5. "Déjame dormir en tu auto"

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(Nota: Wattpad me cambia las rayas por guiones, sorry :c)

—No lucías tan contento allá adentro.
Isaac manejaba el auto con el rostro perdido.

—Es incómodo estar rodeado de tanta gente.

—Así es el mundo. —comenté con obviedad. —Lleno de personas.

El no respondió, solo esbozó una pequeña sonrisa ladeada y soltó un poco el nudo de su corbata.

—No era necesario que te ofrecieras a llevarme.

—¿Me hablarías el lunes sabiendo que te dejé abandonada en medio de la carretera con un taxista de poco fiar?

Escuchando su versión de los hechos, no sonaba tan esperanzador para mí. Él tenía razón, aunque de todas formas no pensaba hablarle.

La euforia de la fiesta se incrementaba con el pasar de las horas, tomando un ritmo muy pesado para alguien como yo, que prefería dormir a las diez de la noche y despertar con las horas de sueño necesarias.

Amanda había llamado un taxi de una empresa que ofrecía un servicio seguro, o eso creí. El auto llegó al lugar media hora después, disculpándose con la excusa de que el lugar era muy alejado de la ciudad. Tenía un punto, pero no era suficientemente convincente.

De todas maneras, no tenía más opciones. O me iba en ese taxi, o dormía en medio de los presentes con la música reventándome los tímpanos.

Y aquí me ven. Rescatada por Isaac Anthonyson, después de encontrar mi taxi estacionado en medio del camino con un neumático parchado en medio de la noche.

—Vale, tienes razón. —acepté. —Tuve suerte de que te hayas ido a la misma hora que yo.

—Quería irme antes, pero Carl insistió en que me quedara.

-Ya veo. -respondí, y volvimos a guardar silencio.

Cerré mis ojos por inercia cuando mi espalda se relajó en el suave espaldar del asiento. Estaba agotada y cualquier lugar parecía ser el indicado para dormir.

Me desperté de golpe cuando sentí que mis pies tocaron el suelo. Observé todo a mi alrededor con dificultad; estábamos afuera de mi departamento. Isaac intentaba abrir la puerta con una mano, mientras la otra me sostenía para que no cayera.

Lucía tan concentrado, con sus lentes cuadrados y su cabello ligeramente despeinado; muy diferente a cuando éramos más chicos. Me encontraba en un estado de consciencia frustrada, que ni siquiera fui capaz de protestar por encontrarme cargada entre sus brazos. Solo quería sentir la suavidad de mi cama.

-Graciasss, Taylor. -Le dije entre bostezos, mientras me recostaba en la cama y me quitaba los tacones de los pies.

—Ya duérmete, Amelie. —Habló, un tanto serio. -Es tarde.

Observé cómo se dirigía a uno de los cajones altos de mi cómoda y sacaba de ahí un gran edredón para cubrirme con él. Sentir el frío contacto de la tela era la sensación más relajante del mundo.
No fui capaz de recordar nada más después de eso; salvo el sonido de la puerta cerrarse y la entrada de un silencio sepulcral, muy bien recibido por mi parte.

...

Agradecí el no tener que ir a trabajar al día siguiente. Había dormido muy poco y mis energías estaban por los suelos.
Amanda, con el mismo rostro desastroso que yo, ingresó a mi departamento sin previo aviso.

-Gracias por dejar que me vaya sola, buena amiga. -saludé con cierto sarcasmo.

- Llegaste bien, exagerada. - Se excusó, ganándose una mirada de reproche por mi parte.
-Te odio. -Le dije lanzándole un cojín. -El neumático del taxi se pinchó en plena carretera. ¿Y si el taxista era un asesino o violador?

El rostro de mi amiga empalideció en segundos.

-¿Por qué no llamaste, Ame? ¿Cómo llegaste a casa?

La observé un tanto avergonzada.

-Eran las 3 a.m. y no tenía señal. -respondí. -Por suerte, Isaac me encontró y se ofreció a llevarme. Antes de irnos envió una alerta a no se quienes para que ayuden al señor y su carro.

-Es un alivio que él haya aparecido -Respondió un tanto emocionada; más yo solo pensaba en lo miserable que había estado el día anterior.

Isaac Anthonyson había vuelto a ayudarme y aquello había golpeado terriblemente mi orgullo.

-Amanda, ¡me trasladó alzada en sus brazos hasta dejarme en mi cama! -Recosté mi espalda sobre el sillón con la mirada perdida. Sentía una sequedad tremenda en la garganta. -Pudo haberme despertado, pero no, él prefirió cargarme como una damisela en apuros.

Los recuerdos de la noche anterior se reprodujeron en mi mente como un disco pausado. Isaac sí se había esforzado en despertarme, en cambio yo, somnolienta, le había dicho que no tenía ganas de caminar y que me dejara dormir en su auto. Supuse que no tuvo otra opción que llevarme a la fuerza a mi cuarto.

Le conté a Amanda lo que había recordado.

—No debí dejar que tomaras esa fuente.—habló para sí misma.—Creo que Marco le echó algo.

Genial. Lo peor es que ni siquiera había notado algo raro en el sabor.

—Amanda ¡¿Cómo voy a mirarlo a la cara?!

—Pues, con los ojos ¿No?

Giré en dirección a ella y la observé con la mirada cargada de enojo. No era momento para bromas. Ella se rio y sirvió dos vasos con agua en la isla de la cocina.

-Todo estará bien, tonta -Intentó tranquilizarme, aunque yo sabía por dentro que aquello no tenía ni una sola pizca de verdad.

...

Para el lunes, mi rutina prácticamente se basó en huir. No quería encontrarme con Isaac ni por accidente, mucho menos después de la bochornosa escena que había montado la otra noche. Me tranquilicé al cabo de unas horas cuando escuché decir a alguien que se encontraba de descanso.

Y aunque no planeaba esconderme de él para toda la vida, por momentos pensaba que aquella era la única forma de evitar enfrentarlo.

¡Claro! Cómo si la suerte fuera mi mejor amiga.

Justo cuando pensé que no me encontraría con él, y que finalmente podría regresar a casa y descansar; el joven subió al elevador junto a mí con unos libros en las manos.

Sonreía, mucho más de lo que acostumbraba, lo cual me hacía pensar que la razón de sus nuevos ánimos tenía que ver conmigo. Y claramente era eso, pues en cuanto las puertas de elevador se cerraron, dejo escapar una leve carcajada de su boca.

¡Él se estaba burlando de mí!

El Capítulo de Nuestro Amor © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora