¿Hacemos un libro sobre nuestro amor?-Levy x Natsu (+18)

Prólogo

No le cabían más libros en su habitación, deseaba tener mucho más espacio pero no podía ya que su salario como administradora del gremio y la falta de misiones por su fuerza, le impedían poder gastarse dinero en un sitio más grande. Fairy Hills estaba muy bien y gracias a que la gran mayoría de sus compañeras estaban allí, se sentía más segura.

Lo peor para ella de leer tantas historias de amor y romance con un toque picante, que tanto le gustaban a Erza, era la soledad. Largas noches donde el único placer provenía de sus propios dedos y su imaginación, empezaba a agotarla. Se imaginaba que algún apuesto joven la llevaba en brazos e intimaba con ella.

—Ya empiezan...—pensaba mientras escuchaba el ruido que venía de al lado.

Era Kana quien ligaba mucho, escucharla a través de la pared era un dolor de cabeza, especialmente cuando ella se sentía sola en noches como esa.

—Ojalá tener a alguien—suspiraba.

Ella no era tan atrevida como Kana, ni sus pechos grandes como Lucy. Ella junto a Erza eran las únicas que no tenían pareja. Incluso Mirajane pasaba alguna noche con un joven quien más tarde resultaría ser Laxus, pero el miedo que le daban esos dos si decía algo era tan aterrador que lo guardaría como un secreto.

La noche pasó solitaria y cuando fue al gremio estaba tan cansada que no se fijo por donde iba por el interior. Chocó con Natsu y al sentir la dureza de su pecho, se pudo fijar que este estaba mucho más fuerte que antes. Sin duda los resultados de los combates daban su fruto.

—Lo siento—dijo ella.

—No te preocupes.

—Levy, te noto rara—comentó Lucy.

—Tengo sueño, eso es todo—se aproximó a decir.

La soledad de la joven llegó a tal punto que incluso en su despacho privado hacia cosas indecentes. Era tan lista que terminaba pronto las tareas, teniendo mucho más tiempo libre que otras personas.

Durante ese día se fijó en la mano, en la sensación del pecho de Natsu. Enseguida descartó la idea pues era él, Natsu, su amigo. Pero era raro sentirse así.

—La soledad es muy mala...—pensó para terminar de quitarse la idea.

Aquella noche paso gran parte en el baño de Fairy Hills, un baño espacioso y grande con piscina, jacuzzi y demás. Se estaba terminando de lavar el pelo cuando entró Kana.

—Ahh, nada mejor que un baño después de un encuentro sexual—comentó ella desnuda y sentándose a su lado.

—Si...—comentó Levy.

—Oye, nunca te escuchó tener sexo con alguien, ¿todo bien?

—Claro, yo es que...soy silenciosa.

—Que aburrida, lo mejor es expresar los sentimientos—acto seguido agarró los pequeños pechos de Levy y los sobó—me pregunto que harán con ellos.

La joven dejó escapar un gemido mientras las manos se deslizaron hasta su entrepierna.

—Hoy ando muy sobrada de energías y el chico estaba bien pero tú creo que estás mejor—su voz le dio miedo y notó como jugaba y hurgaba en su interior.

—Kana....basta...

—No seas tan tímida.

La joven pudo salir de allí por poco porque estuvo a punto de dejarse caer en los brazos de ellas simplemente por tener un poco de placer. 

Al día siguiente ella le echó una mirada pícara y le dijo que si quería, le presentaría a alguien con quien tener un buen sexo y pasar el rato. Ella se negó, pero desde esa noche, el sentir el placer a través de otras personas, provocó un cambio en ella.

Le abrió un libro en su alma, un libro lleno de pasión y lujuría.

Continuará...