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La puerta se abrió...
El medico entro como si nada para ver si ya moriste, después de todo, Todos estaban en contra tuya ahora, cual fue su sorpresa al verte sentada en la cama como si nada hubiera pasado.
- ¿Decepcionado de que no estoy muerta? - dijiste mirándolo mientras acomodabas tu nuevos cabellos para atrás.
- ¡¿P. Pero como?! - dijo el doctor y ya iba a salir, pero levantaste los dedos y con el al doctor atrayendo a ti, ahora estar a pocos centímetros de tu cara.
- no se preocupe Doc... No te hare daño - acariciarte con dulzura sus mejillas y este en vez de sentirse alivio sintió un escalofrío tan grande que casi lo hace llorar - es momento que despiertes - y con eso lo besaste en la mejilla, con eso el doctor cayo al suelo y empezó a toser con fuerza hasta que vio como de su garganta un cuervo salía y volaba donde contigo, en su pico una pluma de cisne, la maldición de Ovette, siguió tosiendo mientras sacaba las últimas plumas de su garganta.
- ¿Q..que que paso? - un doctor que estaba tan desorientado que seguía en el suelo como si hubiera salido de un trance.
- ¿ya despertaste ? - dijiste aun sentada en la cama mirando al doctor, mientras acariciabas al animalito, mientras la pluma de cisne se hacia cenizas por culpa de un fuego azulado.
- ¿M. mi reina? ... ¿Qu. Que le paso? ¿Por qué luce así? - miro alrededor... - ¿Qué hago en su cuarto?...-
- recuerda Doctor, no se haga el inocente - lo miraste de reojo mientras el cuervo volvió a volar y se metió en tu cuerpo como si fuera parte de él.
-.... - y ahí el doctor recordó todo, tanto lo que estaba haciendo ahí como que fue maldecido por Ovette - M MI REINA LO SIENTO, EH COMETIDO UN PECADO ANTE TI - se arrodilló completamente ante ti pegando su frente en el suelo, tu lo miraste y con tu propio pie hiciste que te mirara mientras estabas cruzada desde brazos, no tenias nada más puesto que tu ropa de cama, que debería ser blanca, pero era negra ahora, contrastando totalmente con tu piel blanca de porcelana, las uñas de tus pies eran negras como las de tus manos, pero por una extraña razon solo te hacía ver tan hermosa mente encantadora, a tal punto que el doctor se sonrojo ya que tenia una buena vista desde ahí de ti.
Tan imponente, tan hermosa, tan irreal, tus labios que ahora tenían un tono rojo oscuro como la sangre fueron decorados con una dentadura que parecía de perlas mientras tenias unos colmillos ahora, sonreíste ante el hombre, solo causando que el corazón se le acelerará.
Subiste tu pie hasta la altura de su cara - si estas arrepentido... Demuestra a quién le sirves - el medico se sonrojo ante la insinuación de la reina, ¿Acaso es la misma reina dulce y adorable que el Rey adoraba? No lo sabe, pero no puede negar que, aunque no sabe lo que pasa, no se negó un plantarte un beso en él pie demostrando su sumisión ante ti, sonreíste malvadamente, ya liberaste a uno, te falta todo un palacio - anda Eduard, ya te puedes levantar ~ ¿ O quieres ser mi respaldo para mis pies mientras pienso? -
