Capítulo 5

34 3 1
                                    

Me despierto sin ganas de hacer nada. Solo quiero acabar con todo. Lo superé, al parecer, pero ahora es como si todo viniera a mí de golpe, haciendo sentir un profundo temor de que descubran mi paradero.

No puedo confiar en un ser humano.

No debo fiarme en nadie.

Cada segundo que ha pasado en mi vida lo he desaprovechado tontamente.

¿Para qué me hago una casa, salvo un animal o incluso pido a un desconocido que se quede conmigo, si el resultado va a ser el mismo?

Voy a morir de todos modos.

Y sigo sin saber por qué exactamente.

Necesito respuestas.

Salgo de la casa con mi abrigo y botas, y claramente, mi espada. No sé ciertamente a dónde voy. Pero especialmente, lo único que quiero es acabar con todo.

Sí, efectivamente.

Finalizar todo.

Total, si a nadie le importo. Mis padres están muertos, y...él...

A él no le volveré a ver nunca más.

Todas las personas que me importaban no van a venir mágicamente a detenerme.

Mágicamente...

¿Por qué digo esa palabra?

Hace que quiera acabar con mi vida más rápidamente.

Me levanto con postura decisiva y llego al río. Dejo mi abrigo, botas y espada cerca de la orilla y me fijo en la profundidad.De lejos parecía poco hondo, pero i te fijas bien, es bastante profundo. Tengo miedo, sé que no es la idea correcta y no sé exactamente como hacerlo. Pero por otra parte, siento como si lo tuviera que hacer.

Cierro los ojos y oigo una voz:

-¡NO!

Doy un respingo y me giro, pero no hay nadie.

Estoy respirando por la boca y fuertemente, asustada. No he sido capaz de reconocer la voz. Parecía la de una chica.

Agito la cabeza. He decidido tirarme al río, así que me tiro al río.

Y nada lo va a evitar.

Salto y siento el punzante agua helada.

Y en tres segundos se me pasa por la mente quién podría ser la voz.

Pero ya es tarde, ya estoy perdiendo el aire, la fuerza y tiemblo como una hoja.

Llevo solo un minuto y siento que la muerte está cerca.

Estoy más cerca de él.

Pero a la vez, tan lejos...

Cierro los ojos, y espero a que suceda lo que tenga que suceder.

Entonces algo me empuja hacia la superficie.

Parecen unos dientes.

Mi vista se está nublando por el frío, pero el extraño me saca fuera.

Estoy tirada en la nieve respirando rápidamente, y veo a mi salvador. Me quedo pálida al mirar que es Toby y que me ha devuelto el favor.

Agarro temblando mi abrigo y mis botas, me los pongo y llego a mi casa. Cerraría las ventanas si tuviera, pero como no tengo, enciendo el candelabro para iluminar la estancia.

Me pongo todas las mantas encima y me acurruco tumbada.

-Ven-invito al lobo, que se acerca lentamente a mi lado y se tumba-. ¿Quién te ha avisado de que me iba a...?-decido no terminar la frase, pues supongo que sabrá perfectamente lo que quería decir. El animal simplemente no responde-. En fin...Gracias por salvarme la vida-digo con una sonrisa-. Estaba tan desesperada que pensé que podría...En fin. Que gracias por salvarme con tu pata herida...-lágrimas recorren mis mejillas y le doy un abrazo-. Y perdona. Creía que nadie dependía de mí. Y me olvidé de ti. Me olvidé de ti...

La última nevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora