•Derry•

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Desde que nos mudamos a Derry, madre parece estar más tranquila sin la presencia de mi padre, solo que no se las puede dar del todo relajada mientras que Georgie siga tan pequeño y enfermizo, para su buena suerte el clima aquí no es tan malo como en nuestro antiguo hogar;  eso me parece, aún no me haré ilusiones, si apenas llegamos hace un par de semanas y, siendo verano, todo se ve como un lugar de maravilla.
Afortunadamente esa duda está por resolverse en los próximos días, pues esos días soleados están por terminar, y las clases por comenzar. Mi último año antes de irme a la universidad, lo pasaré en una escuela en Derry. Igual no me haré mucho la víctima con eso de dejar amigos o familia en donde vivíamos, si da igual, al final de todo, nadie es tan bueno como para echarse todo encima por esa persona.

- ¿No quieres que te lleve, cariño?- preguntó mi madre al escucharme bajar por las escaleras-  Podríamos pasar por la preparatoria luego de que deje a Georgie en el jardín y...

- No, madre- respondí mirándola sobre el hombro- Iré caminando, así me aprenderé la ruta de una vez.
No me respondió, quizá asintió sin que la viera un tanto enfadada. Igualmente no es que le preocupe que me pierda en Derry, solo quiere asegurarse de que no hurté los cigarrillos que compró ayer en la farmacia; y para su suerte está en lo correcto de su sospecha, pero Georgie, mi hermano menor, le quita mucho tiempo como para que alcance a revisar mis cosas.
Apenas terminé el desayuno me despedí de ella con un beso en la mejilla para irme rápidamente antes que mirara el paquete de Malboro asomado en el bolsillo de mi chaqueta.

- ¡Nada de malas costumbres, William!

- Confía en tu hijo, Sharon-  Tomé mi bici y me dirigí a la escuela sin problema, es un pueblo pequeño, sin mencionar que vi a un grupo con mochilas yendo en la dirección que yo creía correcta.

En dirección me dieron mi horario, junto  a mis clases y salones. De guía me pusieron a un chico que parecía estar castigado sin siquiera haber llegado al almuerzo del primer día.

- Todas son lindas aquí, bueno eso te abre más oportunidades con las chicas- cada vez que reía se acomodaba las gafas.- ¿Tú tienes novia? ¿La abandonaste en tu antigua escuela?

- No- sonreí, era my entrometido al parecer- ¿Tú la tienes?

- Wow amigo espera, no me has dicho tu nombre y ya quieres saber si estoy disponible, ¿No que tenías modales?

- William Denbrough- dije ofreciéndole la mano de buen humor, él la chocó.

- Te llamaré Bill si no es molestia, y si lo fuera, desahógate con Eddie.

- ¿Eddie? ¿Así te llamas?

- Oh, no, que nombre tan gay cierto- volvió a reir- Me llamo Richie. Eddie es un tonto que pronto conocerás.

- Claro- asentí siguiendo su tontería- ¿Entonces la tienes?- me miró a través de los enormes ojos que las gafas de formaban.- Una novia.

- Oh, verás... no la tengo. Pero si me junto contigo, tal vez las chicas comiencen a ver mi potencial, ¿no?

- ¿Cómo?- las tonterías que salía de su boca eran peores cada segundo. El timbre del receso me informó que falté a mi primera clase sin darme cuenta. De inmediato los pasillos se inundaron de personas.

- Bueno, Bill, eres bastante guapo- se apoyó en mi hombro para verme de cerca. Lo volteé a ver algo desconcertado- ¡No creas que soy un marica!- gritó apartándose, haciéndose el asqueado y limpiando su camisa- Trato de decir que si me junto con alguien atractivo, las chicas podrían conocerme mejor.

- En primer lugar nadie querría conocerte mejor, boca sucia- de repente otro chico un poco más pequeño apareció al lado del pelinegro.- Tendrías que limpiarte el hocico para empezar.

- Él es Eddie- señaló Richie, mirándolo con desprecio.

- Edward Kaspbrack, mucho gusto- sonrió. Iba a estirar mi mano para presentarme pero él fue más rápido apartandose- No tocaré tu mano, tiene germenes.

- William- asentí.

- Edds es hipocondríaco- advirtió el pelinegro abrazándolo con un brazo mientras caminábamos. - No solo su nombre es de gay- sonrió mirando los shorts de su amigo. No pude evitar reír al ver la cara de Eddie.

- ¡Oye! ¡Ya te dije que mamá me los compró!- se apartó de él con un empujón- ¡Cállate Richie!
El timbre volvió a sonar, esta vez para entrar.

- Uhm, Rich- al parecer esos dos se entretenían peleando. Toqué el brazo del chico para llamarlo- Gracias por el tour y demás pero, no puedo seguir faltando a clases.

- ¿Y a donde crees que vamos, mi querido Bill?- sacó mi horario quien sabe de donde. Evité decir algo más y solo sonreí para seguirlos, escuchándolos discutir como un matrimonio mientras llegábamos a estudios sociales.
Alcanzamos a sentarnos al lado en el salón, Richie y Eddie continuaban debatiendo por alguna tontería nueva mientras todos esperaban a que el profesor llegara. Pasaron unos 4 minutos y un hombre cargando un maletín apareció por la puerta, dándonos la bienvenida y acomodándose en su escritorio.

- Si no llega en los próximos 10 minutos, ganaré la apuesta.- susurró Richie, apuntando un escritorio vacío en la esquina.

- Si va a llegar- debatió el pequeño lleno de esperanza- Ya sabes lo que dicen.

- ¿Qué dicen?- no me aguanté la curiosidad- ¿De qué hablan?

- Oh Bill, pobre e inocente Bill- Richie negó con la cabeza- Si crees que eres el más guapo de la escuela, estás muy equivocado.

-Yo no creo... - cada vez me confundía más, volteé hacia Eddie- ¿Qué..?

- Ese es el lugar de Beverly Marsh- susurró mirando al asiento aún vacío- Faltando tres semanas para el verano dejó de venir y... tal vez la suspendan.

- ¿Es amiga de ustedes?

- La preocupación es por como le vaya en casa- contestó Eddie. No comprendía a qué se refirió, iba a seguir preguntando pero Richie interrumpió.

- Está muy buena como para ser amiga de Eddie- Maldición, lo dijo en voz alta. Toda la clase miró al pelinegro, incluido el profesor.

- Creí que había perdido el año, Tozier- renegó el hombre. Eddie estaba a punto de orinar sus shorts, en cambio el otro tenía una sonrisa en su cara, pero no respondió.
Las cosas no pasaron a más, pasó el tiempo y continuaron las clases, los 10 minutos se cumplieron, la chica no llegó y Richie ganó veinte dólares. Todo fluyó normalmente por el resto del día hasta la hora de salida.
Consideré invitar a ese par a fumar conmigo luego de la escuela pero aún no conocía bien sus planes, por lo que solo me despedí de ellos y me fui, no a casa si no en busca de algún lugar para pasar el rato tranquilo y sin buscar problemas, obviamente en Derry estaba prohibido que los menores fumaran cualquier cosa.
Después de algunos minutos me detuve a la entrada de un puente, bajé de la bici y eché a andar colina abajo. Me senté en sobre un montón de hojas frescas y recosté mi cuerpo a un árbol, por fin podría disfrutar de un par de cigarrillos sin tener que encerrarme en mi habitación para que mi madre no lo notara.
No soy adicto ni mucho menos, pero al tener tabaco entre los labios, los pensamientos se vuelven más rotundos y largos. Intenté entender todo lo que no pude de Richie y Eddie, sus ocurrencias, chistes, burlas, peleas... no son extraños, solo, creo que en mi antigua ciudad nunca pasé tanto tiempo con alguien como para notar lo espontáneo que suele ser todo aveces. Aquí las cosas y personas parecen ser más notables, como ese escritorio vacío, santo dios, por más vueltas que le dé a las palabras de Eddie, no logro descifrar a qué se refería. ¿Realmente sabrá algo? ¿Algo malo o bueno? Tal vez solo está inventando y quiere..

- Tendrás que darme uno si no quieres que te delate- el corazón se me quería salir del susto, di un salto que me hizo golpear la cabeza contra el tronco y el cigarrillo que tenía en la boca salió disparado a caer entre las hojas. Mis pensamientos se consumieron en uno solo mientras observé borrosamente como una pálida y delicada mano tomaba el poco tabaco que yo acababa de tirar.
La chica rió dulcemente, levanté la cabeza y allí estaba el rojo más extraordinario e increíble que jamás he podido observar en unos labios, por si fuera poco el cabello era de un color semejante, flotaba entre rizos sobre sus hombros y tenía unos ojos increíblemente celestes.

- Tranquilo, solo pedí un cigarrillo- sonrió.

•Secreto O Fantasía• Billverly Donde viven las historias. Descúbrelo ahora