no finjas.
[ how to be a great pretender ]
Bitácora de longevidad en la Academia Silver Way, de Dylan Alexia Smith, a la semana dos de su arribe: no estaba ni cerca de encontrar a James.
—Si le quitas su autito, Batman no es nada —le argumentó el chico de ojos verdes que tenía enfrente.
O al menos eso era lo que ella pensaba.
—Su poder va más allá de eso —Dylan se veía ofendida por lo que William decía—, ¡es un héroe!
Lo de la lista no estaba funcionando, en realidad. Había tachado un par de nombres, pero no progresó más allá de eso. La mañana anterior, Dylan se halló preguntadole a Ashton si había algún chico adoptado en su curso; él le había dicho que solo sabía de Brendon Turner —ese chico era mitad asiático, estaba descartado hacía tiempo— y que, según él, ya no había nadie más allí.
Ashton estaba siendo de bastante ayuda sin consultarle mucho al respecto. En cambio, no podía decir lo mismo de Aiden.
«—No, tonto, por última vez: no iré por los pasillos preguntándole a todos los chicos que vea: "Oye, ¿tú eres mi hermano?".
—Pero podrías.»
Entre sus charlas, el asunto también había surgido con Xavier, el hombre que tenía su tutela desde la muerte de su padre. Su padrino y probable mejor amigo, el hombre en que confiaba más que nadie en el mundo.
«—Papá quería saber si estabas bien —explicó Aiden cuando contestó la llamada y Dylan le reclamó—. Le compré un teléfono nuevo, ¿sabes? pero no fue capaz de siquiera llegar al menú antes de revolearmelo en la cara.
—Xavier, el hombre que sabe cómo enterrar un cuerpo sin dejar rastros, encontrar súper se respeta archivos, manipular personas, cómo acceder a información pública y privada de cualquier tipo... ¿no cómo usar un smartphone?
Era creíble, en realidad.
—¿Está ahí? Pasamelo
—Está algo ocupado ahora. Sobredosis de estrés, supuse que le haría bien escucharte.
—¿Qué has hecho esta vez, Aiden?
—¡Yo no fui! Han sido los incompetentes de la sección de divorcios.
—Ponme en altavoz —le dijo, y después de unos ruidos infernales volvió a hablar—: ¡Y yo no quiero hablar contigo!
—¡Dijiste que habías superado eso!
—¡Pues no lo hice! —chilló. Agradecía estar sola, en realidad— Ahora quiero hablar contigo, Xav. ¿Cómo estás?
—Hola, malvavisco —Dylan sonrió al escuchar ese dulce apodo. La voz de Xavier era un poco más gruesa en el teléfono, lo suficiente para intimidar a cualquiera.
—¿Lidiando con el irresponsable de tu hijo?
—Lo mataré en cualquier momento.
—Tienes toda mi autorización.
—No tienes idea de lo mucho que me costó llamarte —le dijo—. Aiden me compró un nuevo teléfono y me dejó a la deriva. Creo que me comunique hasta con la CIA antes de encontrar tu número.
—Eso sería divertido si no tuvieras contacto real con la CIA.
—Tengo amigos que son ex agentes —el hombre explicó, como si fuera normal—. No tengo contacto con la CIA directamente.
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Singular
Teen FictionDylan creía que nada podría empeorar en su vida, pero ese sobre llegó a sus manos. Aquella carta, escrita a puño y letra de sus padres, le dejó tan solo dos certezas. Un nombre: James. Un propósito: encontrar a su hermano.