Empezar

25 3 0
                                    

Lisa llevaba 2 años viviendo en Corea, tenia 6 años y estaba a punto de comenzar la escuela primaria, en el mismo colegio donde Jennie asistía.

Eran mejores amigas, antes de que Jennie empezará la educación primaria, las niñas pasaban todo el día juntas, mayormente en la casa de la más pequeña, pues era una casa más acogedora, y la madre de Lisa siempre estaba ahí, las cuidaba y entretenía con diferentes actividades, les daba de comer y paseaba con ellas en los jardines.

Dado que los padres de Jennie pasaban todo el día fuera de su casa, la pelinegra encontró refugio en la casa de la familia de su pequeña amiga.

Cuando Jennie comenzó el colegio no sabía que esperar, pero no quería hacerlo, no si eso significaba estar lejos de su mejor amiga por muchas horas, y la niña tuvo que acostumbrarse a una nueva rutina, donde la madre de Lisa ya no cuidaba de ella prácticamente todo el día.

La pequeña Kim se iba a las ocho de la mañana, para regresar hasta las tres de la tarde, después tenia que hacer tareas y ahora si por fin podía ir a jugar con Lisa, su querida Lisa.

Jennie estaba muy emocionada de que su mejor amiga fuera a su colegio, quería enseñarle todos sus lugares favoritos y volver a pasar todo el día juntas.

- ¡Vamos Lisa, hoy es tu primer día! - dijo la mayor con emoción, y tomando a la niña de la mano para entrar juntas al colegio

Lisa tomó la mano de la pelinegra y ambas pasaron juntas la puerta, bajo la mirada de la señora Manoban, a quien se le escapo una lágrima, al ver que su pequeña estaba creciendo.

Las niñas se veían adorables, caminando con sus pesadas mochilas y en sus elegantes uniformes de la mano, Jennie sabía exactamente donde sería el aula de su amiga puesto que ella misma había estado ahí el año pasado.

- Vas a ver que te va a gustar mucho, la profesora es muy amable - hablaba Jennie sobre su experiencia en su último año escolar.

Ambas llegaron al aula de primer año, había unos cuantos niños ahí, todos callados pues al ser su primer día de clases todos eran muy tímidos.

Jennie, aun tomada de la mano de su amiga, la guió hasta una de las bancas de en medio, ya que según ella era el mejor lugar para aprender y jugar al mismo tiempo.

- Este era mi lugar, pero puedes sentarte aquí este año - Sonrio la mayor y dejo que la menor tomara asiento

- Jennie, siéntate a mi lado - Pidió la castaña

La mayor tomó asiento al lado de su amiga.

Jennie sabía que en unos minutos sonaría la campana y tendría que irse a su nueva aula, pero no quería separarse de Lisa tan pronto, además ella sabía que tenía miedo y era una razón más para no dejarla solita.

La campana sonó, y Jennie se levanto para irse, pero Lisa la tomó de la mano, impidiendo que se fuera.

- ¿A donde vas? - pregunto Lisa con cara de miedo, no quería quedarse sola con sus nuevos compañeros

- Tengo que ir a mi salón Lili - le dijo la mayor, pensando que era obvio lo que hacía

- Pensé que te quedarías conmigo- hizo un puchero y sus ojos se empezaron a llenar de lagrimas

- Estaremos juntas en el receso Lili, por ahora tengo que irme

- Yo quiero que te quedes conmigo - protesto la menor

- Pero no puedo Lisa - la mayor se sintió mal, pues también quería quedarse con ella - Pero cuando suene la campana estaré esperándote aquí afuera de tu salón

- ¿Lo prometes? - pregunto la pequeña alzando su dedo meñique para que Jennie lo entrelazara con el de ella

- Lo prometo, jamás te dejaré sola.

Jennie se fue a su aula, y tal como lo prometió, regreso poco antes de que sonará la campana, y espero afuera del aula pacientemente por su mejor amiga.

La mayor tenia más amigos en su colegio, pero nadie nunca podrá reemplazar a Lisa.

Desde ese día, ambas comían el almuerzo juntas, y todas las mañanas Jennie se encargaba de dejar a Lisa en su aula a tiempo, no le importaba llegar tarde a su clase con tal de asegurarse que su mejor amiga estuviera bien.

Los años comenzaron a pasar, y Jen jamás dejó de esperar por su amiga fuera del aula.

Vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora