Luego de tal encontronazo en la primera cena, sTaXx dejo de verse por los pasillos del Castillo de Tortilla, pasando los días en su recamara prohibiendo el paso a todos y por las noches escapando de las murallas para ir a las orillas solitarias del mar de la ciudad de Tortillaland donde se resguardaban sus dragones acurrucados unos contra otros.
Varias personas darían el mismo testimonio, un pequeño muchacho delgado y bonito hablando hacia tras mortales guivernos que parecían apreciarlo y escucharlo, tanto el caballero norteño como sus dragones tenían el mal presentimiento en especial de Aerys quien montando a Caraxes podría traspasar el muro y llegar a los confines de Karmaland, masacrando el reino del norte, Diminutos (aunque fuera el reino más grande). No quería admitirlo, pero en aquellos días en que se encontraban en Tortillaland las voces en sus seños borrosos se hacían más clara y lo asustaban; porque entendía lo que significaban.
Seños de Dragón.
Una amenaza en algún momento vendría del norte, una larga y oscura noche, fría como el norte que arrasaría con todo comandado por la noche y sus monstros que destruirían todo; ❝Cuando llegue el gran invierno, todo Poniente deberá enfrentarse a él. Y para que el mundo sobreviva, alguien debe ocupar el trono. Un rey o una reina tan fuerte como para unir al reino contra el frío y las tinieblas ❞. Se negaba a hablar con sus compañeros o con la gente de la Tortilla, los Karmaladienses lo tomaban de loco hasta que tuvo que demostrar que sus dragones lo seguían y los de Tortillaland, suficiente tenía con que allá sido tan expuesto por el “Hechicero Supremo” escuchaba a la servidrume y el rumor de su verdadero estado de gestación se esparció más rápido de lo esperado.
