Capítulo 5

488 51 2
                                    

-¡Chicos! Les tengo una noticia!-llegó Riko a dónde estaba la mayoría del equipo reunido, en medio de un pasillo.

Detrás de ella, venía un agitado Kōki-Riko-san, por favor, sé más discreta-rogó, señalando con la mirada la atención que acaparaban de parte de los demás estudiantes.

La chica realizó una pequeña mueca con sus labios, miró cuidadosamente a los lados, y les ordenó con una seña de mano que la siguieran hasta un lugar más apartado, fuera de la vista de todos. Por fin habló.

-A que no saben que pasó-sonrió emocionada.

-«Yo si lo sé»-pensó la sombra con el rostro en blanco.

-¿Pues que pasó?-indagó Hyuga.

-¡Alguien dejó una tarjeta y un ramo de rosas en la taquilla de Furihata!-chilló, sumamente emocionada.

-¡¿Enserio?!-exclamó Koganei, a lo que Riko asintió efusivamente.

-Pero es anónimo...-mencionó Furihata.

-A juzgar por el contenido, parece ser de un chico-dijo pícara Riko.

-¿Por qué piensas eso, Riko-san?-preguntó algo nervioso el castaño protagonista de todo ese asunto.

-¡Pero si es más que obvio! Solo escuchen lo que dice la nota.

-«Algo me dice que no quiero oír lo que dice esa endemoniada nota»-su mente iba a mil por hora, tratando de maquinar una excusa para poder irse de allí.

-"Eres definitivamente el peor que he visto jugando al básquetball, eres demasiado débil en todo sentido, eres terrible, para ser completamente sincero deberías dejarlo. A pesar de todo eso, no puedo esperar a tenerte entre mis brazos, pues tu torpeza ha cautivado mi corazón". Por Kami, ¡Es claro! Esto lo envió un chico.

-Coincido con Riko, sin duda es de un chico, un caballero, se nota que es todo un "Romeo"-comentó Izuki, siendo algo irónico en la parte de Romeo-Oh, eso rima-anotando en una libreta, de quién sabe dónde sacó, la reciente 'rima'.

-La parte que más lo confirma es en dónde dice "sincero"-dijo Tsuchida.

-¿De quién podrá ser?-preguntó Kōki al aire, y al instante todos arrojaban sus teorías.

Siguieron debatiendo un rato más, pero mientras tanto Kuroko...

Si se hubiera tratado de cualquier otra situación, Tetsuya habría pensado que Akashi no servía para escribir cartas de amor, pero ahora...

-«Aunque no sea la mejor carta de amor, desearía que haya sido para mí»-diablos, enserio quería llorar, pero se contuvo. Se contiene porque sabe que es lo mejor, porque Akashi no le corresponde y él lo respeta, porque al sociópata le gusta el torpe pero lindo Furihata-«Que envidia...»

Esa frase se había convertido en un pensamiento frecuente para la sombra.

Para fortuna del peliceleste, Kagami habló.

-¡Tch! Tonterías-soltó bruscamente-quien sea que haya escrito esa cosa, es todo un ridículo-sentenció.

-«Si Akashi te escuchara»-se animó un poco el ojiceleste.

Nadie tuvo tiempo de refutar lo dicho por el tigre ya que justo sonó la campana y cada uno tuvo que ir a su respectivo salón de clases.

Después de la escuela, Kuroko se dispuso a ir a su hogar, ese día no tenían práctica, les tocaba descansar.

De camino a su casa, pasó por unas golosinas para perro, destinadas al estómago del pequeño pero glotón de Nigou, que iba en su bolso.

No tenía problema alguno con llevarlo a la escuela, después de todo, era callado, y sabía que debía quedarse tranquilo y quieto si deseaba acompañar a su amo. Como un plus, al igual que él, Nigou gozaba también de una no muy fuerte presencia, no tanta como la de la sombra, pero lo suficiente como para pasar desapercibido en un ambiente como el colegio, en dónde todos estaban tan atareados y preocupados con sus deberes que no prestaban atención a nada, contrario a él, que se tomaba el suficiente tiempo para todo, total, los maestros se olvidan hasta de que existe. A pesar de todo, de alguna manera, conseguía aprobar como un alumno regular.

-«Akashi...»-de la nada pensó mientras le daba a su perro las golosinas que le había comprado-«Es tan difícil hacerlo contigo... Con los demás fue mucho más fácil, tal vez podría decir que costó más con Aomine, pero al final no fue tan complicado como contigo, y lo odio, porque esto duele como la mierda».

Comenzó a recordar con el ceño algo fruncido-para evitar llorar-su tiempo en teiko, de nuevo. Ahora también se preguntaba cuántas veces había pensado en sus memorias de la preparatoria últimamente.

A su mente vino Ogiwara, por Kami, él tenía razón, esto dolía peor que el infierno. Él si que había sido un verdadero amigo, su mejor amigo.
A pesar de que el castaño se había enamorado del peliceleste, aún después de haber sido rechazado, no se fue de su lado, siempre estuvo para él, hasta que ya no pudo, hasta que quedó destruido por su propio equipo, por la generación milagrosa.

Él le aconsejó cómo ningún otro, le dijo y advirtió que, si alguna vez pasaba por lo mismo, que no se deprimiera e intentará seguir adelante, que si esa persona en verdad era valiosa, no se alejara, sino que siguiera apoyándola, porque eso era amar, y tenía razón.

Le debía tanto a ese chico... ¿Por qué su corazón no pudo enamorarse de él, o de alguien parecido? Se regañó mentalmente. De todas las personas posibles, el tenía que elegir a un sociópata, ¿Por qué demonios su corazón funcionaba así?

Por eso y más se había alegrado tanto cuando lo vio alentándolo durante el campeonato, el seguía allí, siempre estuvo allí.

-Si no se puede, pues, ya llegará, no hay porque vivir lamentándose. El amor es caprichoso, y debemos vivir con ello si queremos amar. Solo queda seguir al lado de la persona que amamos, porque eso es amar, Kuroko.

Recordó sus palabras, y, como si fueran gotas rejuvenecedoras, el sentimiento de tristeza se fue, siendo reemplazado por uno de nostalgia.

Una sonrisa se dibujó suavemente en sus labios.

-Tienes razón, Ogiwara, el amor es caprichoso-bajo un poco el ritmo en sus pisadas-Y otra vez, tenías razón, eso es amar-sonrió aún más que antes y retornó al ritmo anterior en su caminar.

Ya estaba a una cuadra de llegar a su morada, cuando, de repente, su celular sonó con un nuevo mensaje. Era Momoi.

-¡Hola, Tetsu-kun!
Quería avisarte que le di a Akashi-kun tu dirección.
¡Suerte!
;)

-Pero Momoi...-la sombra había entrado en pánico, y casi le da un paro cardíaco al darse cuenta de que el emperador se encontraba nada más ni nada menos, ¡Que en la entrada de su casa!

-Hasta que llegas, Tetsuya.

-«Es definitivo, Kami me odia»-se lamentó la pobre sombra.

Solo ShipéalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora