𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜

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♫ Train Wreck - James Arthur ♫

Advertencia: Mención de sangre, heridas y golpes.


22 de Noviembre

Rusia

Escalofríos.

Agotamiento.

Respiración lenta.

Pulso débil.

Torpeza.

Pérdida de conocimiento.

Somnolencia.

Ésos eran los síntomas causados por la hipotermia que comenzaba a manifestarse en su cuerpo, ¿O acaso era la pérdida excesiva de sangre?

Su andar cesaba cada vez más, hasta que finalmente la fatiga logró vencer su cuerpo y se detuvo por completo. Su mirada finalmente tomó en cuenta de sus alrededores y frunció el ceño, confundida al verse en medio de un espacio abierto, cubierto completamente por nieve...

Y no esas asquerosas paredes.

Volteó su cabeza ligeramente, su apagada mirada siguiendo las pequeñas manchas rojizas de su propia sangre, impregnadas en la blanquecina nieve que marcaban un recorrido hacia ella.

¿Cómo llegó allí?

Intentó relamer sus labios, humedecerlos un poco y se encontró con unos belfos no sólo resecos debido a la exposición del frío, sino una sensación de ardor y un sabor metálico acarició la punta de su lengua.

Quiso alzar su mano derecha para inspeccionar el corte, sin embargo, sus extremidades estaban entumecidas por completo. Notó los nudillos de su mano pintados de un tinte violáceo, generando un fuerte contraste con el resto de su piel completamente pálida debido a la exposición a temperaturas tan bajas, especialmente con sus prendas.

Un camisón, casi tan blanco y pulcro... de no ser por las manchas de sangre y algunas rasgaduras.

Sus orbes decidieron detener el recorrido por su propio cuerpo, asqueada y confundida a la vez cuando encontró más marcas púrpuras en sus piernas y más sangre.

El viento sopló con fuerza, tanto que casi logró noquear su frágil cuerpo sobre la nieve, pero un extraño sonido hizo que su cabeza se moviera en diferentes direcciones en búsqueda de la fuente del mismo. Los movimientos repentinos sólo lograron que su visión se nuble por unos instantes y el mundo gire.

Un disparo fue el detonante final para sentir cómo la poca adrenalina que le quedaba, brindarle la sensibilidad de vuelta de sus piernas y comenzar a abrirse paso entre la espesa nieve. La tarea no era sencilla, la tormenta empeoraba cada vez más, la nieve le llegaba casi hasta las rodillas y quemaba sus piernas descalzas, y podía sentir las heridas en sus muslos abrirse más a medida que corría.

Su cuerpo entero temblaba, su mente estaba apagada por completo y estaba desorientada, ¿Estaba corriendo hacia su libertad o nuevamente a su esclavitud?

Un dolor punzante en su pie hizo que finalmente cayera al suelo, sin embargo, en vez de encontrarse con la suavidad, pero helada nieve, se encontró cayendo sobre una superficie plana y dura, provocando nuevas heridas; raspaduras en su mano y rodillas en un pobre intento de evitar la caída... y un dolor punzante en su cabeza.

Sus párpados comenzaron a sentirse pesados, su respiración cesaba cada vez más y su pulso se debilitaba. Su vista comenzó a nublarse y perderse, ignorando una luz que se acercaba hacia ella. Lo último que recordó fue la textura de los dígitos tallados en el mango de la cuchilla que sostenía en su mano izquierda, antes de que todo se oscureciera y el mundo se apague.

𝑅𝑒𝑑 𝐵𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora