El Héroe De La Madre Tierra

Capítulo 8: Clandestinidad

Han pasado tres años desde aquel trágico accidente en el que el símbolo de la paz derroto al líder del bajo mundo en Japón, All for One. En aquel acontecimiento, una chica de 10 años fue la victima de All For One saliendo herida y cayendo en un coma profundo que duró 4 meses. Su familia, los Toga, hacían todo lo posible para que la rehabilitación de la chica fuera un éxito, lamentablemente Himiko Toga quedo en un estado incapaz de reaccionar a nada. Simplemente estaba tumbada con la mirada totalmente perdida. 

El sol se encontraba cerca de su punto más alto y en el hospital privado más importante de Musutafu una joven de siete años corría por los pasillos con una túnica blanca que tapaba todo su cuerpo. Las pisadas y la respiración era lo único que se escuchaba en los silenciosos pasillos del hospital. 

???: ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH! —Los ojos de la joven se abrieron de par en par, frenando en seco al haber escuchado ese grito desgarrador. La mirada fue a todos lados, totalmente confusa y cuestionándose quien o que había gritado.

Chica: ¿Hola? —Dentro de la capucha blanca únicamente se podía ver sus ojos morados, quienes revisaron cuidadosamente cada nombre de los pacientes ingresados. Su cuerpo se giró por completo al volver a escuchar ese desgarrador grito. Finalmente pudo identificar el origen del grito.— "Himiko Toga". —Se puso enfrente de la puerta donde descansaba Himiko, la curiosidad carcomía a la chica tanto que lentamente su túnica fue abriéndose, saliendo una mano demasiado pálida. La puerta fue abriéndose lentamente, haciendo que la joven de siete años asomase la cabeza, encontrando a una Himiko de 13 años mirando a la nada, su único movimiento es el constante sube y baja de su pecho al respirar. Dio un paso dentro de la habitación, aunque quedo paralizada al ver como los ojos de Himiko se habían posado en ella.— H-hola... —La penetrante mirada de Himiko ponía nerviosa e incomoda a la chica de siete años. Esos ojos avellana con unas pupilas tan contraídas que parecían las de un reptil penetraban sin piedad a la joven, además de eso en sus mejillas yacían grandes cicatrices. El cuerpo de la chica dio un santo al notar una mano en su hombro.— ¡Ahhhh! —Debido al susto la capucha que tapaba su cara se cayo, revelando un rostros pálido con cabello morado y una gema en su frente que emitía una tenue luz rosada. Al haberse dado la vuelta pudo distinguir que quien le había tocado el hombro era el doctor Jesús.

Jesús: Rachel... —La conocida como Rachel empezó a respirar agitadamente, girando su cabeza hacía Himiko, la cual volvía a estar mirando a la nada, con sus pupilas dilatadas, como normalmente debería tener.— ¿Por qué volviste a escapar? —Sin saber muy bien como reaccionar, Rachel simplemente trago saliva y miró al doctor.

Rachel: N-no se... —Sin saber que pensar, Jesús agarró la mano de Rachel para llevarla a su habitación.

Jesús: Tenemos que volver a la habitación, pronto empezara tu sesión de rehabilitación. —Rachel dejaba que la llevase, mientras pensaba en aquella chica. Nada más dar la vuelta en una de las equinas Rachel pudo ver como, por el otro lado del pasillo llegaba un joven de su misma edad, entrando a la habitación de Himiko.— No debes entrar en las habitaciones de los pacientes y mucho menos en horario de visitas. —La chica seguía sin decir nada, dejándose llevar hasta llegar al final del pasillo donde Jesús abrió una puerta algo más reforzada que las otras.— Espera aquí hasta que llegue la doctora, ¿sí? —El silencio en Rachel era algo que todos estaban acostumbrado ,por eso Jesús iba a abandonar la habitación sin haber escuchado una respuesta de la paciente.

Rachel: ¿Qué le paso a Himiko Toga? —Jesús se quedo quieto, pocas veces había escuchado la voz de la chica pronunciar algo que no sea "Hola" "Adiós" "Sí" "No" y "No se". Además que le preguntase por Himiko le parecía algo extraño.