Capítulo 7

364 20 0
                                    

Aimara



—¿Por qué?

—Porque Maya no está, es mi tiempo libre y voy a ver a un amigo—le explicaba a Santos que estaba como niño caprichoso.

Me reprochaba que me juntaría con Alex, que a él no le caía bien.

¿Y qué culpa tengo yo?

—Mira, Santos —frené—. Si quieres estar conmigo, si de verdad quieres que sigamos con esto, te pido de favor que no me andes haciendo estas ecenitas de celos porque no las aguanto, ¿Va?

—¡No son celos!

—¡Lo son! ¡Son justamente eso y no me gusta! ¡Ya viví esto y me prometí no cometer ese error! ¡Estar conmigo implica que me verás con Alex! ¡Hazte la idea que porque a ti no te gusta, no voy a dejar de juntarme con él!

Y luego de eso, pasé por su costado y salí.

Lo que me faltaba.

Alex y yo nos comenzamos a alejar en silencio, quizá, si le hubiera dicho lo que sentía, nada de esto habría pasado.

No me arrepiento de estar con Santos, pero él....no es el amor de mi vida, no es un cuarto de lo que Alex es conmigo.

—¿Segura que no quieres que vuelva? Mira que no tengo problema.

—Ni de chiste, Maya. Tú tienes tu trabajo allí, te está yendo muy bien. Si vuelves por mí, juro que te mato.

—Aimara...

—De verdad estoy bien.

Y lo estaba. Hasta ese día, lo estaba. Luego....luego todo cambió.

Y hoy lo sé. Lo sé porque ya es demasiado tarde. Pero....era una pobre idiota que lentamente se consumía en su puta desgracia.

Él estaba apagándome de a poco y yo lo sabía, y no hice nada. No hice nada porque perdí la casa. No hice nada porque Maya no estaría toda la vida para dar la cara por mí. No hice nada porque no quería preocuparlos. No hice nada porque no quería herirlos. Y al final....

Al final acabé siendo yo la herida.

Eternamente tuya ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora