Parte sin título 6

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Rose Weasley tenía un sueño recurrente.

Mataba a alguien.

 A cuchillada limpia y carcajada oscura, la sangre corría sobre la nieve. Lo peor de todo era la falta de remordimientos, por supuesto se despertaba con el corazón desbocado y la conciencia horrorizada, pero mientras siguiera en el páramo de su propio de su propio subconsciente no tenía ningún problema con hundir el cuchillo una y otra vez en la carne de su víctima.

Y sentada sobre la cama escuchando las acompasadas respiraciones de las demás Griffindor se preguntaba si no estaba perdiendo su humanidad, si no se estaba perdiendo a sí misma detrás de sus propios muros.

Recordaba a la perfección la vez  que había deseado matar a alguien.

Recordaba las ansias que habían poseído a una joven y entonces pelirroja Rose.

Porque también recordaba las manos obscenas que habían recorrido su cuerpo sin consentimiento. Todavía escuchaba los gemidos de él y sus propios gritos. Y el fuego en su interior.

Miedo y dolor.

Recordaba las dos palabras que él le había dicho.

"Eres mía"

Observaba a las demás chicas riendo en el gran, tan inocentes, limpias, cada una en su propia burbuja, sin darse cuenta de lo que era en realidad la vida.

Rose Weasley anhelaba esa ilusión.

Fue entonces que llegaron las chicas de Beauxbatons, y entre la multitud  de cabezas rubias resaltaba una. No por el color del cabello, la muchacha era tan rubia como todas las demás pero reía más fuerte que ninguna otra y despedía una vitalidad que casi parecía luz.

Rose era diferente a Océane, seguro, resaltaba, pero nunca por su felicidad sino más bien lo contrario, Red Weasley para la familia emanaba sombra y melancolía.

Sin embargo nadie nunca se había dado cuenta de que la oscuridad no era más que una fachada y que alrededor de aquellos en quienes confiaba la chica también reía e iluminaba, si solo se hubieran esforzado un poco más en que se abriera a ellos.

La leona estaba tan concentrada en sus propios pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de los dos pájaros (un cuervo y un ruiseñor) que dialogaban sobre sus cabezas.

Una cierta francesa sin embargo sí que se dio cuenta.

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Okay estoy segura de que ahora mismo me están odiando pero tengo una excusa! Escribí este capítulo 2 veces y se borró asi que... sí!

Aún así acepto crucios por que bien sé que los merezco.

La historia va a ir mucho más rápido a partir de ahora así que sigan leyendo!

Quiero saber sus teorias sobre los pájaros y que les parecería que hiciera un capi sobre Océane unicamente.

Besos :*

Tamo.

el trío de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora