Capítulo 3

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Fue trágico, los dioses buscaron a Alberto con desesperación, pero cuando encontraron al bebé, ya era tarde-La imagen de todos los dioses viajando por cielo, mar y tierra por orden de Bruno aparecía mientras una de las musas relataba el desenlace con tristeza, siendo enfocada por la luz a un lado de sus hermanas.

Ahora es un mortal, mas como él no todo bebió-Otra musa comenzó a cantar abrazandose asi misma moviéndose lentamente hacia el frente, después hizo un ademán negando para pasar la imagen al jarrón debajo suyo.

Divina fuerza conservó, las gracias hay que dar- En el jarrón se veía al bebé arriba de las serpientes sosteniendolas por el cuello- Cuentanos.

Lloraron Elena y Bruno, su hijo no podía volver-Ambos dioses estaban abrazados desconsolados, la diosa volteo hacia la cuna mirándola con profunda tristeza, su esposo la tomaba del hombro con una expresión triste, el pegaso los miraba tristes para después ver hacia abajo.

Miraron a su niño criarse lejos de su hogar-La imagen del jarrón mostró a los dioses viendo hacia abajo donde estaba la casa de los campesinos que acogieron al pequeño, sonreían felices jugando con el niño.

Y a pesar del plan, tramado contra su fuerza y su luz— Las musas seguían avanzando entre los jarrones mientras le hacían coros a su hermana quien cantaba la canción, llegaron a uno donde se veía la imagen del dios de la muerte sonriendo victorioso y celebrando.

Más fuerte se volvió al crecer, y fue su gran vir...tud- Arriba del jarrón, justo encima del dibujo del dios estaba la imagen del bebé siendo un niño más grande y levantando la casa buscando su pelota, su padre miraba asustado aquello y su madre estaba asustada al ver el movimiento dentro de la casa.

Su gran virtud...-Las musas levantaron sus manos moviendolas de una lado a otro por encima de su cabeza para después bajarlas mostrando el jarrón detrás suya, se quitaron una a una ante la imagen de un camino lleno de ovejas.

Una enorme carreta apareció asustando a las ovejas avanzando a toda prisa.

¡Ay!-El grito de uno de los campesinos se escucho mientras la carreta seguía avanzando por todo el camino en dirección del pueblo.

¡Al! ¡No tan rápido! -Massimo, quien ya era mucho más viejo y canoso, se sostenía fuerte de la carreta y a su lado iba un viejo caballo el cual tenía la pata vendada, delante corriendo con una sonrisa iba el joven sosteniendo la carreta con sus manos.

¡Cuidado! -Grito su padre señalando a la entrada del pueblo donde los campesinos reconstruian lo que era el arco de entrada, miraron al joven correr con la carreta a toda prisa y el enorme cargamento de paja.

Paso por debajo golpeandolos con la paja mientras lo veían con preocupación y tiraban todos los bloques de mármol.

Upss ¡Lo siento! -Alberto volteo hacia arriba viendo a los hombres con una sonrisa nerviosa y disculpándose aún a corriendo.

¡Pues nosotros más! -Los tres hombres lo miraron molestos, uno le grito sosteniéndose del arco y los otros dos colgaban de este y se agarraba con fuerza.

Seguía avanzando por todo el pueblo asustando a la gente que se quitaba del lugar y varios animales, se detuvo poniendo sus pies firmes en el suelo los cuales se enterraron e hicieron un pequeño agujero.

Hércules [Luberto Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora