Libro 2: Zero No Tsukaima El Dragón Extinción.

Capítulo 1

Después de aquel encuentro con aquella magnifica criatura. Louise y su madre nuevamente se encontraban atravesando los acantilados rocosos de la empinada montaña sobre la carroza tirada bruscamente por aquellos enormes carneros.

Y la verdad, a pesar de la violencia en el movimiento de aquellos animales tan bruscos; estos no fueron capaces de alejar el sentimiento mágico que en este momento recorría él pecho de Louise.

''¡Ay!'' Gruño de dolor la chica pelirrosa sobresaltada en su asiento gracias al movimiento tan alocado de la carrosa. ''Eso fue increíble madre ¡ay!'' Otro golpe fue a parar sobre su cabeza.
''¡¿Ese era tu Familiar?!'' Preguntó con los ojos brillantes como estrellas por la curiosidad infantil que había nacido en su corazón.

''Así es Louise.'' Respondió su madre aún serena pese a recibir igualmente varios golpes en la cabeza.
'' Desde el primer momento supe que no se trataba de una mantícora....*risa*...Aunque claro, era aún muy joven e ingenua como para verlo con tanta lucidez.'' Finalizó sus palabras mientras observaba por la ventana. Por un momento, la joven de pelo rosado pudo sentir como la tensión en el cuerpo de su madre se acrecentaban. Ella estaba preocupada por algo.

''...¿Pasa algo, madre?'' Preguntó esta nerviosa. Reviviendo unos segundos de silencio por parte de su progenitora antes de que esta finalmente apartará su mirada de la ventana del carruaje.

''Louise.....Eres más que consciente de la tensión que se ha acrecentado entre Tristein y Albion...¿verdad?'' Preguntó de repente la mujer. Tomando con la guardia baja a la joven Vallière.

''Heee...Si-Si madre, soy más que consciente...'' Murmuró cabizbaja la pelirrosa; Con el recuerdo de los ojos sin vida del príncipe volviendo a ella por momentos.
''¿Por qué?''

La mujer más mayor de entre todos los Vallière endureció su mirada por un momento. Provocando que la más joven de sus hijas tragará saliva de manera dura.
''La probabilidad para que...una guerra estalle es muy alta...y con la reciente muerte del príncipe, esto solo aumentó...'' Continuó endureciendo su voz y mirada, perforando en la pequeña alma de su hija con facilidad.
''Así que...como principal comandante del escuadrón de Mantícoras, tengo la obligación de apoyar a mi reino y mi pueblo...pero como madre, quiero asegúrame de algo...'' Término disminuyendo la presión en su mirada. Permitiendo que su hija tuviera la oportunidad de relajar sus músculos tan tensos.

''¿Que cosa madre?'' Preguntó la joven un tanto curiosa.

''Asegurarme de que entenderás y obedecerás una simple orden; Tu no participarás en esta guerra.''

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Un suave y finó viento soplaba con tranquilidad a través de su delicado cabello azabache. Encontrándose totalmente perdida en el mar que se habían vuelto sus pensamientos estos días.
Particularmente con estos centrándose en cierta chica tan extravagante. "...¿Qué es esto que siento en mi pecho?..."

"¡Siesta!" Más su comodidad consigo misma fue obstruida por la fuerte voz femenina que sonó a la distancia. "¡La comida está lista!"

Y gracias a esto, está pudo recordar su pequeño labor del día al observar aquel árbol del que estaba recolectando frescas manzanas color ruby ase no más de unos pocos minutos atrás.
"¡Voy!" Respondió esta antes de proceder a caminar con cierta torpeza en sus pasos hacia la pequeña y humilde choza. Agitando con cada pasó la canasta llena de manzanas.

Llegando a esta en no más de medio minuto. Entrando con un pequeño tic en su ojo izquierdo mientras colocaba la canasta en el centro de la meza.

"Este día toca un estofado Siesta.'' Dijo desde la cocina su progenitora con una sonrisa mientras hervía un gran trozo de carne de res en una oya de metal.
"No olvides avisarles a tus hermanos y sobre todo a Julio, ese pequeño siempre se queda dormido por horas."