𝗪𝗘𝗔𝗞 𝗛𝗘𝗥𝗢; ᵞᵒᵒᶰ ˢᶤᵉᵘᶰ 『Spanish Version』

Capítulo XII

Cuando la pareja, por fin, llego al lugar que la chica gangster les había indicado, el cual era una feria de diversiones abandonada, ambos se movilizaron rápido, no queriendo que algo peor les pasara a los otros dos chicos, si es que les habia pasado algo malo, al menos, eso era lo que Heejin pensaba.

No quería lastimados, no si era su mejor amigo y el, único, nuevo amigo que había hecho en un largo tiempo.

— Ah, Sooho odia las ferias. — Heejin se dijo con una mueca, sintiendo como Sieun soltaba su mano, eso la hizo mirar en su dirección, esperando no verlo rodar por la cuesta qué habían estado subiendo desde hace, ya, unos minutos, sin embargo, solo vio como tomaba su celular para luego correr a un pequeño espacio escondido entre unas grandes plantas del lugar. Saliendo con algo de dificultad, él caminó hacia una confundida Heejin, tomando su mano nuevamente, entrelazando sus dedos, sus ojos chocaron y esta tragó, señalando el lugar de donde acababa de salir. — ¿Qué hiciste?

— Un poco de tiempo. — Este le contestó con simpleza antes seguir caminando con rapidez junto a ella. A este punto, Heejin estaba sorprendida al no ver a este casi desmayarse por la cantidad de tiempo que habían estado caminando ya, eso era algo bastante peculiar, pero tampoco iba a quejarse porque en el estado mental en el que se encontraba, posiblemente lo hubiera dejado tirado a medio camino solo para poder encontrar a Bumseok y Sooho con rapidez.

¿Estará haciendo ejercicio? Cardio, sí, quizá cardio.

Sieun claramente estaba cansado, en su cabeza estaba jadeando por aire, más que nada por esa enorme cuesta que habían tenido qué subir, aunque no iba a mentir, sí había estado ejercitándose un poco más, no iba a un gimnasio, lo hacia en casa, quizá por eso los cambios eran más lentos, pero había sido constante y eso era lo importante, aunque a veces le frustraba un poco, quería seguro haciéndolo.

¿Tenia una razón? Quizá.

Cuando ambos llegaron al final de la gran cuesta, Sieun agradeció al cielo porque ya podría respirar un poco más libremente y no forzarse a respirar con tranquilidad solo para que Heejin no pensara qué necesitaba algún inhalador. Sacando su mano libre de su sudadera, no logró ver mucho antes de que Heejin soltara su mano y saliera corriendo en una dirección desconocida para él, algo que claramente lo aterro, tanto que este la siguió, corriendo lo más rápido que pudo para no perderla de vista, cuando ambos escucharon un gran ruido, se detuvieron, tensandose, Sieun maldijo cuando vio como eso hizo que Heejin saliera corriendo, aun más rápido al origen del ruido.

Una sirena de policía comenzó a escucharse, justo cuando ambos llegaron frente al grupo que habían estado buscando, Heejin suspiró con algo de cansancio, tocando su pecho en busca de un poco de aire. — Ah, ¿no pudiste elegir un lugar con más cuestas? — La chica se quejó, mirando al hombre con algo de molestia.

Este se rió, mirando a la pareja que acababa de llegar al lugar, de alguna manera, le había gustado las agallas que ambos parecían tener por haber llegado hasta ahí, sin embargo, estaba molesto, demasiado, y eso era suficiente para querer golpear a alguien en ese momento. — Malditos... Mirense, pensé que eran más débiles, pero resultaron ser bastante valientes ¿no es así?

Heejin se quejó, sintiendo sus piernas doler, mirando al hombre con algo de fastidio, ah, como odiaba a los hombres. — Escucha, si no quieres pasar tu vida en esa sucia cárcel, te aconsejo que te vayas de una vez. — Esta dijo, sonriendo con inocencia fingida antes de pasar a señalar su propia oreja mirando al hombre casi con sarcasmo. — Vienen los policías, por si aún no haz escuchado.

El hombre los miró a ambos, notando sus posturas, no eran para nada parecidas, ambos se veían cansados, claro, pero la postura de la chica era mucho más segura que la del chico a su lado, casi como si estuviera lista para lanzar golpes si alguien se lo propusiera. Después de maldecirlos, el mayor salió corriendo junto a algunos chicos, que aún parecían tenerle el suficiente miedo como para quedarse en el lugar, o quizá era la presencia de la policía más que el hombre.