3. Un poco de adrenalina

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-Jinko llegaremos tarde -se quejó el azabache moviendo la pierna con algo de nerviosismo, temía por que no hiciera su primer trabajo bien y darle una buena impresión al castaño... esperaba conseguir un trabajo más estable.

-Lo sé, lo sé, ya voy -se quejó el menor viendo la impaciencia del mayor- dios mío, me pones de los nervios -dijo algo ansioso mientras tomaba una patineta en su funda y salía del local, Dazai, no estaba, había ido por unos materiales.

Cerraron el lugar y Akutagawa prendió una motocicleta, Atsushi se puso la patineta a la espalda y subió detrás del azabache sujetándose de sus hombros mientras sentía el viento jugar con su cabello, Akutagawa manejaba a una velocidad considerable, por lo que el albino prefería mantenerse bien agarrado, el mayor ya tenía la dirección, sólo quedaba llegar, se pararon frente a una puerta de metal gris, era un lugar algo oscuro y un hombre se acercó ellos, el albino tenía su pin en su ropa, Akutagawa mostro el pase que le había conseguido el día anterior el albino.

Después de un momento el hombre suspiro y asintió, dejando que ambos pasaran en su motocicleta, Akutagawa se sorprendió, en cuanto se abrió la puerta todo se ilumino, los caminos no estaban pavimentados, eran de tierra, que ya estaba tan dura como una piedra por tanto que pasaban encima de ella... supuso que el anterior uso de la mina y el uso que se le daba ahora lo habían causado.

Estaba por suerte en ese momento atento a todo lo que lo rodeaba, con tal de ver el lugar, aunque fuera un poco aprovechando que el camino era recto, cuando vio dos sombras salir de la nada y saltar frente a él, jalo el freno reduciendo la velocidad.

-Que demo...

-¡Concéntrate! Aquí ya es zona de patinaje -dijo el albino en su hombro y el mayor vio su sonrisa de felicidad- a partir de aquí todo se vale, todo está permitido... te pueden hasta saltar encima, sólo cuida no atropellar a nadie, no queremos otros accidentes.

-¿¡Otros?! ¿Han pasado cosas?

-Je, je, je, aquí es común acabar en el hospital, pero no pasa nada, son las reglas de S cuando vienes... estas dispuesto a todo.

Akutagawa lo vio incrédulo, no entendía por qué las personas podían arriesgar así su integridad física sólo por una carrera o por apuestas, lo que fuera, ¿Cómo es que podían si quiera pensar que un reto valía la pena de esa manera?

Se detuvo viendo al que supuso era el cliente, Atsushi se bajó corriendo con la respiración agitada.

-¡Señor! Aquí esta su entrega, lamento mucho la tardanza -dijo el menor y le estiro la patineta en su funda, el hombre se veía visiblemente aliviado.

-¡Ya era hora de que llegaras! -le espeto molesto el hombre arrebatándole el artefacto de la manos, para después mirarlo con ilusión.

Atsushi sólo hizo una inclinación a modo de disculpa y se quedó ahí.

-¡Ya era hora de que llegaras! Chico pálido... y ya veo que tomaste las mañas del bastardo de vendas -espeto un pelirrojo mirándolo, mientras bajaba elegantemente el pie de su patineta, venía llegando y Atsushi trago saliva antes de verlo con algo de dureza, no sabía que el enfrentamiento de aquel hombre seria contra Gravity, le dio mentalmente las más sinceras condolencias.

-¡Te ganare Gravity!-espeto el hombre hacia el "dueño de la gravedad de S" todos lo decían por sus trucos...cualquiera seria picadillo si intentaran sus maniobras enloquecidas... bueno sólo cierto suicida le hacía competencia en sus tiempos, pero hacía ya un tiempo que no se sabía nada de Jisatsu por las pistas de S, todos los presentes lo miraron... no tendría una oportunidad.

-No podrás ni ver mi polvo idiota, y hare que te tatúes en la puta frente la jodida derrota que sufriste -espeto el pelirrojo sonriendo, cuando el hombre sacaba su patineta de la funda, viendo de reojo mal la mirada burlona de Gravity.

Amor sobre ruedas SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora