CAPÍTULO V

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Pasaron seis meses desde aquel suceso, Jimin tuvo que abandonar la escuela pues no podía permitirse algo demasiado costoso, gracias a su suegro tuvo la ventaja de poder conseguir empleo como repartidor a tiempo completo y en horarios rotativos. Al principio fue difícil porque apenas podía conducir una motocicleta sin caerse en el intento, la dueña del lugar era una mujer de avanzada edad muy amable que lo contrató debido a su complicada situación. 

— Minnie querido necesito que hagas una entrega en Daiso — habló la mujer colocando la caja sobre el mesón — perdona cariño, sé que es casi medianoche pero es un pedido de último minuto.

— No se preocupe señora Han, me siento con suficiente energía para hacerlo — mostró una gran sonrisa amable.

— Te lo compensaré con un delicioso platillo en cuanto regreses, ten cuidado y no olvides entregar la factura — 

Era impresionante la capacidad de adaptación y aprendizaje que había tenido Jimin en tan poco tiempo, hace unos meses apenas podía hablar sin titubear cuando se encontraba con desconocidos pero ahora era diferente, se sentía diferente. 

Todos los lugareños amaban al joven padre que trabajaba arduamente por su familia, aunque tambien habían personas que lo criticaban y rechazaban. Sabiendo todo eso Jimin no se daba por vencido y seguía siendo el pequeño adolescente jovial capaz de ayudar a todo el mundo. 

¡Regresé! — Jimin gritó en cuanto llegó a su ahora hogar después de una larga jornada laboral — La señora Han me ha obsequiado pollo agridulce y unas rosquillas — Retiró su casco y guantes dejando la comida sobre la mesa.

Al fin llegas hijo, estaba preocupada — Salió la mujer de la cocina limpiando sus manos en su mandil — Iseul no ha estado de buen humor y debe ser porque está hambrienta — Se acercó al menor y acarició su mejilla — Te ves cansado, ve a la cama y trata de dormir un poco — Jimin se inclinó ante el toque suave y maternal.

Estoy bien, mamá. Me sentiré mejor si veo a Iseul, gracias por cuidar de ella — 

El menor había llegado a sentir afecto y cariño por la familia de su novia, todos eran amables con él, lo cuidaban y le habían brindado techo y comida en su momento más difícil, era algo con lo que siempre estaría en deuda.

Ve a verla, papá llegará en una hora y querrá comer en familia — dio un par de suaves palmadas en la mejilla del menor.

Con un asentimiento Jimin se separó y corrió hacia la habitación que compartía con la pelinegra. Al ingresar se encontró con su novia completamente molesta, sentada en el rincón que había estado la mañana antes de partir a trabajar.

Cariño...he traído unas rosquillas — su tono de voz amable casi hizo vomitar a la pelinegra.

No las quiero — el menor suspiró decepcionado.

¿No has salido? — se sentó junto a la pelinegra y trató de tomar su mano, pero de nuevo fue rechazado — Recuerda que el doctor recomendó salir y caminar un poco.

¿Para qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Quieres que salga de aquí y todos me juzguen por mi embarazo? — sonrió sin gracia — Prefiero quedarme aquí —

Perdón — fue comprensible, era su culpa que Iseul estuviera triste — Al menos ven a comer, la señora Han me ha obsequiado pollo agridulce, sé que es tu favorito 

No lo quiero — se levantó de su lugar y caminó por la pequeña habitación — Incluso esa vieja sabe lo miserable que somos, siente lástima por nosotros y la pobreza en la que vivimos — de nuevo estaban discutiendo.

La señora Han es amable, no es lástima, lo gané con mi esfuerzo — agachó la mirada, no podía verla a los ojos — Hago lo que puedo... — murmuró bajito.

No es suficiente, no haces nada para sacarme de este lugar. Jimin, estoy harta de vivir encerrada aquí, no salir con mis amigas, no tener dinero para nada — comenzó a levantar la voz — ¡Odio este lugar! ¡Odio a este mocoso! ¡Te odio por hacerme esto! — lanzó el paquete de rosquillas a la cara de Jimin — ¡Largo! ¡No quiero verte! —

Esa noche al igual que las demás Jimin se retiró y alejó de su esposa con lágrimas en sus ojos. En cuanto su suegra lo vió en ese estado quiso ir y hablar con Iseul pero Jimin lo detuvo antes de que todo terminara en una discusión que podría poner en peligro al bebé.

Shh, no llores hijo — trató de calmar al menor que lloraba en sus brazos — Solo está cansada...es el embarazo —

O eso quería creer, la mujer aun no le había dicho lo que su hija había intentado hacer a escondidas. Esperaba que todo mejore con el nacimiento del pequeño Kook.


Continuará...

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2022 ⏰

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Sentimiento Prohibido - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora