Muchas preguntas y pocas respuestas

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- ¡¡Sal de aquí!! - Vocifero a pleno pulmón mientras le lanzo una mirada matadora, de las mías.

Él ni se inmuta, con actitud arrogante, como pedro por su casa, entra a grandes zancadas y me levanta agarrándome de los antebrazos empujándome hacia la pared que separa las mesitas donde dormimos.

- Hazme caso, no me hagas preguntas. No rechistes a mis órdenes, y no te pasará nada malo. - Suelta con tranquilidad y autoridad como si de una niñita indefensa me tratara.

Su escrutinio ante mi aspecto me hace sentir inmóvil, no logro reaccionar ante sus ojos abrasadores, a la vez son impasibles, sin mostrarse en ellos emoción alguna.

- Niñita, ¿Hace falta que te dé un azote para que reacciones? - Se pavonea a la vez que su mano derecha me sujeta de la barbilla inclinandome así la cabeza hacia arriba y con su izquierda comienza a acariciar con sus largos y finos dedos des de mi rodilla hacia arriba.

Electricidad recorre todos los poros de mi piel, provocando en mí un respingo que me hace empujarlo como si del mismísimo demonio se tratase para terminar a dos metros de mí.

- Ni se te ocurra volver a ponerme tus sucias manos encima, eso lo primero.
Lo segundo, tú no eres nadie para darme órdenes, y menos cuando te atreves a invadir la privacidad ajena, no me extraña que no tengas ni modales, no me esperaba menos de tí. Y ahora, sal ahora mismo de MI habitación. - Digo con toda la frialdad del mundo, tranquilidad y atrevimiento que soy capaz de reunir ante tal situación.

Parece ser que mis palabras le entran por un oído y le salen por el culo, ya que separa nuestra distancia, me sujeta con sus delicadas manos de la cadera y me alza para colocarme sobre su hombro derecho como saco de patatas.

Joder, el enclenque parece Hulk, eso hay que admitirlo. Bueno, a él no. Sssh.

- ¡¿Tú estás mal de la cabeza?!  Eres un...- Y empiezo a soltar miles de improperios por mi boca, me doy cuenta que está corriendo por el aparcamiento 1 minuto después.

En estos momentos me siento controlada, sin vida, no soporto que me hagan sentir de esta forma, parece un puto secuestro y nadie en todo el camino se ha dignado a decir absolutamente nada, solo mirar y agachar la cabeza como si Chico Misterioso fuese el manda más y se deba respetar hasta el punto de que trate como lo está haciendo conmigo de esta forma.

Para cuando abro los ojos tras pellizcarme la cara hasta el punto de dejarme marcas intentando despertarme de esta pesadilla, me doy cuenta que estoy en el asiento de copiloto de un coche, ¿Marca? Ni idea, cómo os decía, en mi mente deambula la idea de que esto era un sueño...

A mí la lado conduce Chico Misterioso con la mirada al frente y sin mostrar un solo ápice de preocupación, por más que el coche vaya a una velocidad ultra rápida, y sus manos se noten en tensión, en su cara no deja mostrar absolutamente NADA.

- Mira, no entiendo nada. Pero te aseguro que tras esto no saldrás vivo, ya he pasado por un secuestro antes y... - Sí, en este momento siento que necesito dejarle claro que ya he sido secuestrada.

Nada me ha hecho querer volver a hablar sobre tal horroroso suceso que sufrí justo un año antes de la desaparición de mi madre, pero esta situación requiere que le deje claro que no soy moco de pavo.

- ¡¿Fuiste tú?! - Se gira, su cara se transforma en un poema ante mi confesión, un poema de confusión y sorpresa, la mía también, ya que... ¿De donde sale ese "¿¡Fuiste tú?!"

Ante tal situación, mi mente se queda en blanco, los recuerdos me limitan el hacer o simplemente decir algo, por las noches me abordan y en mis sueños me carcomen, me devastan.

Hace años los tenía muy presentes, gracias a la ayuda de terapeutas, apoyo de mis pocos amigos y experiencias que debía realizar para mí "paz" mental logré ir avanzando, actualmente esos recuerdos los sueño 2-3 veces por semana, no más.

Cuando abro los ojos tras las imágenes más aberrantes y no tristes de mi vida (pues el fallecimiento de mi madre fue peor) me doy cuenta que Chico Misterioso a frenado y esta llamando como descosido a alguien que no le coge la llamada, pues no deja de llamarle.

- ¿Por qué has dicho fuiste tú?

- Calla niña, no me vuelvas a hacer repetirte las órdenes. - Me dice con ese tono de voz cargado de arrogancia tan suyo, como si fuese el manda más y yo una marioneta a la que controlar.
Su voz es rasposa y ronca, y no admite replica, cosa que a mí me suda un huevo.

- No, éxijo una explicación. - Digo mirándole a los ojos fijamente, desafiante.

Él me mira, me desafía a su vez, haciéndome entender que no me lo va a decir.

Y decido actuar.

Me coloco a horcajadas sobre él, el cual está sentado en su asiento.

Bajo con la palanca su sillón.

Y decido seducirlo.

Jugar con fuego.

Por mucho odio que le tenga, necesito entender que es lo que sucede.

¿Por qué Elena ha desaparecido?

¿Por qué se presenta Chico Misterioso en mi habitación y me está llevando Dios sabe donde?

¿Por qué siempre está él?

¿Que esconde este sitio?

¿Por qué ha dicho "¡¿Fuiste tú?!"

Y así también, me preguntó mientras escondo mi cabeza en su cuello y le lamo hasta su oreja...

¿Que clase de química hay entre nosotros?

¿Mero deseo sexual?

¿Yo? ¿Siendo aún virgen, excepto por el hecho de ser violada, quien jamás se ha atrevido a follar por esa razón?

¿O hay más que ello tras nuestra alma?

¿O tras la mía tan solo?

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2022 ⏰

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