Capítulo 17

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OK, tenía que admitirlo. Estaba nervioso y casi temblando como una hoja en el otoño ventoso. El banco en el que estaban sentados de repente se volvió extremadamente incómodo, la delgada camisa constriñendo su torso, haciendo su respiración trabajosa. Eric debió haber sentido que se revolvía en el asiento, pues tomó su mano suavemente.

—Calma, Dante. No hay razón para el pánico.

—¡No estoy nervioso! —exclamó él.

Eric le sonrió tranquilizadoramente, e incluso se permitió reír un poco. Dan se sintió aturdido, pues la última vez que había estado tan nervioso, Eric y su sonrisa diabólica habían sido la principal causa. Ahora, su compañero lo miraba con ojos tranquilos, la sensación electrizando sus nervios dondequiera que él tocaba su mano. Dios, qué rápido había cambiado su relación. Hace tres semanas Eric lo había golpeado hasta que los moretones en su cuerpo estaban sangrando a chorros; y ahora eran melosos, y estaban teniendo una cita doble; bueno, más bien esperando a que Sam y Russell aparecieran.

Dan inspeccionó su reloj—. Ciertamente están tomándose su tiempo.

—De hecho, aún es temprano. Llegamos media hora más antes.

—Llegar temprano es una cuestión de cortesía. Espero que lo recuerdes para futuras ocasiones. Sin embargo, la espera está matando mi cordura en este momento.

—Oye, en serio, relájate. Fuiste tú quien insistió en conocer al idiota.

Tenía que concederle a Eric la razón. A pesar de que su compañero junto con Sam le rogó que pensara en ello dos o tres veces más, Dan había asegurado que debía conocer quién era esta persona Russell. Por ahora, el chico había sido una mera idea, un pedazo de papel con algunas notas al azar escritas en él, olvidado en algún lugar de su escritorio. Y sin embargo, una hoja que lograba afectar a Sam en la más profunda de las formas (para bien o para mal) y que, le dijo Eric como su argumento más de mayor peso, había amenazado con separarlos hace apenas unos días.

Pero Sam parecía feliz ahora, mucho más que en los últimos meses cuando su relación con Joan comenzara a flaquear. Su sonrisa había recuperado poco a poco su frescura y sus carcajadas eran alegremente molestas de nuevo. Por ende, Russell no podía ser una persona tan mala, ¿verdad?

O eso es pensó hasta esa mañana, cuando se le ocurrió que tal vez el chico era única y exclusivamente amable con Sam.

—Bueno, no creo. Él nunca fue malo conmigo, pero recuerda que estaba enamorado de mí, también —comentó Eric una vez que le hubiera comunicado sus preocupaciones. Eso no lo tranquilizó. Sin embargo, ya no podía rebobinar la cinta, todo lo que quedaba por hacer era ser valiente y poner la mejor sonrisa que tuviera a disposición. Le dolía el estómago.

—¿De quién fue la idea de esta cita doble, de nuevo? —preguntó Dan, sintiendo cómo la agonía trepaba por su pecho.

—Tuya, querido —contestó Eric, empleando el término que había empezado a utilizar hacía unos días, no como un apelativo cariñoso sino burlón.

—Oh, bueno, deshonra sobre mí.

—Oh, vamos. Si las cosas no van bien, siempre podemos acabar por hoy y dejar a los tórtolos solos —propuso Eric, dándole a su mano un suave apretón.

—No. Eso sería grosero —repuso Dan, luego resopló suavemente—. Puedo hacerlo. He sobrevivido a cosas peores.

—¿En serio? No puedo pensar en una situación más retorcido que esta.

«Eso no es tranquilizador...».

—¿Qué me dices de tus puños magullando mi cuerpo?

—Oh... lo siento.

Soul Mates (Español) (Boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora