Luego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión.
¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos.
『 - Se shipean cubito...
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Juan Qubico no era una persona a quien le gustara que las cosas se le fueran de las manos, sobre todo con planes que él mismo hacía.
En su mundo había tenido varios problemas con sus amigos y su pueblo por esto mismo, tal vez se le iba a de las manos el saldar cuentas o desquitar su enojo con la gente equivocada, pero nada de eso importaba ahora.
Tenía una nueva oportunidad en un nuevo mundo, uno donde se podría hacer el rey.
Claro, así fue hasta que cierto oso puto apareció en su camino.
Había pasado, desde su pelea con el híbrido, planeando nuevas formas de fastidiarlo y robarle lo que pudiera, no porque lo necesitara, esto ya era meramente orgullo. No le podía dejar pasar el hecho de que lo humilló y le hizo sentir estúpido después de mucho tiempo donde siempre sintió que tenía el control absoluto de cualquier situación que se le presentara.
Odiaba la sensación de sentirte bobo.
—Pinche oso baboso, ¿qué demonios se cree?; nomas porque es bien pinche intimidante con su máscara culera y su trajecito de patrón.
Y ahí estaba él, claramente importandole poco que sus planes de robo se estuvieran viendo frustrados por el híbrido. Porque su enojo no venía únicamente de esa pelea. Resulta que cuando quiso volver a la tienda de Tanizen a desquitarse y, por qué no, sacarle algo de dinero, se encontró con la poco grata sorpresa de que el oso estaba ahí, acompañado de sus empleados custodiando la tienda. No le permitieron el paso a menos que dejara su arma en la entrada, y ya que sus intenciones eran obvias no pudo hacer nada más que maldecir al oso e irse bastante molesto.
Y es que no fue solo con el local del rubio, todos los lugares a donde podría haber ido a robar estaban siendo custodiados, pues alguien le contó al oso sobre sus atracos y seguramente no se lo había tomado bien.
—Pinche oso envidioso; entiendo lo de eliminar a tu competencia pero esto ya es pasarse de culero.
No hablaba con nadie realmente, el único ser que realmente lo estaba escuchando era el cerdo mascota que poseía el otro Juan, haciéndolo darse cuenta de la rabieta que estaba montando.
—Dios y ahora hablo con el puerco, ¿esto era lo que hacía tu dueño, no? Pinche loquito.
Pensó que lo mejor sería distraerse con algo. Tal vez podría practicar su tiro con las aves que pasaran por ahí, o podría seguirse burlando de las cosas "sagradas" del templo, o intentar entrar a la bobeda que el otro él había dejado.
Ninguna de estas cosas las pudo hacer, ya que un mensaje de Auron lo interrumpió.
SrAuronPlay: Veni a casa de Reborn SrAuronPlay: O lo que queda de ella
Su mensaje le sorprendió, pues luego de enterarse de que básicamente les había vuelto a mentir a la cara sobre la vida que llevaba en su dimensión no esperaba que le volvieran a dirigir la palabra. Y fue precisamente eso lo que encendió las alarmas en su cabeza; seguramente era otra trampa para volverlo a encerrar, y no señor, él no era ningún idiota.