RESUMEN: Armin y tu se dan cuenta de como Eren ha estado muy estresado, por eso deciden darle un poco de ayuda.
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¿No será brusco? Le preguntaste a tu esposo mientras sacabas la cena del horno, un rico aroma rodeaba la cocina llegando a la sala en donde Eren estaba sentado.
Armin te miraba con tranquilidad, por su mente recorrían imágenes de lo que pasaría en un rato.
-Claro, no te preocupes, voy a hablar con él-
Su dulce voz siempre te relajaba, caminaste hacia él, te envolvió en sus dulces brazos.
Hace unos días te había contado como Eren había explotado, Mikasa y él habían roto una relación de años, Eren no podía con el estrés por su trabajo.
-Es una carga pesada tener una empresa, no tiene mucho desde lo de Mikasa-
-¿Le sugeriste que usara su mano-
-Sí, pero rodó los ojos y me dijo que ya no era suficiente- Armin dijo, mientras besaba tu frente.
Antes de poder responder, Eren apareció en la cocina, incómodo por la escena romántica, aclaró su garganta.
Sus ojos recorrieron tu cuerpo, tus curvas llamaban su atención.
Tú habías crecido con ellos, eran el magnífico cuarteto. Lo conocías muy bien, su temperamento había cambiado poco, seguía siendo impulsivo, pero era más relajado.
Desde que se graduó, su padre le había heredado la empresa de fármacos que la familia poseía. Todos sabían que era una gran carga, sus padres lo llamaban todos los días, sabían que se la pasaba trabajando. Estaba tan concentrado en el trabajo que descuido su relación con Mikasa. Meses después se decidieron dar un tiempo, pero Mikasa dos semanas después comenzó a acostarse con Jean.
Claro después de eso dolido y celoso, se acostó con varias mujeres, pero no eran suficiente para él.
-Vamos al comedor-
Armin sirvió la cena, y comenzaron a charlar sobre los viejos tiempos, las aventuras y travesuras que hicieron de adolescentes.
Te acercaste a Eren, rozando tus pechos con su brazo y con servilleta en mano limpiaste su mejilla.
-Tenías un poco de salsa de tomate-
-Ah, mh gracias..- Respondió sonrojado.
-Oh, Eren recuerdas la vez que en química con Hange, explotaste la oficina del director - Recordó Armin con emoción.
