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Kyungsoo camina junto a ella de regreso a casa, explicando algo de oferta y demanda mientras Yerim se encuentra perdida mentalmente en la nada. No hay muchas personas transitando en este momento, solo ellos dos, volviendo juntos.

—.... ¿entendiste? 

ella asiente, caminando sin muchos ánimos y tratando de ir lo más lento posible para no llegar pronto a casa. Kyungsoo se da cuenta que desde un inicio estaba siendo ignorado pero quería intentarlo de todas formas. El humor de Yerim siempre se encuentra por los suelos, a veces está muy ida y en otras ocasiones, enojada. Nunca le veía particularmente feliz, aún después de obtener una buena calificación en alguna materia o por salir temprano de clase. 

En el poco tiempo que lleva frecuentando a Yerim pudo darse cuenta (tampoco era un secreto) que no le agradaba la idea de estar en casa, probablemente odiaba a su madre, como alguna vez lo dijo casualmente. Y con respecto a la realidad de Kyungsoo tampoco se distaba mucho; sentía la casa como una cárcel y veía a sus padres como personas desconocidas que solo se encargaban de puntualizar lo que estaba correcto o no hacer y era incorrecto estar pensando tanto tiempo en una chica. 

— Nada de novias, ¿lo recuerdas? Hasta que termines la secundaria, no quiero que te conviertas en padre a temprana edad.

Kyungsoo se limitaba a contestar algo, solo comía en silencio (ya que solo se platicaba con sus padres durante los almuerzos o cenas) y si pedían que responda algo, lo hacía. Su madre era un tanto diferente, a veces irrumpía en su habitación para llevarle algo de fruta o ver qué estaba haciendo. 

Las personas a su alrededor eran distantes, llenas de vacuidad y casi parecían despreciar una muestra de afecto. Incluso Yerim parecía distante con él. 

Al siguiente día, Yerim llega diez minutos después de él, sosteniendo un café en manos y con el cabello suelto. —¿Te gustan los dulces?

Le toma por sorpresa la pregunta, mira el semblante de su compañera de asiento para descubrir si es una pregunta sincera o solamente está bromando (algo que con certeza, nunca hace) pero ella solo lo mira aguardando por una respuesta.

Cuando Kyungsoo asiente, Yerim se dispone a dejar su café sobre la carpeta y buscar en su mochila. El cabello le cae sobre la cara así que se los coloca tras las orejas y eso remece el corazón del otro chico quien aparta la vista visiblemente avergonzado. Yerim finalmente retira su brazo de la mochila y a la vista salta un cake pop con chispas.

 Ella agita el dulce frente suyo, — Es para ti.

— Gracias. —responde intentando no lucir sorprendido, mira el dulce y lo toma después de segundos. En su mente solo señalando el hecho de que ella trajo algo para él.

— De nada. Tuve cita para sacar mi pasaporte antes de venir aquí y de regreso pasé por un Starbucks, vi ese cake pop y creí que quizás te gustaría. ¿Te gusta, cierto?

Él asiente repetidas veces, sonriendo. —No lo comía hace mucho. Gracias por eso, Yerim.

Ella se encoge de hombros—Es mi retribución por lo que estás haciendo por mi. Me explicas aunque no te lo pido, eres el único que se ríe de mis maldiciones y no eres molesto. Probablemente el mejor compañero de asiento que he tenido.

Kyungsoo se siente conmovido por las palabras, intenta dejar de sonreír tanto para no atemorizarla y el profesor llega pronto al salón para comenzar la clase pero la tarea la resulta difícil.

°°°

En la clase de química, la mayoría de estudiantes se encuentran durmiendo sobre su carpeta y el sueño contagia pronto a Yerim quien bosteza continuamente.

SOMEONEーD. KYUNGSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora