Media hora más tarde estaban entrando en el parque de diversiones más grande en varios kilómetros a la redonda. Eric, para el desconcierto de Dan, insistió en pagar las entradas.
—Está bien. Si tanto te molesta, tú puedes pagar la comida —respondió el chico ante las protestas. Sus ojos decían que no iba a pedir el helado más barato. Dan se alegró de haber llevado dinero de sobra.
Caminaron con tranquilidad entre las atracciones, recorriendo con la vista cada una de las posibilidades hasta que Dan rompió el silencio que había comenzado a tornarse incómodo—. Y... ¿en cuál quieres subirte?
Eric se encogió de hombros—. ¿La montaña rusa? —. Dan palideció—. A menos que estés asustado, claro.
—¿Disculpa? Te enseñaré quién está asustado —. Reajustó las gafas sobre su nariz y se encaminó hacia la fila, extrañamente corta para un sábado en la mañana. Eric estaba a su lado, sonriendo hasta que rozó su brazo levemente y sintió que temblaba como una hoja en la brisa de primavera.
—Nerd, ¿estás bien?
—...perfectamente.
—Estás temblando —Eric lo tomó del brazo, haciendo que se diera la vuelta y le viera a la cara. Dan se ocultó tras el brillo de los lentes.
—¿Yo? ¡Sí, claro!
—¡Basta! ¡Si no quieres subirte, está bien! —explotó el otro, sacudiéndole los hombros. Las demás personas haciendo la fila temieron por su integridad y se apartaron unos pasos de ellos, dándole espacio libre a Eric para agitar el cerebro de Dan dentro de su cráneo.
—Detente...
Eric lo soltó después de un rato. Dan sentía que el pobre desayuno de esa mañana estaba haciendo las maletas para irse por donde había venido. Como no podía mantenerse en pie, se apoyó en el hombro de Eric y trató de decidir cuál de los dos pares de pies que veía era el real. Respiró profundamente, una y otra vez hasta que su estómago dejó de protestar.
—¿Estás bien? Hablo en serio. Si no quieres, no tienes que subirte.
—¡Pero quiero hacerlo!
Eric parpadeó un par de veces—. ¡¿Pero de qué estás hablando?!
Dan se apartó unos pasos y suspiró.
—Yo... le tengo miedo a las alturas, ¿Ok? Siempre que vengo al parque me digo que me subiré la próxima vez y nunca lo hago. Por eso, me gustaría intentarlo hoy...
La expresión de Eric se suavizó y rompió a reír—. ¿Por qué no lo mencionaste antes? —dijo, empujándole ligeramente para que avanzara en la fila—. Si realmente quieres hacerlo, nadie te detiene.
Unos minutos después, todo había terminado. Dan estaba pálido como un fantasma, pero tenía una sonrisa amplia en el rostro. Eric, por otro lado, hacía todo lo posible por ocultar las marcas de uñas que el chico le había dejado en el antebrazo, pero Dan estaba tan ausente en ese momento, que no habría notado si un cerdo volara sobre su cabeza.
—Y... —dijo Eric, sacándolo de aquel sopor— ¿Lo disfrutaste?
—Eh... no usaría la palabra disfrutar, pero me alegro de haberlo hecho. ¿A qué quieres subir ahora?
Eric se negó a sugerir otra cosa, temiendo traumar al muchacho todavía más, así que subieron a todas las atracciones que Dan quiso hasta que el hambre les hacía rugir el estomago. Se sentaron en la cafetería, en la mesa más alejada de todo el grupo, disponiéndose a comer con total tranquilidad. Y lo hicieron, pero el silencio, igual que siempre, se tornó incómodo.
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Soul Mates (Español) (Boyxboy)
FanfictionDan vive en un mundo donde encontrar a tu alma gemela es una de las cosas más importantes que una persona puede llegar a realizar, pero el sistema no es perfecto y, desde luego, su mala suerte no hace las cosas más fáciles. ¿Cómo pudo esperar otra c...