Capítulo 5: Aveces los celos están solo en tu cabeza.

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15 días pasaron en lo que aquella ciudad no divisó un rayo de sol, dos semanas de tormenta habían nublado cada rincón. Sin embargo, ese día brillaba el sol intensamente sobre sus cabezas. O tal vez, era un mínimo rayo de luz que después de tanta oscuridad atravesada se sentía como un sol de verano.

Brindaba un calor muy conocido, el que se esparce por un corazón sin esperanza cuando parece haber un destello. Como un abrazo, para las personas que por la frialdad de la vida habían sobrevivido sin ese simple, pero enorme, acto de aprecio.

Horacio conducía la patrulla devuelta a la sede. Aquella esperanza le había hecho levantarse esa mañana, no obstante, teniendo el mismo efecto que tiene un pico de adrenalina, ahora se sentía vacío, más drenado de intenciones que el día anterior. Blake se encontraba al lado suyo, colocando canciones en la radio para disimular el silencio que llenaba el espacio.

- H...sé que lo he repetido mucho esta semana -empezó Blake cuando entraban en la sede- Estoy acá para lo que nece...

- Me ha besado la frente hoy antes de irse- una sonrisa lastimera cubrió su rostro.

Blake le observó, esperando que Horacio continuase hablando. Horacio estacionó el auto, en ese mismo instante, divisó en la entrada de uno de los edificios a Volkov junto con Smirnov. Sus manos apretaron el volante, aun sin apagar el motor.

"Yo te conocí en primavera", Horacio dirigió su mirada hacia Blake quien descendía de la patrulla, después de haber colocado la canción. Blake esperaba que aquel acto, fuese suficiente para iniciar un camino hacia lograr desenterrar la aguja que se encontraba en los corazones de sus amigos, siendo consciente del dolor que un corazón roto podía ocasionar. No deseaba que Horacio y Volkov terminasen de la misma manera, atravesando una agonía mayor a la que ya habían pasado las últimas semanas.

Su corazón, nuevamente en un último desesperado intento, intimido a la razón hasta que huyo nuevamente detrás de una roca. Horacio apagó el motor, salió de la patrulla y caminó pesadamente. Sus pasos exponían las pocas horas de sueño, las lágrimas derramadas y el agotamiento de un cuerpo que recién lograba ordenar los hilos; comprendiendo cual era el aviso con el cual su corazón insistía, comprendiendo lo que la razón le había gritado a la cara las últimas dos semanas.

Sin importarle que Blake y Smirnov se encontraran allí también, subió las escaleras hacia Volkov. Sin hacer uso de ninguna palabra, le rodeo con los brazos, dejando su cabeza descasar derrotada en el pecho del mayor. Espero con los ojos cerrados alguna señal.

Obteniendo como respuesta el corazón acelerado de Volkov y unos brazos que le rodeaban de vuelta.

- Blake, Smirnov, vayan a patrullar ustedes, les alcanzamos después- Ordenó Volkov.

La orden fue acatada inmediatamente, dejándoles a solas. Sin soltarse uno al otro.

- ¿Quieres hablar al respecto H? - La respuesta que recibió fue un asentimiento, una caricia que sintió en su pecho.

Horacio tomó la mano de Volkov dirigiéndose a su oficina, la oficina que si lograba reflejar quien era él. Aun cuando tuviesen que ser pequeños destellos, para Horacio su oficina era diferente de todas las demás. Al cruzar la puerta divisaron la mueblería de tonos madera, el sofá, el gran ventanal y la silla. Horacio se apoyó en el escritorio, aquel que era su toque único, sobre el reposaban diversos marcos con fotografías de aquellos que amaba.

Volkov se colocó frente a él, muy cerca, negándose a perder el calor de Horacio nuevamente.

- M...me besaste la frente esta mañana -Horacio mantenía la vista clavada en el suelo- ¿Quiere decir que n...no hemos terminado? En estas dos semanas, sin que me despertases con un beso yo pens...

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