue voz.

-No, mamá.... Creo que... me quedaré en casa, la misión me ha dejado muy agotado y prefiero descansar para mañana ponerme a buscar trabajo e ir a la Universidad a inscribirme- le mentí y dentro de mi la consciencia me reconocía por dentro.

-Vale, cariño te quiero- dijo mi madre, con voz de tristeza.

Mamá, aún no te quiero hacer sufrir por una simple amistad. Te miento, porque te quiero y no quiero que te preocupes por mí. Me encantaría decirte todo de una vez y así librarme de este duro peso que llevo. Pero, no, no permitiré que tu sonrisa decaiga y tus ojos se apaguen, por mi culpa.

Primero tengo que averiguar que es lo que siento realmente por ella y luego se lo contaré todo a todos.

África es muy importante para mi. Pero,¿ esta aún amistad, con el mar de por medio podría llegar a ser algo más?. No lo sé, pero tengo que intentarlo. Tengo que primero conocerla bien.

-¡Sí, eso es lo que tengo que hacer!- dije en voz alta con desición, como si se me hubiera ocurrido una idea brillante.

Hice varias video-llamadas desde mi nuevo teléfono al Skype de África, pero no contestaba. A lo mejor puede que estuviera en clases y por eso.... No no puede ser, esta de vacaciones.

Seguro que se ha ido de fiesta... ¡No puede ser!. Me prometió, que iba a cambiar. A esto quiero que se reduzca mi vida si llegamos a ser algo más, ella allí de fiesta en fiesta y yo preocupado por ella y su salud.

No se si seguir, con esto. No se si será bueno para mi esta decisión. Ya no se si yo seré un yo sin un ella...

Un misionero retornadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora