A través de una simple mirada me atrapaste, a la hora y lugar equivocado. De ese modo entraste a mi vida, de manera abrupta e inesperada, luego me fue imposible dejarte de ver y apartarme de ti.
Ya estaba perdida en ese inexplicable deseo.
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Na-bi.
─Esto debe ser una jodida broma.
Expresé sin tapujos y Agust arqueó una ceja con una sonrisa socarrona en sus rosados labios.
Malditos labios tentadores.
─ Parece que alguien se alegra mucho de verme.─soltó con evidente ironía.
Su actitud empezaba a fastidiarme, tal parece que le divierte la situación, yo no le veo la menor gracia.
─¿Y qué esperabas? ¿Qué te recibiera con dulces y con flores? No me hagas reír.─respondí cruzándome de brazos.
August volvió a sonreír mientras me miraba intensamente.
─Permíteme disculparme, Mariposita, fui un real capullo la noche pasada.
─Tus disculpas me las paso por el arco del triunfo, sinceramente fuiste un real gilipollas y si me permites tengo prisa.
Dado por zanjado nuestro inesperado encuentro le pasé por el costado viendo su cara de incredulidad con cierta pizca de diversión. Escucho sus pasos perezosos tras de mi y blanqueo la mirada al saber a ciencia cierta que no sería tan fácil deshacerme de él.
─Hey, para fiera que sólo quiero hablar un momento contigo. ─ me reí a carcajadas por su petición.
─Una pena, yo no tengo el menor interés en seguir escuchándote, y que yo recuerde no tenemos absolutamente nada de que hablar.
Una de sus manos se aferró a mi antebrazo haciendo que parara abruptamente. Se posicionó una vez más como una puta ancla frente a mi y resoplé un poco harta de su insistencia.
No sabía que era lo que quería decirme con tanta intensidad. Contemple su ojos que me miraban suplicantes y decidí esperar unos segundos a ver si de una vez me decía lo que tanto ansiaba.
─Ok habla de una vez porque estás colmando mi paciencia y créeme carezco de muy poca. ─ advertí cruzándome de brazos.
─Tranquila, no me tomará mucho tiempo─ esperaba igual que terminara rápido porque no me hacía nada bien tenerlo a unos escasos pasos y más si lucía pecaminosamente atractivo todo vestido de negro─, primeramente quería ofrecerte una sincera disculpa por mi comportamiento de ayer, suelo ser así de borde con los desconocidos pero luego me arrepentí de haberte tratado así.
─¿Hablas en serio o estás de broma? ─ pregunté aún sin creerme que me quisiera hablar justo para disculparse, no lo veía como ese tipo de chico.