Unexpected Desire| MYG [#3]

¦ Resistir la tentación ¦

Capítulo 5.

ღ ═════ •⊰ღ⊱• ═════ ღ

Na-bi

Esa noche al llegar a casa luego de mi breve encuentro con Agust tenía un humor de perros, no me esperaba esa inusual charla ni que de cierto modo intentara disculparse por portarse pésimo conmigo.

No lo entendía y mientras más lo pensaba mi dolor de cabeza aumentaba con creces.

¿Qué estaba intentando lograr exactamente?

El no me conocía en lo absoluto, no éramos amigos mucho menos conocidos y aún así el destino se había empeñado en cruzar nuestros caminos. Cansada de darle tantas vueltas al asunto me di un refrescante baño para luego caer profundamente dormida.

Y esa fue la culminación del día de ayer, en cambio hoy al levantarme me apresuré en llegar al trabajo, sería el único modo de mantenerme distraída. Para mi suerte no tenía tiempo ni de respirar pues hoy la cafetería estaba al rebosar, íbamos de un lado para otro preparando y entregando pedidos. Estaba tan atareada que casi había olvidado la parte en que Agust mencionaba que vendría hoy al café.

Casi no me era suficiente, necesitaba olvidar que alguna vez crucé miradas con ese rapero egocéntrico y mujeriego.

Ahg, lo odio por hacerme desearlo con cada poro de mi piel.

─ ¿Estás bien, Bi? Has estado muy callada hoy, lo cual me extraña porque eres bastante parlanchina.

El comentario de BoMi me hace mirarla mal y esta simplemente se encoge de brazos divertida.

─ Nada, cosas mías.─ dije corta y directamente, no quería dar mas detalle de ese tonto en mi vida porque quería que dejara de aparecer en cada conversación y darle mas importancia de la que necesitaba.

─ Ok pero a mi no me engañas, sé que algo anda rondando en esa cabecita tuya que te pone así de inquieta─ bufé incrédula, odiaba que me conociera tan bien.

─ Tú ganas, pero no quiero hablar de ello por ahora. ─ respondí sinceramente, cuando la vi asentir supe que me había entendido.

─Cuando necesites un oído amigo aquí me tienes para escucharte, sabes que cuentas conmigo siempre. ─ la mirada sincera que me dedicó me demostró que en serio podía apoyarme en ella cuando tuviera situaciones así.

─ Gracias.

─ No las des, para eso estamos las amigas.

Y tenía razón pero de algún modo quería agradecerle su apoyo incondicional y que siempre me entendiera y escuchara. La vida me había dado una familia complicada que no me demostraba amor pero también me había regalado una buena amiga que podía considerar como una hermana.