Capítulo I

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- ¿Ya vas a dormir de nuevo? - Heejin preguntó, mirando con algo de decepción a su mejor amigo, quien solo levantó su dedo medio en su dirección antes de bajar su cabeza y recostarla en la pequeña almohada rosa.

La almohada que ella le había regalado en su cumpleaños.

- ¿Sabes a cuantos hombres borrachos atendí ayer? No, así que cállate y déjame dormir, Jinnie... - El chico más alto, pero aun así, menor, dijo, empujando los hombros de la castaña para que esta se sentara viendo a la pizarra.

La chica rodó los ojos antes de sentarse recta en su silla, desviando sus ojos a su izquierda, paseando sus ojos por todo el salón, deteniéndose en una espalda, en la que, últimamente, y desde hace casi cuatro años, veía siempre.

La espalda de Yeon Sieun.

Heejin había tenido cierto enamoramiento inmediato con ese tipo, lo había visto el primer día de clases hace cuatro años y fue como si le lanzarán una piedra a su cabeza, su atención, de inmediato, se dirigió a sus bonitos ojos, los cuales la vieron sin emoción aparente, pero para ella, fue como si este le hubiera dicho el mejor alago del mundo, su cabeza solo podía repetir la misma mirada una y otra vez, además, tenía una curiosidad enorme por ese chico, más que nada porque juraba nunca haberlo escuchado hablar más que monosílabos, al menos con ella, siempre fue un "Hola", "Adiós". Habían sido compañeros de clase desde jardín de niños, incluso eran vecinos de apartamento, pero nunca, nunca, habían tenido una conversación.

Heejin a menudo se preguntaba la razón por la que le gustaba Sieun, era extraño, porque fue como si la pubertad le hubiera llegado y de repente, ¡zaz! Le gustaba el chico con actitud de gatito negro arisco, que se sentaba al frente de la clase. Ella jamás pensó que terminaría con un gusto culposo con ese chico, ella solía tener un tipo, que no se acercaba, para nada, a lo que Sieun era, pero como dicen, para gustos, los colores.

Y a Heejin le causaba curiosidad saber por qué este siempre mantenía la cabeza metida entre sus libros, siempre que lo veía, este estaba estudiando, con sus audífonos puestos, mirada fija en lo que sea que estuviera haciendo, escribiendo algo con rapidez, moviendo sus labios como si estuviera repitiendo lo que escribía.

¿Acaso no le dolerá la cabeza ver letras y número todo el día?

Vamos, que, Heejin no era una idiota, en realidad, era bastante buena en las clases, segundo lugar en su clase, pero nunca había tenido un hábito tan grande por ello, y tampoco le había puesto tanta dedicación, como Sieun, a sus estudios, simplemente estudiaba de vez en cuando, y repasaba sus apuntes antes de cada examen.

No creía que valía la pena mortificarte para tener una buena calificación. Había métodos más efectivos que estudiar todo el día y perderte de tu vida.

- Estás babeando tus cuadernos de nuevo, Hee...- La risa de uno de sus compañeros la hizo salir de su trance y mirar al chico con molestia fingida, golpeando el hombro de este antes de que él volviera a burlarse de su estado embobado, haciendo que la atención de la chica dejara a Sieun por completo para comenzar a lanzarse insultos bromistas con su compañero.

Eso fue hasta que la maestra ingreso al aula haciendo que todos se callaran de inmediato. La mujer iba con una sonrisa, y sabía lo que eso significaba.

Alguien de esa clase había ganado algún premio de nuevo.

La maestra siempre había sido del tipo competidor, esa mujer siempre quería los mejores resultados y si no los obtenía, pues mala suerte para sus estudiantes. No era muy agradable cuando se enojaba.

-... Yeon Sieun y Jeon YeongBin, pasen al frente... - Heejin levantó la vista, confundida ante la mención de ambos nombres.

- ¿Por qué los llamaron? - La chica le preguntó a su compañero en susurro, estaba distraída.

𝗪𝗘𝗔𝗞 𝗛𝗘𝗥𝗢; ᵞᵒᵒᶰ ˢᶤᵉᵘᶰ 『Spanish Version』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora