Pied Piper

Capítulo 4.

Katakuri puede contar con una mano las veces que sale de Totto Land al año y le sobran dedos. Su madre prefiere tener a los comandantes en su base de operaciones y, con la cantidad de hijos que tiene, suele repartir equilibradamente las misiones entre todos. No es habitual ni siquiera para él; uno de los comandantes dulces, ir a un lugar tan lejano como el Paraíso.

La primera parte del Grand Line es tranquila, casi podría decir aburrida para alguien que ha pasado toda su vida en la locura que es el Nuevo Mundo. Normalmente no esperaría nada más que cumplir su misión y volver a casa. Ver a un pájaro volando con un niño atrapado en su pico como presa no es el tipo de evento que esperaría que sucediera en su misión.

El animal tiene la cabeza del chico firmemente agarrada en su pico de una manera que habría aplastado el cráneo de una persona normal. El joven patalea y chilla exigiendo al pájaro que lo suelte. Probablemente no esperaba que el pájaro le hiciera caso, porque cuando el pico comienza a aflojar su agarre, el niño vuelve a gritar en pánico.

"¡En el mar no! ¡No puedo nadar! ¡Ayuda! ¡Me voy a hundir! ¡Me muero!"

Katakuri arquea una ceja impasible. Eso significa que, o bien el chico es un usuario, o es más estúpido de lo que pensaba. De ser la primera opción, Katakuri se pregunta qué tipo de habilidad inútil o con tan poco control puede tener alguien que se deja capturar por un pájaro.

Entonces, el pájaro suelta al niño con un graznido irritado y el chico comienza a caer en picado. El comandante dulce ve el momento exacto en el que el niño visualiza su barco. De una manera casi inhumana, una extremidad alargada se agarra al mástil y el miembro estirado se retrae para llevar al niño a caer en su barco, a salvo del mar.

Los soldados de ajedrez avanzan hacia el cuerpo inmóvil, todos alarmados ante la inesperada intrusión. Katakuri les hace un gesto para que no ataquen, silbando con interés cuando ve que el chico, que ha demostrado tener una habilidad similar a la suya, permanece intacto por la caída.

Su hermana Brulee, que ha sido insistente en acompañarlo, sale inmediatamente a la cubierta para ver el alboroto.

"¿Quién demonios eres tú?" Espeta ella horrorizada al ver las tablas astilladas bajo el cuerpo del niño.

El chico se anima, dándose cuenta de que no está solo, y se levanta saltando como un gato. Toca con una mano su sombrero de paja asegurándose de que no se ha perdido en su 'travesía' y le sonríe a la mujer.

"¡Gracias por invitarme a tu barco, bruja! Estaba totalmente asustado de caer al mar," exclama y, como un recordatorio de última hora, hace una torpe reverencia.

"¡¿B... Bruja?!" El rostro de Brulee se tuerce con rabia. "¡Maldito mocoso! ¡Nadie te ha invitado! ¡Te voy a lanzar por la borda!"

El hombre mayor suspira estudiando al niño. Es un adolescente escuálido y, salvo una cicatriz bajo su ojo izquierdo, su cuerpo está libre de cicatrices o moretones. La caída tampoco parece haberle afectado.

"Niño" Llama apagando cualquier alboroto. "Eres un usuario, ¿cuál es tu poder?"

El chico lo mira, sin verse intimidado por su altura o su apariencia. "¿Te refieres a mi fruta?" Se mete un dedo en la boca y tira de la mejilla lo más que puede antes de dejar que vuelva a su lugar. "Me comí la Gomu Gomu no Mi. ¡Ahora soy un hombre de goma!"

"Interesante," dice Katakuri extendiendo su brazo como muestra. "Nunca había conocido a una persona con una habilidad similar a la mía."

Los ojos del chico se ensanchan de forma inhumana.

"¡Eres como yo!" Chilla con emoción infantil.

Capítulo 4: La protección de un hermano mayor.