♫ Vicious - Tate McRae ♫
¡Meow!
El silencio sepulcral de la sala fue interrumpido por un maullido. Ania, quien estaba sentada con sus piernas cruzadas sobre el sofá y delineando las finas líneas del alambre de púas pintado de forma permanente sobre su muñeca, alzó la vista en búsqueda de la fuente, encontrándose con un felino tan blanco como la nieve ingresando a la sala y acercarse a los pies del Soldado.
―Hey...― susurró Bucky mientras se inclinaba hacia la pequeña que se restregaba entre sus piernas como recibimiento. Hacía unos días que finalmente habían podido concretar la mudanza con Sam, y parecía que Alpine se sentía a gusto con el gran cambio.
Su departamento solía ser pequeño y estaba en mal estado, mientras que ahora, la pequeña tenía una gran casa con diversas habitaciones y un parque infinito para poder divertirse. Claro que el no disfrutaba que la felina saliera, temía por momentos que se pudiese perder en el bosque, pero parecía que Alpine comprendía el temor de su dueño y volvía siempre a sus brazos.
Era una gatita muy obediente.
―Aquí tienes, puedes usar una de las habitaciones de huésped.― Sam apareció en la sala con unas prendas en la mano, acercándose a Ania para entregárselas.
Ella las tomó de manera dubitativa, sin entender cómo aún el hombre había accedido a que ella, una completa desconocida, pasara la noche en su hogar. Aunque también podía verse como una forma de mantenerla cerca y poder lograr conseguir más información aunque, desde que ingresaron a la enorme casa, ella se había mantenido en silencio, sin intenciones de revelar más información de la que ya había entregado tan fácilmente.
Sabía que había dado un salto peligroso, pero si analizaba un poco la situación desde la perspectiva de los hombres y la poca data que les proveyó, podía jugar la carta de damisela en peligro y tener su protección.
O al menos la del Capitán.
La tensión entre ella y el Soldado era palpable, incluso Sam notaba el intercambio de miradas desconfiadas y cómo se medían el uno al otro. El malhumor de Bucky no ayudaba tampoco, era notorio que el hombre no estaba de acuerdo con sumar a la joven al operativo, y tenía sentido. Desconocían su propósito; si estaba verdaderamente en peligro o si era una doble agente que los estaba guiando hacia las garras de Hydra.
Pensar en volver a Hydra no era una opción para él, incluso sentía los cabellos de su nuca erizarse como respuesta automática.
―¿Cómo te llamas?― preguntó Sam repentinamente.― Imagino que el nombre en tu reporte es falso.―
Ania alzó la vista, desprendiendo su interés en Bucky quien jugaba con Alpine aún en sus brazos, para verlo y encogerse de hombros ligeramente cual niño atrapado en una travesura.
―¿Y crees que es buena idea abrirle las puertas de tu hogar a quien dio una falsa identidad a la policía?― respondió ella manteniendo su postura aún y escuchó al Soldado chasquear su lengua y, desde el rabillo de su ojo, observó cómo éste asentía ligeramente.
Sorprendentemente, parecían haber estado de acuerdo en algo.
Sam decidió dar un paso hacia ella, quien se mantenía aún sentada cómodamente en el sofá con las ropas descansando sobre su regazo, y se inclinó lo suficiente hasta estar en cuclillas frente a la joven, movimiento que llamó la atención tanto de Ania como de Bucky.
― ¿Qué debería hacer entonces? ¿Considerarte alguien peligrosa?― ella notó el humor en el tono de Sam, era evidente que el pobre hombre parecía no haberla analizado como el Soldado. Tal vez era su peor falla; confiar en la gente. El Capitán parecía ser poco analítico con las personas y, si bien parecía no confiar del todo en ella, allí estaba... entregando ropa a un posible sospechoso para dormir bajo su techo.
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𝑅𝑒𝑑 𝐵𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑎
RomanceCansada de correr y escapar, Ania decide finalmente enfrentarse a su pasado en búsqueda de la verdad y venganza, pero su plan se ve comprometido al toparse con el mismísimo Capitán América y un muy atractivo pero insoportable ex Soldado del Invierno.