Capitulo# 3 Nueva compañera.

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¿Ahora que hago? -me decía a mi mismo mientras las observaba de lejos, estaban sentadas al frente de las escaleras de mi puerta principal, Carol sostenía una caja entre sus patas mientras que su madre hablaba junto a ella. Solo quiero tener una noche tranquila -me decía a mi mismo- seguí caminando hasta hacerme presente ante ellas. Carol al verme llegar se levanta al instante tumbando a su madre hacia un montículo de nieve,  con una sonrisa se acercaba hacia mi con los brazos extendidos.


-¡NO TE ACERQUES!- 


Carol se detuvo al instante al escuchar mi aviso, esta me observaba con tristeza.


-Perdón por eso. Mi espalda aun me duele y solo quiero entrar a descansar- 


-M-Marlo?- dijo confundida-


Solo seguí adelante sin siquiera mirarla, al llegar a mi puerta pude ver como la Delphox surgía de la nieve, esta trato de llamar mi atención pero solo la ignore. Tome mis llaves y me dispuse a abrir la puerta para después cerrarla con seguro. Minutos después ya me había cambiado mi ropa formal por una pijama y así recostarme en mi sofá... aun las podía oír, murmurando y tocando mi puerta varias veces para llamar mi atención, los golpes cada vez se intensificaban más colmando mi paciencia, hasta que lo lograron. Enojado me levante de mi sofá para después irme hacia la puerta, al abrirla las 2 pokemons entraron al instante, al parecer el frio las estaba debilitando.


-Yo nunca dije que pasaran-


Madre e hija me observaban mientras temblaban, sus pelajes se veian apagados y más aun por la Delphox. No recibí respuesta alguna de ellas, cerrando la puerta procedí a que las 2 me siguieran hacia la chimenea para así recobrar el calor de sus cuerpos.


-¡Que bueno se siente el fuego!- dijo la Delphox- muchas gracias por dejarnos pasar Marlo.

-S-si, muchas gracias-

-Pensé que ya se habían ido, ¿Por qué seguían aqui? más bien ¿Por qué están aqui?.

-Bueno, mi niña quiere darte algo- 


Con suma delicadeza la Delphox empujaba a Carol hacia el joven. Su rostro mostraba un semblante tono rojo ante aquella acción hecha por su madre. La pobre se veía muy nerviosa, esta no decía nada, solo abrazaba aquella caja plana mientras observaba al muchacho. Sin recibir respuesta alguna el joven decidió volver hacia su sofá, pero al dar el primer paso la Cinderace reacciono entregándole aquella caja que enseñaba.


-Y-yo solo quería, disculparme por lo que le hice a tu gabardina y... te compre una nueva, dime te gusta?-


Esperando respuesta alguna la Cinderace entrelazaba sus dedos mientras su rubor se alzaba más. Al instante el joven se puso a inspeccionar aquella caja, -¿Florges Secret? que no es una marca de atuendos para hembras?- se cuestionaba así mismo- después de checar el paquete, el joven humano se lo devolvió a Carol. Ante aquel acto la tipo fuego quedo confundida, el regalo que tenia pensado dar fue devuelto a sus patas, esta solo observa como el muchacho se recostaba con cuidado boca abajo en su sofá.


-No lo quiero, yo puedo comprarme otro-

-P-pero lo compre para ti- decía triste-

Flores En el InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora