1 | La rueda de la fortuna

1.1K 57 49
                                    

Booktrailer arriba

Dedicatoria:

Para quienes perdieron un amigo.

Quienes temen empezar de nuevo.

Para todo el que enfrenta sus miedos

y se atreve a amar.

Stella

8:58 pm

«Recuerda que nada es para siempre.»

Es la frase que se encuentra en un cartel, pegada frente a mí en un poste, frase que no he dejado de leer mientras me muerdo la uña, impaciente, dijimos que nos veríamos a las 8:30 pm justo frente a la rueda de la fortuna, ya pasó tiempo y aún no aparece.

No puedo dejar de pensar en si luzco bien, siento que mi cabello se ve más negro de lo habitual ¿El maquillaje que uso será muy exagerado o es discreto? No, seguro que el maquillaje está bien.

«Me gustaría invitarte a salir, Stella»

«Siempre he notado lo linda que eres»

«Me encantaría pasar tiempo contigo»

Que Fredy, el chico por el que he babeado desde la preparatoria me haya invitado a salir es todo lo que siempre he querido, aunque trate de ocultarlo.

Hoy descubrí una cosa: la puntualidad no es fuerte.

Me sobresalto cuando mi celular comienza a sonar y veo que es mi madre, sé lo que me dirá, seguro otra pelea con mi padre por los asuntos legales sin resolver, el divorcio apesta; no tengo tiempo para eso, no ahora, así que rechazo la llamada.

Y por si no fuera poco, comenzó a lloviznar. Grandioso.

—Stella, ya se va a dar la última vuelta —habla Francisco, el hombre que controla el juego.

—Ya sé, él vendrá solo haz un poco más de tiempo, por favor.

—Debí cerrar el juego hace media hora y ya está lloviendo, lo siento, esta es la última vuelta ¿Entras?

Lo pensé durante unos segundos, supongo que es su última oportunidad, tal vez solo quiere hacer una entrada dramática.

—Claro.

Admito que caminé un poco más lento antes de entrar a la cabina, las pequeñas gotas de lluvia caían sobre mí, entré esperando que apareciera de la nada y se disculpara por el retraso, pero quizá era hora de aceptarlo, él no vendría.

¿Por qué alguien como él se fijaría en mí?

—¡Alto! —un chico entró de prisa a la cabina conmigo.

Justo a tiempo porque Fran ya había puesto en marcha la rueda. El chico es más alto que yo, no por mucho, sostiene un paraguas de bolsillo —cerrado, por cierto —y se quita el gorro de su sudadera, tiene algunos mechones negros mojados, la respiración agitada y miraba hacia abajo en busca de algo.

—Disculpa, esperaba a alguien —me crucé de brazos.

A menudo lo hacía, sobre todo cuando estaba nerviosa.

—Pero no vino ¿O sí?

Ya acepté que me dejó plantada, gracias por recordármelo.

—¿Quién eres? —lo miré todavía desconfiando.

—Soy solo un chico que quiso subirse a la rueda de la fortuna ¿Por qué tanta desconfianza?

Seguía al pendiente de lo que sea que estuviera abajo.

Escapando del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora