Deyalin Quiere Cambiar

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Capítulo 1
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Terminando un agosto de 1975, en la ciudad de Londres, Deyalin salia de Ealing College of Art.
Su rostro reflejaba haber tenido una mañana fatal, uno de los peores inconvenientes que hubiese podido pasado allí. Aún seguía pensando en los momentos angustiosos de aquel lugar, y muchas emociones hacían que la joven de 21 años se sintiera de mil maneras. Al mirar su entorno sintió un poco calma, el clima fresco y las últimas muestras del verano.

El pequeño momento de paz no hizo que pensara correctamente, la movida ciudad hace que choque con personas a las cuales no pide disculpas y prefiere seguir su camino.

Al llegar a su apartamento suspira, se quita su abrigo y agotada se sienta en su uno de sus muebles, y su gato Nuggie da pequeños brincos al verla, algo excepcional y poco común en los felinos. La joven le habla lo que pueda a su único compañero, es prácticamente su única opción, intenta hacer una conexión fallida con su mascota

¡Hoy tuve un día terrible! - decía Deya con voz exhausta- ¡Rechazó mi trabajo! La sra Anne lo "despreció" No era lo que quería . Los demás me miraban con caras de asombro y confusión. Pero debí aceptarlo, desacredité el trabajo de mis compañeros y llamé patética a Mayer ¿pero qué esperaban de mi? no dejaría pisotear lo que me costó.

Al terminar de hablar, Nuggie sólo le dijo ¡meow! y se acostó en las piernas de la chica, ella lo acarició conformándose con su respuesta y quedaron dormidos hasta cierta parte de la tarde.

Deya despertó, y fue a preparar algo de comer, y con delicadeza se asomó a su ventana, su rostro de Vainilla y ojos color ámbar se reflejaban en los vidrios que abrió y del exterior tuvo curiosidad. Se podía apreciar un entorno tranquilo de las afueras. Al verlo, ella se animó a salir, aunque prefería estar en casa, hoy tomó otra decisión.

En la puerta de su casa:

(Disculpas si no soy una experta dibujando, apenas estoy aprendiendo del arte digital)

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(Disculpas si no soy una experta dibujando, apenas estoy aprendiendo del arte digital)

—¡Hola Deya!  —La saludó Cynthar, una compañera de estudio.

—Ah, ¿Que tal? — Respondió sin mucha emoción.

—Oye, sé que hoy no fue el mejor día para ti, pero si quieres vamos a la Boutique y te compro algo lindo.

—Gracias pero no es lo que necesito.

—Ummm... ¡Ya sé! Quieres aquel vinilo que viste el otro día en la vitrina. ¡Anímate! Te gusta y lo quieres, además si o si tienes buen dinero ¡No seas tacaña! O yo te lo compro.

—Créeme, ahora no quiero nada de eso.

—Pero te veo aburrida.

—Sigue tu camino,yo iré a otra parte.  —Respondió desalentada.

—¡No seas así! y vamos juntas —Mientras la jala de la mano.

—Ya te dije que no, no quiero ir .

—Pero...

—¡No! ¡No Me place hacerlo!

—Entonces...

— ¡No me obligues! . Deya se zafó bruscamente de la mano de Cynthar, mientras contestaba malhumorada.

—Que grosera eres, ¿Entonces que quieres?

—¡Que me dejes en paz! Me tienes harta con tu insistencia! Quiero estar sola así que adiós.

—Desagradecida, sólo quería ayudarte. ¡Nadie te soporta y por eso no le agradas a nadie!
—Gritó Cynthar mientras Deya se marchaba.

Calma, clima fresco y tranquilo, las hojas tomaban colores rojizos que el viento llevaba al suelo. Deya caminó varias calles, cruzó por trafalgar.
Cuando vió la perfumería "Cabot"
Vitrinas, frascos, flores, frutas y temporadas.

—Buenas tardes dama ¿Buscas alguna loción en especial?

—Sólo miraba pero... ¿Podrías recomendar algo para mí?

—¡Claro! ¿Qué te parecen estos? —Señalando unos de color amarillo— Se acaban al igual que el verano.

—Jumm...no gracias.

—¡Oh! Entonces mira éste. Pronto llegará el otoño. La idea de los creadores era tener un recuerdo de su hija quien los inspiró.

—Ah, tiene un olor muy agradable, como de ese ambiente. Lo llevaré.

Pagó y se aplicó bastante.

Llegó a un mirador del puente. Habían varias personas en el lugar, todas sonrientes en compañía. Alguien la miraba, como atraído con su fragancia y ese cabello que brillaba suelto en el atardecer. Ella comenzó en su mente a recordar su vida, su ñiñez, las exigencias, su rebeldía, sus actitudes, lo que ha hecho bien y mal. Sabía entonces que debía cambiar actitudes "detestables" y poco agradables para los demás, y en verdad estaba sola, y sus pocas amistades no la "entendían" .
Por su mente pasaba todo lo arrogante, iracunda y orgullosa que era y sus mínimos esfuerzos no lograban "cambiar" su forma de ser.

"Oh, Anthony" llegó a pensar

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"Oh, Anthony" llegó a pensar. El momento de frustración ocasionado, hizo que de sus ojos brotaran algunas lágrimas, inusualmente y abrazó el empaque del perfume.

Al caer la noche, cuando las luces se encendieron de los faroles. Deya volvió a su apartamento.

Volvía a admitir todo...De nuevo. Quisiera rendirse y dejarse caer, necesita un poco de simpatía, una o varias formas de solucionar su problema, quizá resolverse así misma, alguien que dictamine lo que debe de hacer.
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