Trece días de Julio.

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“Dongmin, ¿sabías que la carta con el valor de trece en el tarot representa la muerte?, quizá no lo sepas y por ello tampoco sabías por qué era mi carta favorita.”

...

¿Por qué es que sigo llorando?”, es la primera cosa en que piensa Dongmin al despertar esa mañana. No está seguro de comprender su situación, ni siquiera su propia realidad. Cada día después de que Bin murió se volvió una total e irremediable agonía y junto a todo aquello se pregunta y les ruega a las estrellas de nuevo, si alguna vez tendrá la posibilidad de pasar más tiempo junto a él. Pide y suplica al cielo índigo sobre su cabeza que cuide de su luna, porque ahora que no la tiene más orbitando a su alrededor, los océanos de su alma perdieron el sentido.

El teléfono sonando fuera de su habitación lo obliga a levantarse aquella mañana. Sigue el ruido del timbre, que indica que alguien está llamándolo, para poder encontrarlo en medio del desastre que está hecha su casa. El timbre se detiene y sigue sin poder encontrarlo. Lo busca con decisión debajo de los muebles, en los rincones llenos de telarañas y dentro de los cajones atiborrados de baratijas y cosas varias. Vuelve a sonar y todavía se desconoce su paradero. El sonido proveniente del dispositivo le taladra la cabeza y hace que se le forme un nudo en el pecho; explota. Ahí en cuclillas, bajo el umbral de la puerta que va a la cocina llora desconsoladamente, se deja caer y su trasero golpea con fuerza el suelo, después abraza sus rodillas y continúa llorando; aunado a eso golpea ocasionalmente su frente contra los notorios huesos en sus piernas entre sus articulaciones.

Llora un poco más, Dongmin, llora hasta que tu corazón deje de doler, llora hasta que sepas que no tienes más motivos para llorar porque entonces será el momento de volver a amar a Bin con la misma intensidad con la que hiciste la primera vez.

Durante los momentos en que el temible silencio se hace presente, cuando jala aire con sus pulmones porque el pecho le aprieta el corazón, en esos segundos escucha los golpes de la puerta. La primera vez que se percata de ellos cree que su dolor de cabeza ha escalado y ahora lo hace escuchar ruidos donde no los hay, la segunda vez sigue creyendo que es parte de su imaginación, la tercera, cuando los golpes son mucho más fuertes que las anteriores veces, es que cae en cuenta de que su cabeza no juega en su contra. Reúne las pocas fuerzas que le quedan y con los ojos rojos, la nariz irritada y la respiración intermitente, se dirige a la puerta. La abre sin esperar nada o nadie, solamente la abre. Su amigo Jinwoo está ahí, con el pecho subiendo y bajando mientras su ruidosa respiración y las gotas de sudor que se deslizan sobre su frente delatan su cansancio, entonces, mientras se humedece los labios con la lengua y ordena sus ideas, tira de Dongim con ambos brazos hacia él y le da un abrazo. Dongmin lucha contra su cuerpo, contra su pena y su pesar, pelea con todo el orgullo que le queda para no llorar, pero no lo consigue. El seductor y cálido cuerpo calentito de su amigo lo hacen flaquear, se siente débil y con las rodillas hechas gelatina cuando deja salir de sus labios el primero de sus sollozos. Se sujeta de las orillas de la chamarra de su amigo, mientras los puños le tiemblan, entonces, teme porque sabe que no puede, o mejor dicho no quiere seguir de pie y se deja caer. Jinwoo, que es indudablemente más pequeño, no se inmuta siquiera; siente a Dongmin tan ligero como una pluma, así que lo sostiene en el aire, le permite llorar sin preocuparse ni por estar firme sobre el suelo. Unos segundos después cuando la adrenalina abandona su cuerpo, cede a sus rodillas, igual que su amigo, y con lentitud se deja caer junto a él.

Es una escena sin lugar a dudas triste. Dongmin sujeta aún con fuerza a su amigo porque le atemoriza que se desvanezca en el aire si es que lo llega a soltar; llora, solloza y junto al agua salada que fluye de sus ojos, las enormes bolsas debajo de ellos se hinchan cada vez más, también, las manchas negras que parecen moretones se vuelven notorias. Jinwoo, con el rostro en negativo al de su amigo, siente que el corazón se le vuelve añicos con cada segundo que avanza. Ve dentro del departamento el desastre en que Dongmin vive, siente con las manos su huesuda espalda y ahora que lo tiene entre sus brazos nota que hay una extraña sensación en su cuerpo, porque es como si ese a quien abrazara no fuera su él, no fuera Dongmin, no fuera su Dongmin.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2023 ⏰

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twelve o'clock | binwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora