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La bebé de la casa ya se había acostumbrado a la nueva rutina que debía seguir el resto de sus días, o al menos la mayoría de ellos hasta que creciera lo suficiente.

Una semana había sido suficiente para ella el gatear sin temor por su nueva casa, pero ahora venía otro momento importante en el crecimiento y vida de la pequeña.

-¿E-era necesario que yo viniera? - la más alta tomaba nerviosa la mano de su pareja.

-Debemos mostrarle a Akira que sus madres siempre estarán para ella, y siempre que llora le gusta que tú la abraces, así que yo diría que si es necesario- le sonrió de forma brillante, dándole un beso a la nerviosa mujer a su costado.

Akira tomó el rostro de su madre de cabello corto por las mejillas, obligándola a que se vieran, tratando de hacer el mismo gesto de beso.

-¿También quieres un besito, bebé? - sonrió enternecida y alegre, dándole varios besos a su pequeña hija.

Anju solo pudo sonreír, relajando su cuerpo y sintiendo que debía ser fuerte por sus dos pequeños amores, debía enfrentar sus miedos y crecer.

-Disculpen, solo los padres pueden entrar- les informó una enfermera, la bebé no se parecía a ninguna.

-Ambas somos sus madres- Shuka estaba tan feliz y orgullosa de esas palabras, que no le importaría gritarlo a todo pulmón.

Esa felicidad y los besos hacia su hija le impidieron ver la mueca de desagrado de la enfermera, pero Anju si pudo verlo.

-De preferencia, solo una debe entrar, podría estresar a la bebé ver a tantas personas.

-¿Enserio?... - la de cabello corto bajó la mirada, distante a la incomodidad de la enfermera.

Anju miró a las otras salas, un hombre y una mujer, eso es lo que veían como "padres", y a menos que alguna de las dos se convierta en hombre en un segundo, no podrían entrar juntas ya que no eran como los padres convencionales.

-Anju, creo que deberías entrar tú con Akira- esas eran las palabras que no quería escuchar.

-¿Eh?, no, deberías entrar tú- sonrió nerviosa, todo menos quedarse sola con una enorme aguja.

-Akira le gusta que la abraces cuando llora, ¿recuerdas?, y si llora con la aguja sería bueno que estés con ella- sonrió, de la forma brillante que solo ella podía hacerlo, esa sonrisa fue su perdición.

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"Bien Anju, debes estar tranquila y ser valiente por tu hija, la inyección no es para ti, no tienes de que preocuparte".

La enfermera descubrió el brazo de la pequeña, pasando un pequeño algodón con alcohol sobre su hombro, la bebé simplemente seguía con su mirada a su madre, quien caminaba de un lado a otro por la sala. Al menos sabía que mamá Anju estaba ahí con ella.

-De acuerdo pequeña, aquí vamos- la tapa protectora de la aguja fue removida.

-E-eso es... ¿No es muy grande para un bebé? - un escalofrío recorrió su columna, comenzó a sentirse mareada.

-Es un tamaño apropiado señorita, es una aguja especial para los niños.

-De acuerdo, de acuerdo, muy bien- veía a la enfermera llenar la aguja con un líquido transparente, sacándole el aire y golpeándola un poco.

-Bien, ¿estás lista? - apretó la mejilla de la bebé, haciéndola soltar una risita hasta que su mirada cayó en la aguja.

-Tranquila Akira... Mamá Anju está...

-¡¿Señorita?!.

-Anchan~, Anchan~, amor despierta~

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-Anchan~, Anchan~, amor despierta~.

Una voz cantarina la llamaba. Abrió lentamente sus ojos, siendo cegada por la luz de la habitación.

-¿Shuka...?.

-Así es, Anchan- sonrió.

Sintió una pequeña mano en su mejilla, supuso que era la de su hija.

-¿Qué pasó?...

-La enfermera dijo que te desmayaste, ¿tanto miedo te dan las inyecciones? - sonrió de forma burlona.

-E-eso no es verdad... - tomó asiento, al parecer la habían puesto en una camilla, en sus piernas, sintió el peso de su hija pues Shuka la había puesto ahí cuando tomó asiento.

-Akira es muy valiente, al parecer no lloró ni se desmayó como alguien que conozco- tomó asiento a un lado de la más alta en la camilla.

-Menos mal no tiene el mismo miedo que yo... - suspiró, tomando a su hija en brazos.

-Al menos hiciste el esfuerzo de superarlo por nuestra hija, estoy muy orgullosa de ti, amor- dejó un beso en su mejilla, haciendo a la contraria sonrojarse.

-Gracias, Shuka- sonrió, sus mejillas fueron atrapadas por las pequeñas manos de su hija, al mirarla, estaba haciendo el mismo gesto de beso que Shuka- parece que alguien aprendió a pedir besos- soltó una risa, besando las mejillas de su hija.

La de cabello corto sonrió, encantada con la escena.

Shuka amaba a su familia.

Anju amaba a su familia.

Y Akira amaba a sus madres.

bellotasarutobi jefa, la tkm

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bellotasarutobi jefa, la tkm.

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2023 ⏰

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