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Riki seguía paralizado, su mente aturdida por la revelación repentina

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Riki seguía paralizado, su mente aturdida por la revelación repentina. Cada latido de su corazón parecía un eco en la habitación, mientras Sunoo continuaba riéndose despreocupadamente y colocando los platos con una elegancia que parecía innata.

«¿Cómo me descubrió?» Pensó, tratando de procesar la situación. Las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.

—¿Cómo? ¿Lo sabías? —preguntó sorprendido, sus ojos se abrieron como platos, incapaz de ocultar su asombro, mientras Sunoo seguía riéndose y colaboraba en la disposición de la cena.— No entiendo... ¿cómo lo supiste? —Riki murmuró, su voz apenas un susurro lleno de confusión, su ceño fruncido denotaba su desconcierto.

Sunoo le dirigió una mirada cómplice, revelando un brillo travieso en sus ojos.

—Lo confirmé en el momento en que te llamaron por tu nombre verdadero y... otra vez me acabas de confirmar.

El rubio parpadeó, atónito por la astucia de Sunoo, sus ojos mostraron incredulidad.

«¿Otra vez?» Pensó, incapaz de ocultar su sorpresa y desconcierto, su mente estaba en un torbellino. Miró confundido a qué se refería el pelinegro, sus ojos buscaron pistas en el rostro de Sunoo.

En ese momento, Sunoo metió su mano en el bolsillo de su suéter y sacó unos lentes.

Para su sorpresa, eran sus propios lentes... su rostro reflejó asombro.

—Olvidaste tus lentes. Bonito —Sunoo dijo con una sonrisa juguetona, su voz era dulce como el caramelo.

Riki observó los lentes en sus manos, aún asombrado. Sus ojos se posaron en ellos con una mezcla de incredulidad y gratitud.

—Lo confirmé solo porque te los quitaste al beber agua cuando llegué, además, tu característico lunar debajo de tus labios... —agregó Sunoo, mirando hacia otro lado y bajando la voz al final, visiblemente avergonzado, su voz se suavizó al hablar de su descubrimiento.

El japonés no pudo evitar sonreír y reírse por la situación. Su risa era un suspiro de alivio y emoción.

—¿Bonito? —recalcó, alzando una ceja con picardía, sus ojos brillaron con complicidad y coqueteo.

—¡N-no te burles! Se supone que yo tengo que burlarme de ti... —Sunoo protestó, aunque su voz estaba llena de diversión, sus ojos destellaron con un brillo travieso.

Sunoo estaba a punto de replicar, pero se sorprendió cuando el rubio lo tomó de la cintura, acercando sus cuerpos y sellando sus labios en un apasionado beso. Obviamente, Sunoo lo correspondió con entusiasmo, sus corazones latían al unísono en ese momento de pasión.

—Besaste a una uva, bonito —Riki sonrió con picardía, sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona.

Sunoo le devolvió la sonrisa, sus ojos centelleaban de alegría y deseo.

Grape Boy ୨୧ SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora