Conocer

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Jennie Kim era una niña muy tranquila.

Tranquila definía aburrimiento, era hija única, en el lugar donde vivía no había muchos niños y sus padres trabajaban todo el día, su única compañía eran los sirvientes, cocinero,, jardineros y chóferes de la familia Kim, quienes tampoco prestaban mucha atención a la pequeña, puesto que debían hacer sus ocupaciones.

Asi, Jennie pasaba todo el día sola, caminando de aquí para allá en los grandes jardines de su hogar, en su habitación jugando con sus juguetes, o en la cocina robando comida de la alacena.

Aquella mañana de mayo, el sol se posaba en todo su esplendor en el cielo, Jennie estaba acostada en el pasto, mirando las figuras que se formaban con las nubes, no era su actividad favorita, pero no había más que hacer.

De pronto, una voz desconocida llamó su atención, y tuvo que sentarse para poder ver quien la había distraído

- ¿que estas haciendo?

La pelinegra miró a la niña que había robado su atención de las nubes, algo desconcertada, pues nunca antes había visto a aquella.

- ¿Quien eres tu? ¿Que haces en mi casa? - pregunto Jennie con recelo

- Me llamo Lisa, estaba muy aburrida en mi nueva casa, así que vine a ver que había en la casa de al lado - respondió la pequeña con simpleza

- No puedes ir por ahí metiéndote en las casas ajenas

- Perdón

- Me llamo Jennie, y vivo aquí - hablo la mayor estirando su mano como lo hacían los mayores para saludar, y la otra niña no la tomo - ¿Cuantos años tienes Lisa?

- Tengo cuatro - alzó cuatro dedos de su mano izquierda para indicar su edad

- Yo tengo seis - le sonrio, mirándola a los ojos - ¿Te acabas de mudar?

- Sip, mi mami dice que aquí viviremos el resto de nuestras vidas, así que seremos amigas por siempre - hablo la niña con ilusión

- ¿Y quien dice que somos amigas?

- ¿No quieres ser mi amiga? - Cuestiono Lisa con los ojos llorosos

- No me has preguntado si quiero ser tu amiga - le reclamo Jennie

- ¿Quieres ser mi amiga?

- Si, ahora si

Ambas pequeñas sonrieron y empezaron a jugar, entre risas y gritos paso la mañana, hasta que la madre de Lisa, por fin la encontró y aunque la riñio por haber desaparecido así, estaba feliz de que su hija hiciera amigos en este nuevo país.

Aquella mañana de mayo nació su amistad.

Aquella mañana de mayo, esas dos niñas conocerían el llamado "primer amor"

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