Capitulo 4: Secreto

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- Que es lo que hace el aquí?! Este centro está más cerca de mi casa que de la suya! - pensé.

Su simple presencia fue suficiente para que yo me pusiera nerviosa y asustada, no podía permitirme que me viera con mi hijo ya que él no sabía que precisamente él era mi hijo; si me veía podría acercarse y saludarme de manera natural sin ningún miedo y probablemente revelaría sobre nuestra cita.
Como le explicaría a Armando que he salido con otro hombre aparte de su padre?, aparte de que no sabría tampoco lo que él diría, podría ser quien revele que es mi hijo antes de Mariano preguntará.

Me di la vuelta rápidamente y camine un poco antes de que Armando me interrumpiera.

- A donde vas mamá?

Yo solo giré la cabeza para contestarle para evitar que Mariano me reconociera en caso de que volteara.

- Voy rápido al baño, creo que me cayo algo pesada la comida.

Armando solo asintió con la cabeza y no hizo más preguntas.

- Bueno entonces dame tus bolsas para que yo las cargue y te las cuide.
- Gracias hijo.

Caminamos en dirección opuesta a donde estaba Mariano hasta que encontramos un baño; después de meterme me encerré en un cubículo y me esperé por un rato ahí, se que mi hijo es bastante paciente pero si me tardo demasiado se preocupará, así que solo podía estar por unos cuantos minutos en los cuales estuve rezando para que Mariano se fuera o se metiera en una tienda donde no iríamos.

- Por que? Por qué está aquí?! Con que cara vería a Armando si lo descubre? Tranquila Daniela, tranquila, solo fue una cita, no pasó nada más, ni siquiera nos tomamos de la mano!

Esta tan desesperada pensando en excusas y tratando de convencerme que no había hecho nada malo, podía convencer a Armando de que era un amigo, pero entonces cómo convencía a Mariano? No le puedo decir que es el hijo de una amiga o algún sobrino, Armando solo voltearía a verme confuso; y aunque me siguiera el juego de seguro luego se enojaría y se lo diría a Jorge o a Susana.

- Solo me queda esperar aquí un rato más, solo unos minutos y luego nos vamos, directo al estacionamiento y a la casa, nada de darse vueltas por la plaza.

Tome un fuerte respiro y salí del cubículo, luego fui al lavamanos para tratar de enfriar mi cabeza un poco con el agua fría.
Pero aún seguía teniendo ese sabor amargo, que pasaría si Mariano estaba afuera también? No debería de estarlo, nos fuimos lejos y yo entré al baño, aparte de que no hay forma de que conozca a Armando.
Me arme de valor para salir, pude ver a mi hijo esperando en su celular con mis bolsas en su mano y por fortuna no había rastro de Mariano, todo iba bien hasta el momento.

- Estás bien mamá? - preguntó al verme.
- Si, pero yo creo que mejor nos vamos a casa, no quiero seguir caminando.
- Ok, entonces deja que yo conduzca también.
- Gracias bebé.

En todo el camino iba con la cabeza hacia abajo, este truco me sirvió demasiado, así la cara no se me veía con el cabello y Armando realmente creería que me siento mal. Igualmente volteaba por unos momentos para revisar que no nos fuéramos a topar con Mariano pero agachaba la cabeza casi al instante solo para que él tampoco me viera.
Finalmente llegamos al coche, mi hijo puso todas las bolsas atrás y me abrió la puerta del copiloto para que me subiera, luego me puso el cinturón y se subió el en el asiento del conductor.

El amante perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora