El querido tord al llegar a su casa, se acostó en su cama y comenzó a dormir, cerró los ojos de apoyo, acomodó su cabeza en aquella almohada. Había un ambiente de serenidad.
Ese día era muy agotador, heridas en sus cuerpos, las fracturas no eran tan graves, pero debían de estar en cama en unos días.
El lugar estaba oscuro, la vista de tord solo se veía agua potable, y unas flores que caían en la nada, sabía que estaba dentro de un sueño. Empezó a caminar mientras el agua chorreaba a otros lados, sus rodillas estaban húmedas, el lugar era totalmente oscuro, de pronto al caerse todo de torno negro, tord intentaba gritar, al caer llegó a un vacío, allí encontró a Tom, su marido.
Se acercó de apoyo ya que le daba mal espina, penetró la mirada a el, estaba sin su sonrisa, aquello le parecía raro de el. Cayó una flor en las manos de tord, pero algo pasaba. Tom se acercó y esto hizo que el noruego reaccionara al instante, tomó la flor, y la dejo detrás de su oreja, las mejillas de ambos eran rojizas, era muy cálido ese momento, que pudo acercarse a Tom, abrazarlo y decirle: _Te amo_ aquellas palabras le encantaron a el británico, este aceptó el abrazo y dijo: _Yo más_
Tom había desaparecido, mientras que tord se abrazaba el mismo, abrió sus ojos y despertó.
¿Que ha ocurrido? Pensaba el chico de sudadera roja, tocándose la cabeza. Se levantó del colchón y se dirigió al baño, comenzó a lavar su rostro para que no diera más sueño.
Tom pasaba por el pasillo para ver qué tal le iba a su amado, al encontrarse tord se quedaba sin aliento mientras que Tom lo agarraba del mentón.
Tom- ¿Como dormiste, cielo? Entre endenantes pero estabas dormido así que me fui y no quise molestar.
Tord- No pasa nada, y de que querías hablar?
Tom- Oh, quería darte esto
El chico de sudadera azul saco una flor de su bolsillo, la misma de los sueños de tord, este se quedó impresionado, Tom puso la flor detrás de la oreja tal como era en el sueño.
